16 de mayo de 2024
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FIN DE SEMANA

El pasado 29 de octubre Atresplayer estrenó la serie sobre el icono sexual de la Transición con la colaboración de rostros como Juan Luis Galiacho

La vuelta de Nadiuska a TV revive a las otras reinas del destape: De Ágata Lys a Marta Miller o Bárbara Rey

Portadas de la revista 'interviú' con algunas de las musas del destape.
Portadas de la revista 'interviú' con algunas de las musas del destape.
Atresplayer estrenó este pasado 29 de octubre la serie 'El Enigma Nadiuska' sobre el icono erótico de la Transición española. La creación cuenta con la participación de Juan Luis Galiacho, director de elcierredigital.com, así como con José Sacristán, Alaska, La Prohibida, Andrea Duro o Máximo Valverde. El regreso de la actriz a televisión resucita la historia de las otras reinas del destape como Amparo Muñoz, Tita Cervera o Ágata Lys.

Una vida de altibajos, de escándalo y misterios por resolver. El pasado 29 de octubre atresplayer estrenó El enigma Nadiuska, su nueva serie documental original inspirada en la historia de la famosa actriz del destape y sex symbol de los años 70 que desapareció súbitamente de la escena pública.

En el marco del SOUTH International Series Festival, la serie indaga en los motivos que llevaron a la protagonista a escalar hasta la cima social para dejarse caer posteriormente en picado. Este proyecto cuenta con la participación de Juan Luis Galiacho, director de elcierredigital.com, así como con la de nombres del calibre de José Sacristán, Alaska, La Prohibida, Andrea Duro o Máximo Valverde. El regreso a televisión de la que fue un icono sexual de la Transición española resucita a aquella generación de musas que marcaron un antes y un después en el histórico género conocido como el cine del destape.

Mirta Miller y Ágata Lys

Mirta Miller siempre pareció no encajar con el resto de la nómina de estrellas del cine del destape. Con ella siempre se tenía la sensación de que, en realidad, era una chica de la jet set jugando al striptease. Tal vez por eso, cuando interpretó papeles más costumbristas como amas de casa o secretarias no resultaba especialmente creíble. Mirta Jovita Bugni Chatard nació en Buenos Aires en 1948. Y allí, en su Argentina natal, nació también su nombre artístico, Mirta Miller, más adecuado para triunfar. Se mudó a España en 1969 para trabajar como modelo y convertirse en una de las guapas oficiales del cine.

Fue su palmito lo que le abrió las puertas de la gran pantalla. Empezó haciendo pequeños papeles sin acreditar en cintas como El apartamento de la tentación (1970) para conseguir reconocimiento con el éxito comercial Vente a Alemania, Pepe (1971). En la primera mitad de los setenta rodó sobre todo comedias, y lo hizo al lado de prestigiosos actores como Alfredo Landa Paco Martínez-Soria. También intervino en algún film de terror junto a Paul Naschy.

Tras la muerte de Franco llegaron sus desnudos, que pudieron verse en películas como ¡Niñas al salón! Alcalde por elección. También rodó filmes con cineastas de reconocido prestigio como Carlos Saura (Cría Cuervos) o Jaime Chávarri (A un Dios desconocido). Claro que su filme más polémico fue Retrato de familia a las órdenes de Antonio Giménez Rico según la novela Mi idolatrado hijo Sisí, de Miguel Delibes. Esta película le costó una denuncia por parte de la Asociación de Padres de Familia Cristianos por una escena en la que simulaba tener sexo con un menor de edad.

Mirta Miller.

En la vida sentimental de Mirta Miller hubo dos hombres importantes: el empresario farmacéutico francés Bernard Delagrange y el duque de Cádiz, Alfonso de Borbón. Ambas relaciones acabaron de forma trágica. Delagrange falleció en una accidente de tráfico y Mirta pasó por uno de los peores momentos de su vida. Según contaría en sus memorias, su gran apoyo en ese momento fue Ana Belén, con la compartió el rodaje de la serie Fortunata y Jacinta. Cuando Mirta conoció a Alfonso de Borbón y Dampierre a finales de 1979 declararía que éste y sus hijos “eran la viva imagen de la soledad”.

