La controvertida y polémica vida de Rafael Gómez Arribas, el capitalista que da el "pelotazo" con el aeropuerto de Ciudad Real

Rafael Gómez Arribas, el futuro dueño del aeropuerto de Ciudad Real- solo a falta del pago de los 55 millones de euros que le debe derivar el Gobierno Balear, tal y como ya ha ordenado el juez que lleva el concurso -ha dedicado toda su vida a los negocios del ladrillo, que le han reportado una buena fortuna, así como numerosas deudas y demandas. Hoy contamos una vida repleta de especulaciones inmobiliarias y de problemas con la Justicia de uno de los empresarios que más dinero debe a Hacienda hoy en día.

El juez Carmelo Ordoñez, a cargo del juzgado mercantil de Ciudad Real, ha autorizado la firma de la escritura de compraventa del aeropuerto de Ciudad Real, que se formalizará a partir del 25 de septiembre a nombre de la entidad del magnate Rafael Gómez Arribas, CRIA (Ciudad Real International Airport), que administra junto a otros dos empresarios, Pedro Escudero (antiguo director del Banco Espírito Santo) y Martín Gómez (director general de IGC Ingenieros).

Rafael llevaba un tiempo intentando hacerse con la adjudicación del aeropuerto manchego, pero no ha realizado la compra hasta el momento, por no poder hacerse cargo de sus compromisos financieros y no abonar los 58 millones de euros que tenía que pagar para completar la compra. Una decisión cargada de polémica y que ha tardado en llevarse a cabo varios años. El Tribunal Superior de Justicia de Baleares condenó al Gobierno de ésta Comunidad Autónoma a pagar más de 80 millones de euros a dos sociedades propietarias de Punta Pedrea, una de las cuales es Punta de Ibiza, perteneciente a Gómez Arribas. Tras el visto bueno del juez, CRIA abonará la cantidad necesaria para hacerse con el aeropuerto (54,5 millones) con el dinero que recibirá como indemnización.

De esta manera, el nuevo dueño del aeropuerto de Ciudad Real cree que el aeródromo podría abrir al tráfico entre enero y febrero de 2019.

De funcionario a dirigir un imperio inmobiliario

Rafael Gómez Arribas no siempre estuvo ligado al mundo de los negocios. El empresario cuenta con una larga trayectoria como ingeniero aeronáutico, título que le sirvió para trabajar durante 22 años en la aerolínea Iberia. Además, Rafael es abogado e tuvo un pasado como funcionario del Estado. Tal y como se observa en el BOE del 6 de abril del año 1973, aparece como miembro de un tribunal de oposiciones para calificar las reválidas de los estudios de Coordinador de datos y Operador en el Instituto de Informática. 

Dos años antes, se casó con la que sería, además de su compañera sentimental, la persona con la que emprendería sus negocios y desarrollaría el imperio urbanístico, María Francisca López-Brea Espeso. María Francisca pertenece a una familia pudiente, estrechamente ligada al mercado inmobiliario. Los López-Brea poseen un emporio de entidades mercantiles, teniendo a la cabeza la empresa López-Brea Servicios inmobiliarios, de la que participan o han participado la mayor parte de los miembros de la familia. Se trata de una compañía que trabaja “con inmuebles de calidad y zonas exclusivas de Madrid”.

Se casaron el 4 de febrero de 1971, un enlace que tuvo lugar en la iglesia parroquial de Santa Rita y posterior banquete en el restaurante José Luis de Illescas (Toledo). María Francisca, como ya hemos comentado, también está metida de lleno en el mercado inmobiliario, tanto en las empresas de su familia como en las de su marido, habiendo llegado a dirigir algunas de sus múltiples firmas, como Realizaciones de Piso Tienda, entre otras.

Una deuda de 13 millones

El compendio de empresas del magnate inmobiliario asciende actualmente a casi una treintena de sociedades, la mayoría dedicadas a la construcción y con sede social en Serrano 38. Algunas de estas corporaciones le han convertido en uno de los mayores morosos que tiene Hacienda en su lista negra, acumulando una deuda de 13 millones de euros. La deuda millonaria con el Fisco viene principalmente de la empresa a su nombre denominada Reformas de Pisos y es superior a la declarada en el año 2017, que rondaba los 9.2 millones de euros. El conglomerado mercantil que ha ido amontonando el que será nuevo dueño del aeropuerto de Ciudad Real tiene su origen muchos años atrás, en la época que precede a la tan conocida crisis inmobiliaria española.

Una de las demandas interpuestas contra Rafael Gómez y su empresa

En esta época, Rafael Gómez ya apuntaba maneras y formaba parte de ese “club del pelotazo urbanístico” que campaba a sus anchas por los terrenos sin explotar y se embolsaba una fortuna por sus negocios. Pero todos actos tienen sus consecuencias y éstas se pueden ver reflejadas en las diversas demandas judiciales que el poderoso empresario ha recibido por sus tejemanejes al mando de las numerosas sociedades que posee y que muchas de ellas ya han desaparecido.

Embargo de la Agencia Tributaria de 1996 con detalle de una de las anotaciones preventivas

De la misma manera, podemos comprobar como el magnate del ladrillo ha ido acumulando deudas a lo largo de su vida empresarial. De entre las ingentes cantidades de dinero que le han reclamado los acreedores, destacan los más de 2 millones de euros que le exigió la AEAT (Agencia Estatal de la Tributación Española) por la hipoteca que pidió Gómez Arribas para su empresa Reforma de Pisos S.A.

Rafael Gómez Arribas ha pasado las últimas décadas construyendo un imperio inmobiliario a base de pelotazos y deudas con la Administración. La próxima semana quiere poner la guinda a su pastel empresarial adquiriendo el aeropuerto de Ciudad Real que se encuentra en concurso de acreedores.