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Una figura religiosa vestida con hábito yace en un ataúd ornamentado con detalles dorados y un cristal protector.
INVESTIGACIÓN

Santa Teresa de Jesús, un cuerpo 'incorrupto': Así se ha conservado desde el siglo XVI

Fallecida en 1582 y exhibida por última vez en 1914, la Santa española vuelve a ser centro de peregrinaciones y estudios

En un acontecimiento que ha congregado a miles de fieles y curiosos de todo el mundo, el cuerpo de Santa Teresa de Jesús ha sido expuesto nuevamente en la Basílica de la Anunciación de Alba de Tormes (Salamanca), su lugar de fallecimiento y sepultura desde el siglo XVI. 

Del 11 al 25 de mayo, los visitantes pueden contemplar los restos de una de las figuras más importantes del cristianismo español y universal, cuyo cuerpo ha desafiado el paso del tiempo durante más de cuatro siglos.

Este acto litúrgico y cultural se enmarca dentro del proceso de reconocimiento canónico impulsado por la Orden del Carmelo Descalzo, que incluye estudios médicos, históricos y teológicos sobre sus reliquias. La ceremonia inaugural contó con la presencia del arzobispo de Valladolid, el nuncio apostólico ante la Unión Europea y miembros destacados de la Iglesia y la sociedad civil. Se han organizado procesiones, conferencias, exposiciones y vigilias de oración para acompañar esta iniciativa sin precedentes en el siglo XXI.

Un cráneo antiguo envuelto en tela blanca dentro de un relicario dorado.
Exposición del cuerpo de Santa Teresa de Jesús. | Europapress

Santa Teresa de Jesús nació en Ávila en 1515 como Teresa de Cepeda y Ahumada. Murió el 4 de octubre de 1582 en el convento de Alba de Tormes. Fue enterrada allí, pero apenas nueve meses después, en julio de 1583, su cuerpo fue exhumado para trasladarlo a Ávila. Lo que se halló asombró tanto a las religiosas como a los médicos de la época.  El cuerpo de Teresa estaba incorrupto, blando, flexible, y desprendía un aroma suave y agradable. Este fenómeno fue interpretado por la Iglesia como signo de santidad.

No obstante, el traslado a Ávila fue polémico. En 1585 sus restos llegaron a su ciudad natal, pero al año siguiente volvieron a Alba de Tormes por orden del padre Jerónimo Gracián, confesor y estrecho colaborador de Teresa. 

Desde entonces, su cuerpo reposa en la actual basílica, guardado celosamente en un sepulcro sellado con nueve llaves. Tres de las cuales están bajo custodia de la Casa de Alba, que históricamente ha ejercido patronazgo sobre el lugar.

Elcierredigital.com ha conversado con Josep Lluís Mulero, uno de los mejores embalsamadores del mundo. Sobre la conservación del cuerpo de Santa Teresa, Mulero se moja. "Desde un punto de vista estrictamente técnico y forense, la conservación del cuerpo de Santa Teresa sin embalsamamiento conocido podría atribuirse a una combinación muy específica de factores naturales. Factores que, en algunos casos, pueden dar lugar a una momificación espontánea o a una preservación parcial".

"Sin intervención química, el cuerpo puede conservarse si se dan condiciones ideales de temperatura, humedad, ventilación y composición del suelo o del entorno. También es posible que haya influido la forma en que fue preparado el cuerpo en su momento: cómo fue vestido, si fue lavado con alguna sustancia natural, o cómo fue colocado en el sepulcro. Sin embargo,  es importante reconocer que en este caso, los registros históricos no detallan procedimientos técnicos de conservación, lo que lo convierte en un fenómeno muy excepcional", señala Mulero.

Reliquias y desmembramiento: una práctica controvertida

A lo largo de los siglos, partes del cuerpo de Santa Teresa fueron extraídas para ser veneradas como reliquias. La práctica del desmembramiento fue habitual en la Iglesia durante siglos para propagar la devoción. Esto dio lugar a la dispersión de restos de la santa por varios puntos del mundo.

La mano izquierda, separada en 1583, fue quizás la reliquia más célebre. En la década de 1930, durante la Guerra Civil Española, cayó en manos del general Francisco Franco, quien la conservó hasta su muerte en 1975. Se dice que la tenía junto a su cama y la llevaba consigo durante sus viajes. Tras su fallecimiento, la reliquia fue devuelta al convento de las Carmelitas Descalzas de Ronda (Málaga), donde permanece hoy.

