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Dos personas posan frente a varias banderas mientras sostienen un libro.
COLUMNAS

La luna impresa en las pupilas

Columna de opinión por Pilar Redondo

Su escritura se pasea por las cuatro fases lunares. En el ojal de cada palabra prendidas van la belleza y la sensibilidad, con sólo escribirlas las dota de unas características especiales. En cada verso despunta el fecundo impacto entre la contemporaneidad y el clasicismo. En cada sílaba se congrega la generosa suma de todos los estados de ánimo de las letras. Allí las cicatrices sobreviven a la atronadora música del silencio que numera los susurros lejanos que parecen gritar: prohibido entrar sin la luna impresa en las pupilas.

Esta es la frecuencia cardíaca de la poesía de Rafael Luna García.

"En las manos de la ladera se recuestan,/ como chasquidos de ocaso metálico,/ los pájaros desnudos de la voz de los poetas./ Allí todo sucede sin vuelo,/ fingiendo ser ilusionistas de lo que no existe,/ alentando el silencio podrido de la vida./ ¡Volad!/ (...)./ Hoy,/ que de nuevo llueve en las ramas de la palabra,/ en la memoria del bosque,/ lo único que me salva-mi voz-,/ quiero volver a volar./ (Del poema: La voz de los poetas).

Es imprescindible reforzar y mantener un firme compromiso con las personas que apoyan la cultura, y Rafael lo es. Él le aplica la temperatura exacta a cada fonema, le fija las esencias ya que maneja sus propios códigos, alegato perdurable.

En ocasiones su literatura es autoreferencial, se desdobla traspasando las líneas identitarias. Su voz poética es modulada. Nos toma de la mano y nos introduce en la esencia del poema. Desnuda la luz, nos rapta y nos alza en vuelo. Con contención indaga cada término lingüístico para darle el lugar correcto, nos educan el oído.

En su pluma la palabra adquiere categoría de poesía, construye su territorio literario e irrumpe en su íntima multitud vital. Ella connota una invitación a renacer. 

Él escribe  desde el "yo" y la realidad que nos interpela. Sus poemas son flores carnívoras que se nutren del tiempo indeterminado. Respiran, transpiran. Despliega las velas de cada vocablo que confieren humanidad, que construyen al poeta.    

Este egabrense es Licenciado en Ciencias Religiosas por la Universidad San Dámaso de Madrid. Presidente de ARTE AHORA, etc.

El matiz religioso se deja ver en algunos de sus textos y en títulos de sus libros. Posee algunos premios literarios.

Algunas de sus obras son:

* "La inhabitación  del Espíritu Santo en San Juan de Ávila".

* "El Espíritu Santo en los sermones de San Juan de Ávila.

* "Códice interior".

* "El silencio de la ciudad oculta".

* "Al atardecer de las amapolas".

"Solo sé quién soy/ cuando estoy desnudo ante ti,/ en silencio,/ mi Dios./ Tu luz es la caricia/ que me muestra y me perdona./ Es la mano/ que limpia las lágrimas de mi tiempo,/ la que me sujeta,/ la que no cambia,/ (...)./ Paloma de miel que vibra en mis ruinas." (Del poema: Mi Dios).

En cada página yuxtapone la parte estética y la emocional.

Por cada intersticio del abierto cráter del infinito firmamento se desliza el contorno de la madrugada sobre la ropa recién tendida, que administra perfectamente los silencios desacralizados que dirigen el fulgor germinador y sus múltiples iluminaciones, punteando las heridas que esconde bajo sus alas que son su cárcel.

Su escritura es limpia y directa, crea un mosaico de la vida sin artificio.

La lectura de sus escritos tiene efectos secundarios... Muy beneficiosos.

" SOLO QUEDA un silencio lleno de musgo./ Un otoño que no cesa./ Una apertura llena de pájaros./ Un cronógrafo que nos observa./ SOLO QUEDA una rama de olivo rota./ (...)./ Una colina sin profetas que nos encuentra./ SOLO QUEDA una coraza tiznada de caminos./ (...)./ Una multitud con la esperanza monótona./ Un laberinto oscuro que nos haya./ SOLO QUEDA un mundo boquiabierto/ ante el cual/ el hombre QUEDA SOLO." (Del poema: Solo queda).

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