En un principio su relación se mantuvo en secreto, pero paulatinamente ella fue espaciando sus trabajos cinematográficos para acompañar al duque de Cádiz. "No quisimos hacer público nuestro amor. Alfonso era un gran hombre, con unos grandes sentimientos, la gente le tomaba un poco el pelo y no respetaba su señorío", contaría la actriz en una entrevista a José de Santiago para La Razón en 2014. En los noventa y los 2000 todavía se dejó ver en alguna película y serie de televisión como Hermanas, Tío Willy o Los ladrones van a la oficina. Se retiró del cine tras su participación en Blockbuster (2013) junto a Manolo Zarzo

Otra de las actrices que triunfaba en aquella época fue Ágata Lys. Su muerte, muy discreta, tuvo lugar el 12 de noviembre de 2021. Y es que, aunque fue una de las estrellas más populares del cine español a mediados de los ochenta, su fallecimiento no apareció en los medios de comunicación hasta más de un mes después, el 23 de diciembre. 

La noticia sorprendió a todo el mundo, primero, porque aún era joven, tenía 67 años, y segundo, porque llevaba más de diez años retirada del mundo del espectáculo. La actriz había enviado un mensaje un par de días antes de su fallecimiento a un amigo. Un mensaje que, según pudo saber Elcierredigital.com, tenía cierto aire de despedida ya que ella hablaba de testar y de legar algunas cosas a este amigo. Ágata vivía en Benalmádena desde 2007, en una casa que había adquirido muchos años antes y a la que se escapaba siempre que podía. En la localidad malagueña vivió junto al gran amor de su vida, el arquitecto vasco Fernando Soto Zubiaur, diez años menor que ella, al que conoció en Bilbao cuando acudió a la ciudad vasca para representar una obra de teatro.

Nació en Valladolid el 3 de diciembre de 1953 y, siendo una adolescente, acudió al teatro en su ciudad natal y vio un Don Juan Tenorio con Armando Calvo. En ese momento se despertó su vocación, y Margarita, que iba para licenciada en Filosofía y Letras, carrera que empezó, peleó porque la dejaran viajar a Madrid para estudiar Arte Dramático. En la capital, Margarita dio paso a Ágata Lys, una rubicunda hembra de formas definidas que acabaría encumbrada como una Marilyn castellana. Dio sus primeros pasos en el primitivo Un, dos, tres de Chicho Ibáñez Serrador y pronto el cine le abrió sus puertas con papeles secundarios en cintas como Un, dos, tres, dispara otra vez, Ella o Los fríos senderos del crimen.

En 1975 muere Franco y llega el destape. Ágata no fue la primera, pero sí una de las más populares en esos años. De carácter estoico y mentalidad muy castellana, tenía muy claro cómo quería que fueran las cosas y sabía que la popularidad ganada gracias al erotismo sólo tenía que ser una etapa. Sin embargo, esta fama llegó a pesarle como una losa, sobre todo, a raíz del taquillazo de José Antonio de la Loma La nueva Marilyn (1976). Un film sobre las veleidades de una sex-symbol que hizo que su comparación con la rubia americana se convirtiese en un tópico recurrente.

Ágata Lys.

A partir de ahí llegaron papeles en títulos como Sexy, amor y fantasía, Fango, Las camareras o Deseo. En esos años era una habitual de la lista de las actrices más deseadas pero también de las mejor pagadas e, incluso, ocupó los comentarios de la prensa por sus enfrentamientos con otras estrellas. Paul Naschy aseguró que en El huerto del francés (1977) acabó a tortas con María José Cantudo y durante el rodaje de Deseo carnal (1977) se las vio con Marujita Díaz.

Tras diversos papeles en la década de los ochenta, hizo mucho teatro. Especialmente comentada fue su intervención en el megalómano musical La reina de Egipto, un ambicioso proyecto de Moncho Alpuente. También fue reseñado su papel de Porcia en El mercader de Venecia. En cine rodó con directores como Carlos Saura en Taxi o Fernando León de Aranoa en Familia. También trabajó en una producción internacional, El regreso de los mosqueteros con, entre otros, Richard Chamberlain. Tras su intervención en Amar en tiempos revueltos en 2007 se retiró del mundo del espectáculo y se instaló definitivamente en su casa de Benalmádena. No volvió a conceder entrevistas ni a aparecer en actos públicos. Por este motivo, su muerte con tan sólo 67 años sorprendió a todos. 

Del infierno de Amparo Muñoz al mito del 'Pubis de oro'

Nació en Vélez-Málaga (Málaga) en 1953, y fue hija de un obrero y un ama de casa. María Amparo Muñoz Quesada soñaba con ser secretaria, pero el destino de chica de provincias anodina no era su final prefijado. En julio de 1973 fue coronada Miss Costa del Sol, en Marbella, por el Príncipe Alfonso de Hohenlohe en una ceremonia presentada por la periodista María Teresa Campos.

