
Los negocios de Correos: Copia el 'modelo Amazon' mientras peligran miles de empleados
La sociedad estatal presidida por Saura usará bares, tiendas y gasolineras para crear 13.000 nuevos puntos de reparto
La Comisión de Hacienda del Congreso ha dado luz verde al millonario rescate público de Correos a la vez que la compañía pública ha anunciado la puesta en marcha de una nueva red de puntos de conveniencia bautizada como 'Punto Correos'. Esta red se ha presentado como una apuesta por la innovación, la sostenibilidad y la cercanía con el cliente.
Sin embargo, bajo ese envoltorio de modernidad y marketing verde, se oculta una reestructuración encubierta. La misma podría tener consecuencias nefastas para miles de trabajadores.Y también para la propia naturaleza del servicio postal público.
El plan consiste en extender hasta 13.000 puntos de atención antes de finales de 2025, sumando 3.000 nuevos ya este año en España y Portugal. Estos puntos estarán ubicados en pequeños comercios, gasolineras, papelerías, bares, quioscos o librerías.
Esta estrategia externaliza funciones clave del personal de Correos y precarizará la entrega postal. Se trata, en la práctica, de copiar el modelo logístico de Amazon. El gigante del comercio electrónico utiliza cualquier local como potencial centro de recogida. Sin que ello implique garantías laborales dignas ni estabilidad para los trabajadores de la red pública.

Esta medida, presentada como 'oportunidad' para el pequeño comercio, esconde una realidad preocupante. Voces internas señalan que no se refuerza el empleo en Correos, sino que se atomiza el reparto a través de negocios particulares a cambio de una comisión simbólica. La logística se fragmenta, la trazabilidad se debilita y los derechos laborales se diluyen. El resultado es una red más extensa, sí. Pero podría ser a costa de la calidad del servicio y de la estabilidad del empleo público.
Despidos enmascarados y precariedad extendida
A pesar de recibir una inyección estatal de 4.000 millones de euros, el Grupo Correos podría despedir a 8.000 empleados en los próximos meses. Lo hará mediante un plan de salidas incentivadas para mayores de 61 años. Lejos de rejuvenecer la plantilla o mejorar las condiciones, como se asegura desde la cúpula de la empresa, es una reducción estructural de personal. Esta compromete la prestación del servicio postal público en condiciones adecuadas.
Los datos son reveladores: Correos cerró 2024 con pérdidas de 95 millones de euros, a pesar de un crecimiento de ingresos del 3,6%. En 2023, los números rojos ascendieron a 125 millones. El balance económico es desalentador. Y el giro estratégico neoliberal que se propone no parece tener como prioridad la mejora del servicio. Ni la protección del empleo.

La situación en el interior de la empresa es igual de alarmante. El Sindicato Independiente de Correos (SIPCTE) ha denunciado presiones, amenazas y un descontrol organizativo generalizado, especialmente en zonas como Almería.
El recorte de personal no solo sobrecarga a los trabajadores que permanecen. Sino que multiplica los errores en la entrega y debilita la confianza en el servicio postal. También amenaza con convertir a Correos en una empresa vacía de contenido público.
Sindicatos divididos: entre la negociación y la claudicación
En este contexto, la negociación del nuevo Acuerdo Marco ha dejado en evidencia las profundas divisiones entre los sindicatos. Comisiones Obreras (CCOO), UGT, CSIF y SL han optado por firmar un pacto que incluye una jornada de 35 horas. Además de un plan de incentivos que el Gobierno respalda con casi 4.000 millones de euros. Sin embargo, otros sindicatos como SIPCTE o CGT levantaron la voz contra lo que consideran una "agresiva reestructuración" que precariza aún más las condiciones laborales.

El acuerdo contempla salidas voluntarias incentivadas y una supuesta reposición de personal. Pero deja abierta la puerta a medidas de flexibilidad horaria que, en palabras de SIPCTE, no suponen una mejora. Jornadas impredecibles, sobrecarga laboral y menos capacidad para garantizar el derecho a desconectar son solo algunas de las consecuencias previsibles de este modelo.
Mientras tanto, CC. OO. justifica su pacto con la dirección en clave de 'salvación de la empresa'. Lo hace con el argumento de evitar su disolución y garantizar su carácter público. Sin embargo, lo que se presenta como una estrategia para fortalecer la empresa pública parece más bien una rendición ante el modelo neoliberal. Eso significa menos empleo estable, más subcontratación, menos control público, más dependencia del mercado.
El peligro de convertir el servicio postal en un negocio más
Lo más preocupante del nuevo modelo de Correos es la pérdida de su esencia como servicio público. Con la externalización masiva del reparto y la creciente lógica de eficiencia empresarial, se sacrifica el principio de universalidad. Y también compromete la calidad y se empuja a Correos hacia un modelo de negocio indistinguible de cualquier operador privado.
La creación de 'Punto Correos' parece diseñada más para competir con Amazon que para servir al interés general. Y aunque se maquille con discursos de sostenibilidad o cercanía, la realidad es que este modelo erosiona el papel de Correos como garante de derechos.
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