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Un hombre en traje da un discurso con un fondo compuesto por una lancha cargada de paquetes y un avión militar en vuelo.
SUCESOS

La fragilidad de España: Sombra de narcos y otras amenazas de seguridad tras el apagón

El Ejército sobrevoló las Rías Baixas para 'vigilar entrada de drogas ante el caos de comunicaciones y falta de agentes'

El pasado lunes 28 de abril, la Península Ibérica quedó sumida en la oscuridad tras un apagón eléctrico sin precedentes. Un ‘cero eléctrico’ que afectó a la totalidad del territorio continental de España y Portugal. La caída repentina del sistema provocó el colapso de infraestructuras clave como el transporte ferroviario, las telecomunicaciones y el suministro a hospitales y organismos oficiales. 

Pero en Galicia, la alarma adquirió un matiz particular. Pocas horas después del restablecimiento parcial de la electricidad,  varios cazas de combate sobrevolaron a baja altura las Rías Baixas. Un movimiento que generó una ola de inquietud ciudadana y especulaciones sobre su objetivo.

El Ministerio de Defensa atribuyó estos vuelos a maniobras planificadas con la Armada. Sin embargo, numerosos analistas y voces locales señalaron su coincidencia temporal con la crisis eléctrica. 

Un avión de combate en una pista de aterrizaje siendo rociado con agua desde un vehículo cercano.
Caza modelo Eurofighter Typhoon. | Europapress

En una comunidad históricamente afectada por el narcotráfico y con acceso al Atlántico, no fueron pocos quienes interpretaron el despliegue como una operación de disuasión. Una supuesta respuesta o vigilancia ante la posibilidad de que las organizaciones criminales aprovecharan el apagón para intensificar sus operaciones. 

Galicia, además, fue una de las ocho comunidades que solicitó activar el nivel 3 de alerta de emergencia. El máximo contemplado en el protocolo de Protección Civil.

Cazas a baja altura sobre Pontevedra

La noche del martes 29, ya con buena parte del suministro restablecido, vecinos de Pontevedra, Marín y Sanxenxo reportaron el paso de dos Eurofighter Typhoon. Sobrevolaban a baja altura sobre la ría. El sonido ensordecedor de los reactores, combinado con el contexto de alarma nacional, desató una oleada de mensajes en redes sociales y llamadas a medios de comunicación locales.

La explicación oficial calificó las maniobras como rutinarias, aunque admitió que coincidieron fortuitamente con la jornada posterior al apagón. Sin embargo, desde ámbitos de la seguridad y la defensa, diversas voces siguen apuntando a que el despliegue tuvo un componente más táctico que casual.

Dos aviones de combate volando en formación sobre un cielo despejado.
Cazas modelo Eurofighter Typhoon. | Europapress

Los expertos señalan que, dado el apagón, quedaron inoperativos diversos sistemas de vigilancia, como cámaras costeras y radares periféricos. "Por ello, no puede descartarse que la movilización de aeronaves militares respondiera a una estrategia de prevención. Todo para mantener el control territorial en un momento crítico", explican. 

Galicia, por su posición geográfica y su historial como vía de entrada para el narcotráfico, se considera un área de especial atención. En ese contexto, "la aparición de cazas sobre la costa podría interpretarse también como una señal de firmeza institucional frente a posibles movimientos oportunistas".

Un apagón que deja ‘vacíos’ de seguridad

La compañía Red Eléctrica de España describió el apagón como “una perturbación excepcional y sin precedentes”. El Gobierno activó de inmediato el Consejo de Seguridad Nacional, mientras que Portugal hizo lo propio desde su centro de operaciones. 

En las primeras horas se barajaron incluso hipótesis como un ciberataque o sabotaje. Aunque con el paso del tiempo ambas fueron descartadas. Aun así, el Ministerio del Interior solicitó a la Audiencia Nacional que abriera una investigación bajo secreto de sumario.

Un hombre en traje azul oscuro y corbata roja habla en un podio con dos micrófonos y un fondo con emblemas oficiales.
Pedro Sánchez. | Europa Press

Pedro Sánchez  compareció por primera vez sin preguntas en la tarde del lunes. Todo para confirmar que más de 30 millones de personas en España estaban afectadas. En algunas comunidades, como Galicia y Andalucía -con rutas clave para el narcotráfico-, apenas se había recuperado el 10% del suministro al caer la noche.

Ocho comunidades autónomas solicitaron formalmente el nivel 3 de alerta de emergencia, entre ellas las ya mencionadas. Lo que implica que el Ministerio del Interior asume la dirección única de las operaciones. Galicia fue una de las primeras en hacerlo. 

El presidente de la Junta de Galicia, Alfonso Rueda, convocó al comité de emergencias gallego. También activó el Plan Territorial de Emergencias (Platerga) y pidió apoyo logístico al Gobierno central.

