Nueve años sin Ruiz-Mateos: De sus cartas a políticos a los pagarés de Nueva Rumasa

El 7 de septiembre de 2015, falleció José María Ruiz-Mateos, uno de los empresarios más polémicos de la historia reciente de España. Conocido por fundar el conglomerado Rumasa, que llegó a controlar más de 700 empresas, Ruiz-Mateos se convirtió en símbolo de poder económico. 

Sin embargo, su imperio se desplomó cuando el gobierno socialista de Felipe González expropió Rumasa en 1983. Para ello, alegaron problemas de solvencia y falta de transparencia.

Tras la expropiación, Ruiz-Mateos emprendió una feroz batalla judicial y mediática contra el Estado, llegando a ser detenido en Alemania en 1985 antes de ser extraditado a España. En los años posteriores, fundó Nueva Rumasa, intentando resurgir de sus cenizas. 

No obstante,  la crisis financiera de 2008 y la emisión de pagarés para atraer inversores marcaron su caída definitiva. El escándalo de los pagarés, en el que miles de pequeños ahorradores vieron desaparecer sus ahorros, le persiguió hasta sus últimos días.

Uno de los ‘testigos’ más cercanos de su vida fue Víctor de la Cruz, su chófer y confidente. De la Cruz reveló hace poco para elcierredigital.com que Ruiz-Mateos compraba información confidencial sobre figuras del poder para utilizarla en su lucha contra el Estado. 

De la Cruz afirmó que "compraba información sobre políticos y VIP", lo que revela la magnitud de los recursos a los que acudía para defender su posición.

En cuanto a su estado de salud, Ruiz-Mateos pasó sus últimos años en declive físico, aquejado de varias enfermedades crónicas. Falleció en el Hospital de El Puerto de Santa María a los 84 años. 

Aunque su figura siempre estuvo rodeada de controversia, su legado como empresario sigue siendo relevante en la historia económica española. Además, dejó momentos inolvidables para la sociedad española como su conocida aparición vestido de Superman.

Su muerte dejó un complejo legado financiero y judicial. Con un proceso aún abierto sobre la deuda de Nueva Rumasa y los pagarés emitidos.  Aunque a sus hijos les corresponde gran parte de las responsabilidades empresariales. Tal y como apuntó en varias ocasiones Jesús Urdiciáin, quien fuera su asesor, para este medio. 

Diez años después de su muerte, su figura sigue siendo objeto de análisis y debate. Entre quienes lo ven como un genio empresarial y quienes lo consideran responsable de graves irregularidades financieras.

De igual manera,  Urdiciáin  señaló que Ruiz-Mateos padre no intervino para nada en los pagarés de Rumasa. La gran estafa no la hizo José María Ruiz Mateos, la hicieron sus hijos. Además, no existen pagarés falsos, existen pagarés impagados. Ruiz-Mateos siempre puso por delante el compromiso de hacer frente a los pagos a los inversores”.

Por este motivo, según señaló Urdiciáin, Ruiz-Mateos delegó la responsabilidad de pagar la deuda a su asesor. “Yo tengo el compromiso con él de pagar a los inversores con el dinero que el Estado todavía le debe de la expropiación de Rumasa”.

Las polémicas ‘estrategias’ de Ruiz-Mateos

Por otra parte, como ya se ha mencionado, el empresario también fue polémico por sus métodos. El que fuera chófer su chofer, Víctor de la Cruz, reveló en conversaciones con elcierredigital.com que "Ruiz-Mateos obtenía mucha información, previo pago, de distintas instituciones y medios de comunicación”. 

“Entre ellos destacan el CNI, Casa Real, Tribunal Constitucional, Tribunal Supremo, Audiencia Nacional, Opus Dei. Al igual que tenía información del PSOE y sobre los sindicatos UGT y Comisiones Obreras (CCOO)".

Según Víctor de la Cruz, "Siempre lo hacía a través de una o varias personas o funcionarios, así como periodistas de distintos medios de comunicación. Le aportaban información domestica y personal de nombres importantes como Jesús Polanco, Cebrián, Augusto Delkáder, ministros y políticos del PSOE".  

"Nos notificaban de eventos familiares, bodas, bautizos, comuniones, puestas de largo, colegios, establecimientos donde compraban, etc, así como direcciones, matrículas de vehículos, lugares de residencia veraniega, etc".

"Esta información es la que me reservaba Ruiz-Mateos a mí para que en el mes de agosto los tuviéramos ubicados en el sur, generalmente, desde Málaga hasta Cádiz. Salvo Baltasar Garzón, que veraneaba en Agua Dulce (Almería)".

