Mónica García ahora contra la hostelería: más restricciones y menos criterio

La ministra de Sanidad, Mónica García, continúa su cruzada contra la hostelería al afirmar que endurecer la regulación del tabaco en terrazas no afectará ni a la economía ni al sector. Con una visión simplista, insiste en que su propuesta de “espacios libres de humo” es incuestionable, pese a las evidentes consecuencias que esta medida podría tener sobre bares y restaurantes, especialmente tras los duros años de crisis que han enfrentado.

En una entrevista con La Vanguardia, García ha defendido que las terrazas deben estar incluidas en las nuevas restricciones, al igual que universidades, playas y piscinas municipales. Además, ha anunciado nuevas limitaciones en la venta de alcohol, insinuando la necesidad de una mayor regulación en determinados espacios. Una postura intervencionista que, lejos de basarse en un consenso con los sectores afectados, se impone desde el Ministerio sin diálogo ni consideración por el impacto económico.

La ministra tampoco ha desaprovechado la ocasión para atacar la sanidad privada en Madrid, señalando directamente al grupo Quirón como un “sumidero de recursos”, mientras evita hablar de los problemas de gestión en Cataluña, donde los conciertos sanitarios se realizan con entidades sin ánimo de lucro, según ella. Su discurso selectivo vuelve a poner en evidencia su doble rasero: critica la colaboración público-privada en unas comunidades mientras la defiende en otras.

Las políticas de Mónica García parecen moverse entre la prohibición y el adoctrinamiento, sin ofrecer soluciones reales ni atender las preocupaciones de los sectores que afectan. En lugar de establecer un diálogo con los hosteleros y los profesionales sanitarios, la ministra opta por imponer restricciones y cargar contra la sanidad privada en función de sus propios intereses ideológicos.