Con la banda de Miss llegó su entrada al mundo del cine, debutando con un pequeño papel en la película Vida conyugal sana, de Roberto Bodegas, junto a José Sacristán y Ana Belén. Después llegaría su segunda película, con la que alcanzó su primer papel de protagonista. Fue a las órdenes de Vicente Aranda en Clara es el precio. El filme supuso todo un éxito y en él, además, conoció a su primer gran amor, Máximo Valverde, el galán más popular de la época. 

Tras romper el contrato con la organización Miss Universo, título que había ganado el año anterior en Manila (Filipinas), por desacuerdos con las obligaciones que se le imponían y el trato que se le dispensaba, en 1975 retomó su carrera cinematográfica en España. En 1976 terminó su historia de amor con Máximo Valverde al conocer al cantautor Patxi Andión. Fue durante el rodaje de la película La otra alcoba, a las órdenes de Eloy de la Iglesia. Una historia llena de erotismo y con el tráfico de niños como trasfondo. Durante el rodaje se enamoraron y, tras apenas dos meses de relación, se casaron en una comentada ceremonia en Navarra, en la que el cantautor se negó a comulgar alegando falta de fe. El matrimonio apenas duró un año.

Amparo Muñoz.

Su siguiente pareja, el productor Elías Querejeta, le abrió la puerta a un cine más serio y artístico, rodando filmes como Mamá cumple cien años (1979), de Carlos Saura, junto a Rafaela Aparicio y Geraldine Chaplin, o Dedicatoria (1980) y La mujer del ministro (1981), de nuevo producida por Eloy de la Iglesia. Esta relación tampoco funcionó y la actriz se fue a México donde se había convertido en una estrella.

En esa época conoció a Flavio Lavarca, un chileno de pasado oscuro vinculado al mundo de las drogas. Con él comenzaron las adicciones. Se llegaron a casar en una boda balinesa, cuya exclusiva vendieron a las revistas del corazón. Pero lo peor llegó en enero de 1990, cuando el diario Ya publicó una falsa noticia: La actriz Amparo Muñoz se está muriendo de SIDA. Fue en una época de desinformación y psicosis social sobre la enfermedad y su contagio.

Pese a ello, durante aquella década Amparo consiguió otros papeles en diversas cintas. Sin embargo, estos años de trabajo y normalidad acabaron pronto al serle diagnosticado un tumor cerebral del que tuvo que ser intervenida dejándole secuelas en la movilidad. Publicó sus memorias en 2006 y volvió otra vez a su Málaga natal. Allí la sorprendió la muerte el 26 de febrero de 2011.

María José Cantudo habría sido otra de no haber protagonizado La Trastienda (1975) de Jordi Grau. No sabemos si mejor o peor, pero desde luego distinta. La Cantudo ya llevaba tiempo abriéndose camino en el mundo del espectáculo. Había llegado a Madrid a principios de los 70 desde su Andújar natal y empezó en las fotonovelas luciendo su palmito de adolescente andaluza. Ella ponía su fotogenia al servicio de las historias de Sautier Casaseca o Corín Tellado.

Y poco a poco llegó al cine. Sobre todo hizo mucho cine de terror, destacando la cinta Autopsia. Y luego ya, la televisión y la fama. Fue Valerio Lazarov quien se la llevó a TVE para formar parte de su escudería de azafatas/presentadoras de Señoras y señores. De ahí saldrían también Norma Duval, Ángela Carrasco o Marcia Bell.

María José Cantudo en 'La Trastienda'.

La Trastienda es historia en el cine porque fue la primera vez, desde que llegara la dictadura en 1936, que se veía un desnudo integral. Apenas dos segundos sirvieron para que la película hiciera una taquilla de 180 millones de pesetas. En la calle se hablaba del 'felpudo de la Cantudo' pero los exhibidores embellecieron el alias popular con otro totalmente veraz: 'el pubis de oro'. A partir de ese momento se desató la fiebre por el destape y Cantudo pasó a ser una de sus exponentes. La actriz, debido a la opresión social de la época, se vio obligada a justificar su participación en el fenómeno e hizo popular la frase "por exigencia del guion", que utilizaba en cada ocasión que lo requería, convirtiéndose en pasto de los humoristas patrios durante años.

Aunque ella no quiere hablar del destape, lo cierto es que su filmografía pertenece en su mayoría al género aunque, haciéndose valer de su estatus de estrella, incluyó números musicales en las películas o exigió cambios de guion. En los años 80 y 90 protagonizó y produjo obras como Doña Mariquita de mi corazón, Ya tenemos chica, Mariquilla Terremoto, Ventolera o El baile. Desde 2004 no se ha vuelto a subir a un escenario a pesar de que, en ocasiones, se ha especulado con su vuelta. Cantudo, que ha sufrido severos problemas de salud, ha sabido invertir bien su dinero y vive con su perrita en el centro de Madrid en un retiro dorado. 

