15 de mayo de 2024
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FIN DE SEMANA

Ignacio Sánchez-Galán, Ana Patricia Botín, Rafael del Pino o Francisco Reynés ya han tenido disputas públicas con el todavía presidente del Gobierno

La 'traición saudí' de la Telefónica de Pallete agrava la soledad de Sánchez entre las élites empresariales de España

El Cierre Digital en
/ Pedro Sánchez. Foto: La Moncloa.
La soledad del presidente de Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, entre las élites empresariales se está haciendo más palpable en los últimos tiempos por el exilio fiscal de Ferrovial, la inversión, de espaldas a La Moncloa, del fondo soberano árabe STC en Telefónica –al frente de Álvarez-Pallete–, el impuesto especial a la banca y las eléctricas, o la intentona de Naturgy de escindirse en dos sociedades.

"César Alierta y otras personas han trabajado para que hubiera un Gobierno conservador en este país". Con estas palabras pronunciadas en el otoño de 2016 Pedro Sánchez, ahora presidente del Gobierno en funciones, daba un salto al vacío días después de haber dejado la Secretaría General de los socialistas por su negativa a posibilitar la investidura de Mariano Rajoy

Sánchez, que había renunciado a su acta de diputado e iniciaba su utópica carrera por recuperar el liderazgo socialista, asumía de facto el discurso regeneracionista y antiestablishment de Podemos e iniciaba un giro a la izquierda que, con el paso del tiempo, facilitó tanto la moción de censura que tumbó a Mariano Rajoy en 2018 como el histórico acuerdo progresista de investidura de 2020

"Ha habido determinados medios de comunicación que me han dicho que si hubiera entendimiento con Podemos ellos lo criticarían. El País ha sido uno de ellos. Una de las explicaciones de que la línea editorial haya sido tan abusiva, e incluso insultante en lo personal, ha sido por que pudiera haber un entendimiento entre las dos izquierdas", le decía Sánchez a Jordi Évole hace casi siete años. 

Por aquel entonces los barones socialistas, la vieja guardia y las élites empresariales españolas parecían tranquilas por el previsible triunfo en las primarias de Susana Díaz, que caería con estrépito ante un Sánchez libre de ataduras empresariales y mediáticas. 

Su orfandad entre los poderosos y la presión de sus socios de Unidas Podemos le han permitido impulsar medidas como el impuesto especial a la banca o las eléctricas, que en 2022 aportó alrededor de 3.000 millones de euros a las arcas españolas. 

Y le ha posibilitado protagonizar choques que le han granjeado popularidad entre las capas progresistas. "He escuchado a la señora Botín y al señor Galán... si protestan es que vamos en la buena dirección. Son los mismos que dijeron que subiendo el SMI y con esta reforma laboral se iba a caer España", dijo el pasado año tras aprobar el 'impuestazo'. 

Álvarez-Pallete, uno de sus únicos apoyos

La irrupción del fondo soberano árabe STC en Telefónica ha supuesto la traición de uno de los escasos amigos de Sánchez en el Ibex35, José María Álvarez-Pallete. Este ha intentado atemperar la operación viajando a Riad para que STC se conforme con un 4,9% de las acciones de la teleco, ya que La Moncloa podría bloquear la compra del otro 5% adquirido. 

Este divorcio entre Álvarez-Pallete y La Moncloa se une al pulso del Consejo de Ministros con las energéticas a cuenta de las malas relaciones del Ministerio para la Transición Ecológica con estas compañías. 

Guerra contra Endesa, Naturgy e Iberdrola

La aprobación del Real Decreto-ley (RDL) 17/2021, de 14 de septiembre, que introdujo una minoración del exceso de retribución que determinadas instalaciones estaban percibiendo como consecuencia de la internalización en el precio de la electricidad del alza del gas, acabó en guerra del Gobierno con Endesa, Naturgy e Iberdrola. 

Ignacio Sánchez Galán amenazó con paralizar sus inversiones en España y denunció la presunta "inseguridad jurídica" que sufre el país. La vicepresidenta tercera, y titular de Transición Ecológica, Teresa Ribera, le contestó: "El señor Galán, lo ha hecho siempre, defiende los intereses y beneficios de sus accionistas. Al Gobierno lo que le corresponde es defender los intereses de los consumidores españoles". 

Alberto Núñez Feijóo, candidato a la presidencia del Gobierno por el Partido Popular, antes de las últimas elecciones generales intentó lanzar guiños a las energéticas al prometer que acabaría "con las medidas excepcionales de intervención del mercado mayorista de la electricidad". 

Y el programa electoral del PP decía que "España tiene que estar en el centro del debate energético de la UE y no en la política energética que nos ha aislado regulatoriamente de las propuestas por la UE, provocando inseguridad regulatoria y restando atractivo a nuestro país como receptor de inversiones en el sector energético".

Sánchez, Álvarez-Pallete y Fainé. 

Otro de los focos de conflicto de Teresa Ribera ha sido la apuesta del Gobierno por evitar que Naturgy se escinda en dos sociedades, tal y como pretende su presidente Francisco Reynés

El exilio fiscal de Ferrovial

Otro directivo que denunció la presunta inseguridad jurídica española, pese a que la inversión extranjera en España está en ritmos de récord, fue Rafael del Pino, que intentó justificar el cambio de la sede social de Ferrovial a Amsterdam por su intentona de saltar a la Bolsa estadounidense

El salto se ha saldado en fracaso, ya que la Bolsa holandesa ha dado la espalda a la constructora, que reconoce en un documento remitido a la CNMV que "la fusión y redomiciliación de la sociedad matriz del grupo a los Países Bajos podrían tener un impacto negativo en su imagen corporativa en España, lo que, a su vez, podría tener un efecto material adverso en la posición competitiva del grupo y, a su vez, en el precio de cotización de sus acciones, su negocio, situación financiera, resultados de operaciones y perspectivas". 

"Las autoridades fiscales españolas podrían considerar que la fusión queda fuera de la protección del régimen especial de neutralidad fiscal, lo que podría tener un efecto material adverso en el negocio, la situación financiera y los resultados de operaciones del grupo", añadían. 

Distintas sensibilidades en el seno del Gobierno

La antipatía que generan muchos de los miembros del establishment popular entre las clases populares españolas, en parte por el carácter de personajes como Ignacio Sánchez-Galán o Rafael del Pino, ha invitado a sectores de la izquierda a ver el momento como una oportunidad de renacionalizar parte de las grandes empresas que pasaron a manos privadas a partir de los ochenta. 

La ministra Ione Belarra pide que "además de reducir al 5 por ciento el control de compra, la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI) debería lograr una participación pública del 10 por ciento en Telefónica en próximos años para liderar la digitalización". 

La propia Yolanda Díaz también ha apostado por adquirir su perfil propio e intentar recuperar la simpatía entre antiguos votantes de Podemos al intentar frenar con vehemencia la operación de STC en Telefónica. 

Pedro Sánchez por ahora guarda silencio, presumiblemente por su hasta ahora relación cómplice con Álvarez-Pallete, mientras se refugia en los oídos de algunos empresarios que sí le dispensan su apoyo sin fisuras, Joseph Oughourlian (Prisa e Indra), Isidre Fainé (CriteraCaixa) o Carlos Torres (BBVA). 

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