"Marcábamos las rutas aéreas de las avionetas con pancartas que utilizábamos para recordarles a todos el robo y saqueo de las 600 empresas de Rumasa. También llenábamos todos los puentes y lugares visibles de carteles de todo tipo en sus rutas. Sabíamos que la Nacional 4 era la que más utilizaban los políticos del PSOE y los dueños del grupo PRISA", explicó Víctor de la Cruz. 

Las cartas de Ruiz-Mateos a políticos y banqueros

Por otra parte, tras la expropiación de Rumasa en 1983, José María Ruiz Mateos intentó, mediante cartas, comunicar su versión de los hechos. Especialmente para limpiar el nombre de Rumasa. 

También buscaba algún tipo de justicia o reconciliación con los líderes políticos de su época. En las cartas dirigidas a Felipe González, rescatadas por elcierredigital.com, se observa un tono de reproche. 

Aunque también un intento de justificar su situación, destacando la manipulación a la que fue sometido por parte de otros actores, particularmente Luis Valls-Taberner. 

En contraste, las comunicaciones con José María Aznar reflejaron un tono diferente. Ruiz Mateos expresó que no deseaba perjudicar al Partido Popular (PP). Llegó incluso a retirarse de la política para no restar votos al partido. Esto mostró una faceta más conciliadora y menos combativa de Ruiz Mateos, quien, a pesar de su situación, no quiso convertirse en un obstáculo para las aspiraciones políticas del PP.

Jesús Urdiciáin  señaló que “tengo las cartas que él dirigió al Opus, a González y a Aznar, entre otras. En muchas de ellas dice que perdona a los que le traicionaron, le podía la fe católica. No solamente tenía que perdonarles, sino tenía que quererles y rezar por ellos.  José María Ruiz Mateos  era tan religioso que no concebía otra manera de expresarlo. Pero guardaba rencor”. 

En el primer párrafo de una de las cartas enviadas por Ruiz Mateos a  Felipe González desde Londres en octubre de 1983, se puede leer: “Nunca creí que fueras capaz de hacer lo que has hecho conmigo. Llegué a confiar en ti y creo que te podría haber sido útil. Con independencia de nuestras ideologías, se había establecido una amistad. Y yo deposité una enorme confianza en tu persona”.

El empresario continuaba: “Sigo creyendo que te han engañado de una forma que te hará mucho daño. Luis Valls es muy peligroso y te hará daño. No lo dudes, es muy listo. Tiene gran experiencia. Le creí de buena fe y me engañó. No tiene nada que ver contigo ni con tu forma de pensar. Te odia. Te ha tendido una trampa y has caído”, lamentaba Ruiz Mateos en el mismo comunicado.

“Él (Valls-Taberner) proyecta a largo plazo, no lo dudes. En este caso se ha valido del Banco de España para meterte este gol. Que puede ser de muerte para el sistema”, señalaba Ruiz Mateos al entonces presidente socialista.

“Historia de una traición”

Las cartas que José María Ruiz Mateos intercambió con    Luis Valls-Taberner  fueron harina de otro costal. Taberner fue uno de los principales focos de ira y reproche de Ruiz Mateos una vez expropiada Rumasa. Según él, el entonces presidente del Banco Popular tenía mucho que ver con la caída de su imperio.

En una carta a la que tuvo acceso elcierredigital.com, Ruiz Mateos titula “Historia de una traición”. Sin fecha de firma el empresario se dirigió al banquero para decirle:

“Mi querido Luis (Valls-Taberner). El tiempo pasa y no te olvido. Recuerdo como si fuera hoy los días que durante largos años me estuviste asesorando para no caer en las garras del Banco de España. Yo entonces no me daba cuenta que con tu mano derecha me echabas encima la inspección. Y con la izquierda me aconsejabas para escapar de la persecución”.

“Me pediste 1.000 millones de pesetas para evitar la acción criminal y arbitraria de uno de tus peones. Me rodeaste de un equipo que iban a ser al final mis propios verdugos”.

“Recordarás bien Luis que a los pocos días de producirse la expropiación de Rumasa me llamaste a Londres para decirme ‘Roma no está perdida’. Añadiste que ‘el futuro es apasionante’. Cuando viniste a Londres me explicaste parte de tu magnífico plan”.

“Le habías puesto un anzuelo a Felipe González y habías conseguido que picara.  Tu plan todavía no se ha cerrado. Tienes la expropiación de Rumasa como un arma latente para echársela en cara al Gobierno socialista.  El peligro que tienes es que algún día se den cuenta de tus intenciones y te nacionalicen el Banco Popular”.

“Cuántas veces viniste a mí para engañarme. Decenas de veces me invitaste en tu comedor del edificio Beatriz, sede del Banco Popular”.

“Me traicionaste en el momento más crítico de mi vida.  Cuando necesitaba apoyo y lealtad, optaste por alinearte con aquellos que querían destruirme”.