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Un grupo de personas, incluyendo personal de emergencias y policía, se encuentra alrededor de un vehículo fúnebre en una zona con barro.
SUCESOS

J.L. Mulero embalsamador en la DANA: 'Trabajé sobre los cuerpos con lodo y linternas'

El tanatorio valenciano donde fueron muchos cadáveres se encuentra en Ribarroja y fue afectado también por la DANA

Hace ya semana y media desde que la DANA sembró el pánico en la zona del Levante español. Actualmente, van 223 personas fallecidas y al menos 50 que permanecen desaparecidas. 

Esta tragedia ha puesto en jaque a toda la sociedad española, sobre todo a la esfera política. Sin embargo, ha sacado la mejor cara de las personas, que se están ayudando desinteresadamente.

Todos tratan de aportar su granito de arena para tratar de paliar el daño en la medida de lo posible. En elcierredigital.com hemos podido hablar con el reconocido embalsamador Josep Lluís Mulero. 

“A nosotros nos pilló recogiendo a un fallecido en un hospital de Castellón. Tras esto, nos desplazamos a Ribarroja de Turia, que es donde tenemos el tanatorio y el centro de formación”, señala Mulero. 

Un hombre con mascarilla y guantes azules trabaja en un laboratorio, con un cartel de fondo que anuncia una masterclass internacional en México.
El embalsamador Josep Lluís Mulero trabajando tras la DANA | Cedida

Cabe recalcar que Ribarroja es una de las localidades más afectadas por la DANA. “Cuando llegamos a Ribarroja el tanatorio estaba totalmente devastado, no quedó ni una silla en pie. Estaba todo inundado, devastado y con metro y medio de lodo”, recalca Mulero.

El equipo de Mulero hizo un llamamiento en redes sociales a todos sus alumnos. Acudió un equipo de casi 30 personas para tratar de habilitar las salas de preparación de cadáveres. Es relevante destacar que el tanatorio del embalsamador es uno de los lugares con mayor carga de trabajo debido a los fallecidos por la catástrofe.

“Fue horrible, no nos quedaba otra que seguir trabajando y lo hicimos con las linternas de los móviles. También se levantaron todas las tumbas del cementerio y estuvimos toda la noche trabajando porque había cadáveres que tenían que ser repatriados”, añade el embalsamador.

La situación vivida tras la tragedia

Al igual que en la inmensa mayoría de empleos de la zona afectada, la actividad laboral del equipo de Mulero está “siendo muy precaria”. Mulero relata, “lo primero que hicimos fue habilitar las salas de embalsamamiento y sanatopraxia. Después, otros tanatorios nos dieron cobertura”. 

El equipo del embalsamador cuenta con otro sanatorio en Calatayud, Zaragoza. Debido a que el horno crematorio de Ribarroja quedó totalmente destruido están trabajando en Calatayud.

Tras lo ocurrido, se habilitó el pabellón de la feria de Valencia para poder gestionar todo lo que son las autopsias de los fallecidos. Una vez realizada la autopsia operan los tanatorios y la funeraria para realizar los trámites correspondientes. 

Persona limpiando una sala inundada con equipo de protección y herramientas.
Así quedó el tanatorio de Ribarroja | Cedida

“He tenido que realizar algunos embalsamamientos de las víctimas de la DANA. Concretamente, tuve que hacer uno de una persona que tenía que ser repatriada. En este tipo de catástrofes lo más común es elegir la incineración, pero otros prefieren enterrar al fallecido”, explica Mulero.

“La mayoría de víctimas había fallecido por aplastamientos, ahogamientos o infartos. En estos casos el procedimiento es muy similar al habitual. A nosotros nos corresponde la conservación del cadáver y en estos casos realizamos la inyección de productos químicos”, indica Mulero.

El embalsamador explica que “la mayoría de fallecidos han estado sumergidos bajo el agua y el lodo varios días. Por eso, tenemos que introducir algún tipo de acelerante para tratar de evitar la putrefacción en la medida de lo posible”.

Josep Lluís Mulero es una de las personas que ha tenido que afrontar la realidad de la tragedia. Mulero indica que “trabajar en primera línea en este tipo de sucesos es algo muy duro. Es una de las mayores tragedias vividas en España de esta índole. Emocionalmente, ha sido una situación muy complicada de afrontar, pero no queda otra que tratar de aportar lo máximo posible”.

Un hombre con mascarilla y guantes camina por una sala desordenada y llena de barro con muebles metálicos y un esqueleto de práctica en el suelo.
Así quedó el tanatorio de Ribarroja | Cedida

El embalsamador añade que “fue como estar en otro país, porque a escasos kilómetros de la tragedia había ciudades impolutas. Estaba todo devastado, camiones partidos por la mitad, coches unos encima de otros, olor por las calles a putrefacción…”.

“Las primeras horas fueron, la verdad, fueron muy duras porque no sabías que hacer, estaba todo colapsado. Carreteras y puentes colapsados. No teníamos medios prácticamente porque se nos fue todo. Había coches fúnebres y ambulancias totalmente siniestros”, añade Mulero.

“Tuvimos que rescatar cuerpos que había dentro de las ambulancias. Tardamos dos días en poder acceder con otro coche fúnebre y sacarlos de allí. Queremos agradecer a todos los que han participado y que han colaborado. También mostrar nuestro más profundo agradecimiento y felicitarlos por su gran labor”, concluye Josep Lluís Mulero.

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