Un cuerpo momificado vestido con ropas religiosas dentro de un ataúd adornado con detalles dorados.
Exposición del cuerpo de Santa Teresa de Jesús. | Europapress

También se conservan el corazón de la santa, expuesto en un relicario de plata en Alba de Tormes. Otros fragmentos óseos están custodiados en conventos y catedrales de ciudades como Roma, Lisboa, Quito y Ciudad de México. Esta dispersión ha alimentado tanto la devoción popular como debates sobre la conveniencia de fragmentar cuerpos santos.

Los estudios sobre Santa Teresa: entre la fe y la ciencia

En el marco del actual proceso de reconocimiento canónico, un equipo internacional de científicos ha llevado a cabo estudios médicos sobre los restos de Teresa. Las exploraciones, que incluyen tomografías, análisis forenses y estudios de tejidos, han confirmado que el cuerpo presenta un asombroso nivel de conservación, sin embalsamamiento conocido. No se han encontrado rastros de sustancias químicas, lo que refuerza la calificación de "incorruptibilidad" según los criterios eclesiásticos.

Sobre las condiciones de preservación del sepulcro, Josep Lluís Mulero señala que "se podría haber creado un microclima que evitó la descomposición normal del cuerpo. Incluso la composición del ataúd o del material que lo rodeaba podría haber jugado un papel importante. Son condiciones muy difíciles de replicar, pero no imposibles. Existen casos en los que estas variables han coincidido de forma natural y han permitido que un cuerpo se mantenga sin descomposición visible durante décadas o incluso siglos".

El embalsamador Josep Mulero también incide en que el caso de Santa Teresa de Jesús no es único. "Hay varios casos documentados en la historia, como el de San Silvano, Santa Zita o incluso cuerpos encontrados en criptas selladas en Italia, Francia o Irlanda que han permanecido en relativo buen estado durante siglos".

Un hombre con uniforme y mascarilla negra en un entorno médico.
Josep Lluís Mulero. | El Cierre Digital

"En muchos de estos casos se observan similitudes: sepulcros cerrados herméticamente, baja humedad, ausencia de aire, suelos con propiedades absorbentes o antibacterianas, y cofres de madera con resinas naturales. Las diferencias radican, principalmente, en el grado de conservación. No todos presentan el mismo nivel de integridad corporal o estética. En algunos, por ejemplo, se ha producido una momificación parcial, mientras que en otros, como el de Santa Teresa, el fenómeno trasciende lo que comúnmente entendemos como proceso natural".

Paralelamente se ha realizado un ambicioso proyecto de reconstrucción facial a partir de medidas craneales, documentos históricos y pinturas de época. El busto resultante fue presentado en marzo y muestra a una mujer serena, con facciones armónicas, mirada penetrante y semblante contemplativo. El proyecto ha buscado acercar la figura de Teresa a las nuevas generaciones, humanizando su imagen y rescatando su dimensión emocional.

Canonización y legado espiritual

Santa Teresa fue canonizada en 1622 por el Papa Gregorio XV, junto a otros grandes santos como San Ignacio de Loyola y San Francisco Javier. En 1970 fue proclamada doctora de la Iglesia por el Papa Pablo VI, siendo la primera mujer en recibir este título honorífico, reservado hasta entonces exclusivamente a varones.

Su legado espiritual es inmenso. Fundadora de la rama reformada del Carmelo, conocida como los Carmelitas Descalzos, promovió una vida religiosa más austera, interior y contemplativa. Su obra literaria es un pilar de la mística cristiana, destacando “El libro de la vida”, “Camino de perfección” y “Las moradas”. Todos siguen siendo leídos y estudiados en todo el mundo por creyentes y académicos.

Su espiritualidad, centrada en la unión con Dios desde el corazón y el silencio, ha influido incluso más allá del catolicismo. Autores como Edith Stein (Santa Teresa Benedicta de la Cruz), Thomas Merton y el papa Benedicto XVI han reconocido su influencia.

La exhibición del cuerpo incorrupto de Santa Teresa no solo apela a la devoción. Para muchos ofrece una oportunidad de reflexión sobre el papel de la mujer en la Iglesia. Sobre el sentido del sufrimiento y la fe en tiempos de incertidumbre. Los miles de peregrinos que han pasado por Alba de Tormes en estos días confirman que su mensaje sigue vivo.

"Santa Teresa no es solo patrimonio de los carmelitas ni de los católicos. Su vida es un faro de libertad interior, fuerza espiritual y búsqueda de sentido que interpela al hombre contemporáneo”, afirma el prior del convento.

La clausura de la exposición tendrá lugar el 25 de mayo con una misa presidida por el prepósito general de la Orden del Carmelo Descalzo. Pero el eco de este acontecimiento resonará más allá de los muros de la basílica, como ha ocurrido desde hace más de 500 años con cada palabra escrita, cada fundación realizada y cada reliquia custodiada por quienes veneran a esta gran mística, santa, escritora y mujer.

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