Los años locos de la baronesa Thyssen

Carmen Cervera es hoy una de las mujeres más ricas de Europa y una persona clave en el ámbito cultural y la gestión de patrimonio artístico. En los setenta, sin embargo, su vida era muy diferente y también pasó por el cine del destape. Tita se desnudó en la pantalla grande en dos cintas con vocación internacional en las que apareció acreditada como Tita Barker. Eran Objetivo: Matar (1977) y La guerra de los misiles (1978). 

En la primera compartió créditos con Lee Van Clif y con John Ireland y en la segunda con John Carradine. Años después, Tita contaría que esos años, en los que llegó a alejarse de su madre Carmen Fernández, su gran valedora y a la que no le gustaba el marido de su hija, se vio obligada a desnudarse tanto en el cine como en un antológico número de Interviú porque necesitaba dinero por líos en los que estaba metido su marido Espartaco Santoni.

Tita Cervera para Interviú.

Separada de Santoni en 1978, Carmen Cervera siguió su carrera en el cine de la Transición y era un personaje habitual de las revistas del corazón por sus amores. Eran los años en los que era íntima de Paula PattierLa última aparición de Tita en la gran pantalla, con desnudo incluido, fue en la comedia de Mariano Ozores El primer divorcio (1981). Cuatro años después se casó con Heini Thyssen y el resto ya es una historia conocida por todos. 

La historia de la vedette y de 'Juanito'

Bárbara rey vio en el título de Maja de Murcia en 1967 una oportunidad para llegar a Madrid, la Meca del espectáculo nacional. En la capital fue gogó de locales como Cerebro y se presentaba a todo tipo de concursos de belleza. Empezó a aparecer como extra en películas como La vida sigue igual (1969), a mayor gloria de Julio Iglesias. En 1970 fue Miss Madrid y quedó segunda en Miss España. Cuando la ganadora Fina Román, se casó hubo que buscar a alguien que la sustituyera y ahí estaba Marita, que recibió el título de Miss España 1971 sin que mediara ningún concurso y sería, a la postre el primer escándalo de su vida. 

Tras la muerte de Franco, el cine, la televisión y los kioskos se llenaron poco a poco de mujeres desnudas. Posteriormente se sumaría algún hombre. Las nuevas folklóricas del 'rompe y rasga' se convirtieron en las reinas del celuloide patrio. Bárbara, además de desnudarse en revistas como InterviúParty o Lib, exhibió su anatomía en filmes como La muerte ronda a Mónica, La viuda andaluza o Las delicias de los verdes años.

A Bárbara Rey posiblemente le jugó una mala pasada la moda del destape y su físico, que se acercaba más al de una sueca que al de una española castiza. Su talento para la comedia se perdió en papeles repetitivos. En 1980 se alejó del cine para unirse a Ángel Cristo, un exitoso domador. La actriz cambió los escenarios por las carpas circenses. Juntos recorrieron el país y tuvieron dos hijos, Sofía y Ángel.

Bárbara Rey, el rey Juan Carlos y su historia de promesas incumplidas y  chantajes | Vanity Fair

Bárbara Rey.

No obstante, de todos los romances que mantuvo la vedette uno de ellos sobresalió sobremanera. La relación con Juan Carlos I había comenzado a principios de la Transición. Se hicieron amigos a través de Adolfo Suárez, íntimo de la actriz durante la etapa en la que ella apoyaba al líder de UCD. La relación se inició a comienzos de los 80 y continuó de manera intermitente a lo largo del tiempo hasta que en junio de 1994 el rey Emérito de manera sutil, le hizo saber que la historia había acabado.

Sin embargo, no iba a ser todo tan fácil. Según algunas fuentes, la murciana había grabado, supuestamente, varias conversaciones con el monarca. Muchos creen que buscaba un chantaje a la Corona. Otros, que simplemente se grabó como protección. La actriz tenía muy presente el final de otras compañeras que habían tenido relaciones con hombres poderosos y que no habían sido muy halagüeños, como es el caso de sus amigas Nadiuska y Sandra Mozarowsky. Solo ella sabe hasta qué punto se arriesgó en ciertos mundos que, en teoría, le eran ajenos.

Bárbara Rey protagonizó, voluntariamente o no, uno de los episodios más oscuros del reinado de Juan Carlos I. Una historia llena de sombras en la que la artista demostró que tenía una inteligencia natural y un instinto de supervivencia que sorprendió a muchos, como refleja ahora 'El Enigma Nadiuska'. 

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