
El calvario de una madre trabajadora de Correos: 'Solo veo a mi hijo una hora al día'
Esta funcionaria tiene turno de tarde y su oficina está a 130 km, pero Correos no le concede la conciliación familiar
“Nos sentimos como David frente a Goliat: solos, con pocos recursos, y enfrentándonos a una estructura que nos machaca con abogados. Una estructura que se escuda en una burocracia lenta. Las leyes se quedan en papel mojado y cuando se buscan apoyos se encuentran con más soledad y silencios”, esta es la realidad de una madre que trabaja en Correos en Málaga.
Esta madre se ha visto en la necesidad de hacer pública su situación, y por ello, se ha puesto en contacto con elcierredigital.com. La afectada tiene un hijo de solo seis años con el que solo coincide en casa las primeras horas de la mañana, ya que su turno es de las 14.30 a las 22.00 horas.
Desde hace año y medio esta trabajadora lleva viviendo “un infierno” al no poder cuidar de su hijo. María -nombre anonimizado durante todo el texto- entró a esta empresa pública en octubre de 2023 y se le asignó un destino a más de 100 kilómetros de su casa.

Por ello y para poder cuidar de su hijo menor, solicitó una conciliación, pero no se dio lugar. Dentro de los estatutos de Correos, existe el Derecho de conciliación de la vida personal, familiar y laboral.
Esto, supuestamente, permite concretar el horario laboral con el turno de trabajo que mejor responda a las necesidades del afectado. Pero también, puede suponer una reducción horaria de hasta el 50%.
La realidad de María no es un hecho aislado, sino un “problema persistente” en numerosos trabajadores de Correos. De hecho, en elcierredigital.com documentamos un caso en el que un empleado ganó el pleito para conciliar el cuidado de su hijo.
“No he tenido otra opción que hacer huelga”
En octubre de 2024 recibió la denegación judicial para establecer esta conciliación. “Me dio un ataque de nervios muy fuerte y tuve que solicitar la baja. Tras esto, la mutua fijó la fecha de alta médica para el 6 de febrero de 2025 y el INSS la aceptó directamente”, explica María.
Un mes antes, su marido le pidió el divorcio en enero de 2025. Ante esta situación, decidió solicitar la conciliación de manera formal el 17 de febrero. Cuando esta mujer recibió el alta reclamó al INSS y su jefe le dio las vacaciones. Sin embargo, se le denegó la reclamación y ahora se encuentra en huelga indefinida desde el 10 de marzo de 2025.
María explica que “el sistema me empuja a apuntarme al concurso de traslados, pero no obtengo plaza. Tengo pocos puntos, ya que tener un hijo solo te da 0,5 puntos y realizar un curso online te da 2 puntos. ¿Cómo puede valer tan poco tener a alguien que cuidar?”.

“Muchas mujeres, muchas madres y muchos trabajadores públicos están en silencio viviendo lo mismo. El pánico es real: náuseas, temblores, taquicardias, vértigo. Necesito estabilidad para poder vivir y comprensión para cuidar y disfrutar de la niñez de mi hijo”, indica la mujer afectada.
Lo único que pide esta madre es que “se me facilite trabajar en un lugar cercano a mi domicilio”. Tras no ser escuchada, María ha decidido solicitar la conciliación judicialmente. La fecha que le han dado para el juicio es el 13 de abril de 2026, por lo que tendrá que esperar un año más.
Así las cosas, la mujer afectada se ha visto en la obligación de enviar un burofax a Pedro Saura, presidente de Correos. En esta última conciliación está siendo apoyada por Sindicato Independiente Profesional de Correos y Telégrafos (SIPCTE), concretamente, por Manuel Aguilella y el abogado Jesús Beltrán.
La realidad que vive esta trabajadora de Correos
María aprobó las oposiciones a Correos con la “esperanza de encontrar estabilidad y un futuro mejor para su hijo”, es decir, “una vida más digna”. Esta mujer obtuvo buena puntuación en el examen, pero como nunca había trabajado en Correos le tocaron unas condiciones complicadas.
Concretamente, comenzó el 23 de octubre y le asignaron un destino a 135 kilómetros de su hogar. Además, se le estableció un turno de las 14.30 a 22.00 horas. Por aquel entonces, su hijo apenas tenía cuatro años.
“Tengo que recorrer la provincia de Málaga entera, salgo de casa a las doce del mediodía y no llegó hasta la medianoche. Son 270 kilómetros diarios y mientras tanto, mi hijo me espera, sin entender por qué su madre ya no está nunca”, narra María.
La mujer afectada trató de encontrar otro destino y algunos sindicatos le “dieron esperanzas”. Cerca de su casa había plazas que estaban ocupadas por eventuales y confió en que “la conciliación podría acercarme, pero no fue así”.

“Mi hijo sale del comedor del colegio a las cuatro de la tarde y desde esa hora hasta que duerme no estoy con él. No porque no quiera, sino porque el sistema así lo ha decidido. Pedí conciliación. No para vivir cómoda, sino para poder ejercer como madre”, explica María.
Según ha podido saber elcierredigital.com, a esta mujer le ofrecieron cubrir bajas temporales a solo cuatro kilómetros de su casa. Pero, llegó otro hecho que se escapó de su comprensión.
“Al mismo tiempo, se asignaban turnos de mañana a personas recién llegadas desde la bolsa de empleo. Yo, que había aprobado una oposición, ni siquiera tenía derecho a ser tenida en cuenta”, indica María.
Ante esta situación, se celebró un juicio el 5 de junio de 2024, pero la reclamación fue desestimada. Desde entonces, María se siente “completamente desbordada. La ansiedad se convirtió en mi compañera diaria. No hay tregua. No hay descanso”.

El único momento en que esta madre ve a su hijo es en el desayuno y hasta que lo deja en el colegio. Cuando acaba su jornada -después de diez horas- tiene que coger el coche durante hora y media. María relata que “vuelvo cansada, derrotada, a veces con los ojos cerrándose al volante. Rezo por llegar viva a casa”.
Todo este desgaste se vio reflejado en el matrimonio de María. A comienzos de 2025 su marido le pidió el divorcio y la mujer se quedó sin red familiar. Pero esto no se queda aquí, ya que al mes gasta unos 500 euros en gasolina. Tampoco dispone de solvencia económica para contratar a alguien que cuide de su hijo por las tardes.
“Solo quiero vivir. Ser madre. No tener que mendigar comprensión. Mi ansiedad no es teatro. Mis lágrimas no son debilidad. Mi lucha, aunque invisible, es real. Quiero que reconozcan el derecho a conciliar y que no se quede la ley en ‘papel mojado’. Quiero no tener que elegir entre mi trabajo y mi hijo”, concluye María.
Más noticias: