En las filas no socialistas se le viene considerando como “el último mohicano”, es decir, el último de los socialistas que se atreven a llevarle la contraria al jefe, o al menos a discutirle sus decisiones. Sin embargo, los miembros más “acoplados” al sillón que da el sueldo dicen que es como el perro del hortelano, “que ni come ni deja comer”.

Tanto que ahora que ha dicho que él no va a apoyar la “Ley de Amnistía” que ya ha apoyado el Congreso y que, dentro de unos días, seguramente, entrará en vigor… y a este rebelde sin causa le dirijo estas palabras que he encontrado para él.

Naturalmente, a un viejo socialista como es él (yo le conocí cuando era un simple Consejero del súper poderoso Presidente Bono) no le voy a recordar la Historia de su partido. O mejor dicho, de sus partidos, pues muy bien debe saber él que desde siempre, y más desde la muerte del fundador Pablo Iglesias, no hubo un PSOE, sino dos: el PSOE democrático, que simbolizaba Julián Besteiro y el PSOE revolucionario que se adjudicaba Francisco Largo Caballero… y esa fue la guerra que les llevó a la ruptura en 1934 y luego a la desunión total cuando se sumó al Golpe del Coronel Casado ya los últimos días de la Guerra.

Y le reproduzco las palabras que he encontrado para él cuando presentó su dimisión porque creo que deben hacerle meditar, si no “más vale honra sin barcos que barcos sin honra”:

«El día que yo no pueda opinar, criticar, polemizar o comentar con entera libertad las decisiones del Partido y yo vea que no se admite la controversia interna o que las deliberaciones se transforman en órdenes...ese día no dudaré en afirmar que la dictadura se ha impuesto a la democracia».

 «El día que no se permita dentro del PSOE la autocrítica ni haya controversia se habrá terminado el socialismo. Un partido sin discusión interna y sin controversia sólo puede terminar en Dictadura..., como sucedió en Rusia. Para este viaje nos podíamos haber evitado la escisión de 1921... ¡el socialismo si no es libertad es comunismo!»

En otra ocasión dijo: «Yo no puedo defender la Dictadura del proletariado porque para llegar a ella a nivel de Estado antes habría que haberla impuesto a nivel de Partido... y yo no estoy dispuesto a militar en un Partido dictatorial.»

Señor Page, no soy yo quién para darle consejos, ya que no tengo sueldo de Asesor (como los 1.200 que pululan por la Moncloa), pero sí como español me gustaría que usted le dedicase un tiempo a meditarlas e incluso a poner en un platillo de una balanza su futuro político y su honra y su dignidad y su tranquilidad de conciencia en el otro, y elija.

Aunque yo estoy seguro que usted en el supuesto de que siguiera el ejemplo de Julián Besterio dijera lo que él dijo cuando el periodista en la entrevista le repregunta:

-  Señor Besteiro ¿y qué haría usted si el PSOE abandona la vía dictatorial de Largo Caballero y vuelve a la Democracia?

-  Pues, yo lo tengo muy claro, si mi vida hasta ahora ha transcurrido al servicio del PSOE, le aseguro que en cuanto me necesitasen me tendrían a su disposición. El PSOE no puede morir si no tiene el respeto de los españoles.