
Así es Pablo Bustinduy, de 'cerebro' de Podemos a 'relevo' de Yolanda Díaz en Sumar
El ministro de Derechos Sociales y Agenda 2030 podría ganar la partida interna a Urtasun, rechazado en la izquierda clásica
Pablo Bustinduy (Madrid, 1983) está emergiendo como una figura clave dentro del espacio político de Sumar. Especialmente tras el desgaste de Yolanda Díaz y la forzada retirada de Íñigo Errejón. En un contexto de fragmentación de la izquierda y falta de liderazgos claros, Bustinduy empieza a perfilarse como una de las voces con mayor proyección dentro de una coalición que sigue buscando su rumbo.
Aunque hasta hace poco mantenía un perfil discreto, su creciente visibilidad se ha visto impulsada por varias intervenciones públicas. Las mismas han sido contundentes. Ha sido en un momento en que Yolanda Díaz ha optado por un segundo plano, tras su renuncia a liderar Sumar tras los malos resultados en las europeas del pasado año.
Y cuando figuras como el ministro de Cultura Ernest Urtasun no logran conectar con las bases ni generar entusiasmo, Bustinduy gana peso. Y no solo por sus propuestas, sino por su estilo.
Su discurso le ha permitido distanciarse de la imagen más tecnocrática de otros dirigentes de Sumar. Ha sido uno de los pocos en alzar la voz contra figuras del PSOE, como en el caso de Santos Cerdán. Y ha demostrado que no tiene reparos en entrar en batallas incómodas pero muy simbólicas. Como su crítica abierta a prácticas abusivas del sector inmobiliario (Idealista). O sus denuncias contra Ryanair, que ha lanzado una campaña contra él.

Pese a su cercanía inicial con Podemos y, posteriormente, con el entorno de Más País, Bustinduy mantiene hoy una posición de autonomía. Esto le permite tender puentes entre sectores enfrentados en la izquierda sin que ello parezca oportunismo.
Aunque en su día fue un hombre de confianza de Pablo Iglesias, su salida de la política en 2019, cuando rechazó encabezar la candidatura de Unidas Podemos al Parlamento Europeo, fue vista como un gesto de honestidad personal más que de cálculo político. Ese perfil le da hoy un valor añadido en un escenario donde la ciudadanía percibe con creciente desconfianza los juegos de poder internos.
Hijo de una ministra socialista
Nacido en Madrid en 1983, Pablo Bustinduy proviene de una familia fuertemente vinculada al pensamiento progresista. El ministro es hijo de Ángeles Amador, exministra socialista de Sanidad. Y está vinculado desde joven a entornos intelectuales de izquierda.
El dirigente estudió Filosofía en la Universidad Complutense de Madrid y se doctoró en Nueva York. En sus años de formación académica fue becario, investigador y docente. Se unió a Podemos en sus orígenes. Y fue una de las cabezas pensantes del proyecto, desempeñando un papel importante en las relaciones internacionales del partido.

Fue eurodiputado y miembro de comisiones clave en el Parlamento Europeo, donde dejó una huella por su discreto y eficaz trabajo. En ese tiempo se ganó el respeto de sectores diversos, desde militantes de base hasta colegas de otras formaciones europeas.
La retirada temporal de la política que decidió en 2019 reforzó una imagen poco habitual en la política nacional. La de alguien que no ambiciona el poder por el poder. Esta pausa le permitió volver con una imagen renovada, sin el desgaste de otros rostros del espacio progresista. Su regreso al escenario político con Sumar lo ha hecho en un papel más discreto al principio. Pero su ascenso es ahora evidente.
Entre la ética y la estrategia
Bustinduy no solo gana espacio por sus ideas, sino también por el tono y el estilo con los que las defiende. Su manera de hablar, calmada pero firme, logra marcar diferencias sin recurrir al estruendo. En una época de polarización, su estilo conciliador, pero nada tibio, le permite atraer apoyos entre votantes progresistas desencantados. Y si bien no despierta entusiasmos desbordantes en los sectores más duros de Podemos, tampoco genera rechazo. Lo cual lo posiciona como una figura potencial de consenso.

Bustinduy contrasta con líderes de Sumar, como Ernest Urtasun. El ministro de Cultura está más identificado con el mundo diplomático. Y es advertido como icono de la 'izquierda pija'. Urtasun, aunque respetado, es percibido por algunos sectores como excesivamente moderado y clasista.
En cambio, Bustinduy no ha dudado en posicionarse claramente sobre temas internacionales. Ejemplo de ello es su vehemente defensa del pueblo palestino en medio del genocidio al que le somete Israel. O en las denuncias contra abusos empresariales. Estas causas le permiten construir una narrativa coherente con los valores tradicionales de la izquierda transformadora. Mientras Yolanda Díaz parece agotada como referente, Bustinduy se abre paso como una opción.
En un contexto de crisis interna en Sumar, su figura representa una oportunidad para refundar el espacio con permiso de Podemos. Los morados prosiguen con su camino en solitario sin dejar de crecer en las encuestas. Algunas voces barruntan que la reconciliación de ambas escuderías podría pasar por la confección de una lista electoral conjunta. La misma estaría liderada por Irene Montero y Bustinduy podría ejercer como número 2.
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