Un hombre de cabello canoso y traje claro gesticula con las manos mientras habla, con un fondo azul y verde.
Alfonso Rueda, presidente de la Junta de Galicia. | Europapress

El nivel 3 permite desplegar refuerzos de la Unidad Militar de Emergencias (UME), enviar generadores a hospitales y coordinar con el Ejército patrullas de seguridad en puntos sensibles. 

Aunque no se produjeron incidentes graves de orden público, sí se registraron problemas por la falta de luz, combustible, señalización y comunicaciones, especialmente en el entorno rural gallego.

Narcotráfico al acecho en la oscuridad

La inquietud por un posible repunte del narcotráfico durante el apagón no es infundada. Fuentes policiales reconocieron que algunas organizaciones aprovecharon el colapso de sistemas de vigilancia costera y de comunicaciones para movilizar embarcaciones. En Andalucía, concretamente en la desembocadura del Guadalquivir y el litoral gaditano, se detectaron movimientos inusuales de narcolanchas.

Si bien las fuerzas de seguridad redoblaron patrullas, muchas lo hicieron sin el apoyo habitual de los medios electrónicos. Radios sin cobertura, baterías agotadas y vehículos sin posibilidad de repostar en gasolineras inoperativas complicaron el trabajo policial. 

Aun así, no se registraron alijos detectados ni grandes desembarcos, aunque se sospecha que algunas operaciones pudieron pasar desapercibidas.

Una lancha negra varada en la arena de una playa con el mar agitado al fondo.
'Narcolancha' en las Rías Baixas. | Europapress

En Galicia, la actividad de las narcolanchas no se incrementó visiblemente, pero los servicios de inteligencia y vigilancia marítima reconocen que la caída de sistemas de observación generó una ventana de oportunidad. 

De ahí que muchos analistas consideren que la presencia de cazas sobre Pontevedra pudo formar parte de una estrategia de disuasión. Un movimiento dirigido a garantizar la integridad del espacio aéreo y evitar posibles incursiones durante una jornada especialmente crítica.

Colapso de servicios esenciales 

Más allá de la cuestión de seguridad, el apagón puso a prueba la resistencia del sistema institucional. Hospitales, residencias, comisarías y centros de emergencias operaron durante horas con generadores. 

En algunos casos, las baterías de respaldo comenzaron a agotarse al anochecer. Las emisoras de radio se convirtieron en el único canal operativo para informar a la población.

Las calles de las ciudades permanecieron sin semáforos, y el tráfico fue regulado por agentes o incluso voluntarios. Las estaciones de tren cerraron, el metro de Madrid permaneció parado durante más de cinco horas. También se han reportado casos de bares y tiendas que tuvieron que ser vigilados durante la noche por los propios dueños. Por otra parte, fue necesaria la colaboracón de agentes de paisano para tratar de mitigar la situación de desconcierto en las calles.

Los aeropuertos también reportaron retrasos y cancelaciones por caídas de señal. Por si fuera poco, la caída de la red bancaria impidió retirar efectivo o usar tarjetas durante la tarde del lunes.

Una lección en la oscuridad

El presidente Sánchez solicitó un informe a la Comisión Europea para esclarecer el origen del fallo y evaluar medidas de refuerzo. El Ejecutivo estima preliminarmente en más de 800 millones de euros las pérdidas económicas directas. Aunque asociaciones empresariales las elevan a 1.500 millones.

Desde Portugal, el primer ministro Luís Montenegro afirmó que la Península debe dotarse de “protocolos compartidos más robustos” ante emergencias eléctricas. La interdependencia energética ibérica, históricamente menor que la del centro de Europa, ha quedado al descubierto como una debilidad estructural.

Una persona camina por una calle oscura sosteniendo un teléfono móvil, con un fondo de ladrillos y un letrero parcialmente visible.
Situación de las calles españolas durante el apagón del 28 de abril. | Europapress

El apagón del 28 de abril no solo dejó sin luz a más de 50 millones de personas. Para muchos puso en evidencia que España y Portugal carecen aún de mecanismos eficaces de respuesta inmediata ante crisis técnicas de gran magnitud. 

La coincidencia de ese apagón con maniobras militares en Galicia, aunque oficialmente desvinculadas, reveló también el potencial estratégico de una respuesta de defensa en escenarios híbridos, donde las amenazas pueden provenir tanto del crimen organizado como de actores hostiles o fallos sistémicos.

Mientras se investigan las causas técnicas del incidente, muchos expertos en seguridad subrayan la importancia de reforzar la resiliencia energética. También modernizar los sistemas de respaldo institucional y blindar infraestructuras críticas frente a nuevas formas de vulnerabilidad. Las luces han vuelto, pero las preguntas y las alertas permanecen.

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