Auge de los 'narcosubmarinos' en Galicia: Por qué los utilizan los cárteles de droga
Esta semana se localizó la cuarta embarcación de este tipo en la zona, donde su uso no ha decaído en los últimos años
Esta semana, un nuevo capítulo se ha añadido a la historia de los narcosubmarinos en España. En el puerto de Camariñas, en la conocida Costa da Morte, un grupo de pescadores encontró este miércoles un semisumergible abandonado. La embarcación presentaba las escotillas abiertas, probablemente con el objetivo de hundirla, pero permaneció a flote.
Según las primeras investigaciones, este tipo de embarcaciones, denominadas “narcosubmarinos” o semisumergibles, han sido utilizadas en el narcotráfico durante más de dos décadas.
Desde hace veinte años, solo se han localizado cuatro de estos artefactos en Galicia, aunque se sospecha que su uso es constante. El primero fue detectado en 2006 y, según fuentes policiales, “fue fabricado localmente por un gallego de Pontevedra que lo estaba probando. Aunque no se pudo vincular directamente con el tráfico de drogas, su propósito parecía claro”.
El segundo, apodado Che, llegó en 2019 y ganó notoriedad por haber sido fabricado en América del Sur y cargado con cocaína. El tercero, llamado Poseidón, fue hallado en la ría de Arousa, cerca de Villaxoán, Vilagarcía. En este caso, el semisumergible estaba vacío, sin rastro de su tripulación ni de su carga.
En el caso más reciente, el cuarto en la lista, las condiciones en las que se ha encontrado la embarcación han sido muy similares a las del Poseidón. La tripulación había abandonado la embarcación, que permanecía a flote a pesar de albergar una gran cantidad de agua. Fuentes cercanas a la investigación revelan a elcierredigital.com que “las remolcadoras que fueron a reflotarlo acabaron por partirlo al levantarlo”.
Las mismas fuentes señalan que “lo que llama la atención es que solo se hayan localizado cuatro narcosubmarinos en los últimos 20 años. Es un indicador de que los métodos están evolucionando, pero también que podrían estar siendo más efectivos de lo que pensamos”.
Aunque el hallazgo de narcosubmarinos pueda parecer una tendencia reciente, existen pruebas documentadas de su uso desde hace décadas. Laureano Oubiña, uno de los capos del narcotráfico más conocidos de Galicia, ya mencionó en sus libros la existencia de estos artefactos en la región.
De hecho, el exnarcotraficante aseguró que las costas gallegas albergan un “cementerio de narcosubmarinos”.
“Oubiña ya explicó que este método se utilizaba en Galicia desde hace años. Él afirmaba que no solo se empleaban estos semisumergibles para transportar la droga, sino que tras su uso eran hundidos o abandonados en puntos estratégicos”, comentan fuentes policiales.
La operativa detrás de los narcosubmarinos
Aunque los narcosubmarinos parecen ser efectivos, el panorama técnico revela que estas embarcaciones son muy rudimentarias. Diseñadas para realizar un solo viaje, están fabricadas con fibra de vidrio y equipadas con motores básicos.
“Son barcos de ‘quita y pon’. No vuelven tras cumplir su función; simplemente los abandonan. En el mercado negro cuestan unos 50.000 euros, mucho menos que una narcolancha”, explican fuentes policiales.
El diseño de estas embarcaciones también refleja su propósito único: realizar la travesía más discreta posible. Según las autoridades, los semisumergibles no son submarinos en el sentido técnico, ya que navegan a baja profundidad con parte de su estructura visible.
“No son submarinos como los de las películas. Estos navegan ‘a dos aguas’. La cabina o parte superior sobresale ligeramente, lo que permite cierta ventilación, aunque carecen de sistemas avanzados como snorkels para la entrada de aire”.
¿De dónde vienen y cómo llegan?
El debate sobre si estos semisumergibles realizan el trayecto completo desde Sudamérica sigue abierto. Aunque algunos sostienen que podrían hacerlo, muchos expertos dudan de esta posibilidad debido a las condiciones extremas del océano Atlántico.
“El Atlántico no es el Mediterráneo. Una travesía de 20 a 30 días en un semisumergible de este tipo es una locura”, explican fuentes expertas. “La mayoría de las veces, estos barcos llegan en cargueros hasta aguas internacionales y, luego, son soltados con su carga cerca de la costa”.
El relato de casos anteriores apoya esta hipótesis. En uno de los hallazgos más conocidos, la tripulación fue encontrada con quemaduras severas debido a la mezcla de dióxido de carbono y combustible en el interior de la embarcación.
“Los tripulantes venían en carne viva. No tienen ventilación adecuada, ni refrigeración, ni la más mínima comodidad. Estar dentro de estas embarcaciones es literalmente un infierno”, recalcan las fuentes policiales consultadas por elcierredigital.com.
El papel de los sistemas de detección: Una barrera con brechas
España cuenta con una red avanzada de radares y sensores para la vigilancia aérea y marítima. También destacan los sistemas de la OTAN denominados EVA (Equipos de Vigilancia Aérea).
Estos radares tienen la capacidad de detectar incluso pequeñas bandadas de aves en aguas internacionales. Sin embargo, estos recursos suelen enfocarse en amenazas de carácter militar y no en actividades ilícitas como el narcotráfico.
“Estos sistemas están diseñados para detectar submarinos y aeronaves enemigas, no semisumergibles rudimentarios. Aunque podamos localizarlos, hay una desconexión entre las prioridades militares y las necesidades de seguridad interior”, explican fuentes expertas.
A pesar de esta tecnología, los narcos han perfeccionado su operativa. “Los narcosubmarinos son difíciles de detectar porque operan muy cerca de la superficie y se camuflan con las corrientes y el oleaje. Además, suelen viajar en cargueros hasta aguas internacionales, lo que complica su rastreo desde su origen”.
El reciente hallazgo de otro narcosubmarino en la costa gallega “evidencia que estas embarcaciones no son una moda pasajera. Es, de hecho, una estrategia cada vez más común en el tráfico internacional de drogas”.
En este sentido, aunque las autoridades están trabajando intensamente para rastrear y detener a los responsables, “la evolución de las tácticas delictivas y las limitaciones en los sistemas de detección muestran que la batalla está lejos de ganarse”.
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