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Un pasillo de prisión con varias puertas cerradas y una caja de juguetes sexuales en el centro
SUCESOS

La 'libertad sexual' en prisión: Del uso de satisfyer a 'vis a vis' muy peculiares

En 2023 una presa de Pamplona fue autorizada al uso del vibrador y un recluso de Martutene a un vis a vis con su perro

El ingreso de Santos Cerdán —exsecretario del PSOE— en el módulo 13 de la prisión madrileña de Soto del Real el pasado 30 de junio ha vuelto a poner el foco en los beneficios que tienen los internos en diferentes ámbitos de la vida personal.

Un hecho llamativo ha sido que a Cerdán se le entregara una caja de preservativos y otra de lubricante dentro del llamado 'kit de supervivencia'. El sexo en las prisiones, pese a ser espacios donde las libertades están limitadas, es algo permitido para quienes están entre rejas.

Un hombre con traje azul sale de un taxi blanco mientras otra persona con chaqueta beige sostiene la puerta y varias personas observan detrás de una valla en la calle
Santos Cerdán | Jesús Hellín / Europa Press

Las comunicaciones íntimas, conocidas como 'vis a vis', están reguladas en la Ley Orgánica 1/1979, de 26 de septiembre, General Penitenciaria. También se contemplan en el artículo 43 del Reglamento Penitenciario, aprobado por el Real Decreto 190/1996.

Estas normas jurídicas permiten que los internos puedan continuar con su vida sexual, en la medida de lo posible, dentro de prisión. Estos vis a vis se pueden realizar una vez al mes con una duración de entre una y tres horas. Cabe recalcar que no se permite el acceso de trabajadoras sexuales si no se demuestra el arraigo sentimental.

No siempre estas comunicaciones íntimas se usan para hechos sexuales. Un ejemplo de ello son los vis a vis que tuvieron Isabel Pantoja y Julián Muñoz en la cárcel de Jaén. El primero fue para poner en orden el dinero y el segundo para romper la relación. La libertad sexual no se limita únicamente a los vis a vis

La batalla judicial por un 'Satisfyer'

En agosto de 2023, un litigio judicial reavivó el debate sobre la intimidad de los presos. Una interna del centro penitenciario de Pamplona consiguió autorización judicial para utilizar un juguete sexual conocido como 'Satisfyer'. Fue la primera vez que se dio luz verde al uso de este tipo de artículos en un centro penitenciario español.

En mayo de ese año, los funcionarios del centro le incautaron el dispositivo. Tras varios recursos, el Juzgado de Vigilancia Penitenciaria n.º 1 estimó su reclamación y le permitió recuperar el objeto retenido al ingresar.

En el auto, al que tuvo acceso elcierredigital.com, la interna reivindicó su derecho a la libertad sexual. Alegó que la denegación no estaba debidamente motivada. Y que no podían esgrimirse razones de seguridad, dado que el objeto tenía “peligrosidad nula” y no figuraba en el catálogo de artículos prohibidos.

Varias manos sostienen juguetes sexuales frente a un edificio grande de color claro con techo verde bajo un cielo azul.
La carcel de Pamplona y varios juguetes sexuales | Montaje

La dirección del centro alegó que la medida estaba respaldada por la Instrucción 3/2010 de la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias. Esta desarrolla el artículo 51 del Reglamento Penitenciario. Según esa norma, el objeto podría suponer un riesgo para los internos o el personal, o deteriorarse durante su inspección. También señalaron el riesgo sanitario de compartir este tipo de objetos.

La defensa de la interna presentó entonces el manual del fabricante, donde se indicaba que el artículo era de plástico estanco, con escaso espacio interior y que funcionaba con pilas extraíbles. Argumentó que su uso no representaba riesgo alguno para la seguridad ni para la salud si se aplicaban ciertas condiciones.

Finalmente, se permitió su uso con restricciones: no podía compartirse, debía usarse en momentos íntimos concretos, el personal del centro debía custodiarlo sin las pilas y debía devolverse lavado tras su uso. También se aceptó un posible aumento de controles y sospechas por su posesión.

Un vis a vis con un perro

Otro caso insólito ocurrió en septiembre de 2023. El Juzgado de Vigilancia Penitenciaria n.º 1 del País Vasco concedió un vis a vis a un preso de Martutene con su perro.

El recluso supo que su mascota debía ser sacrificada por problemas de salud y solicitó despedirse de ella en prisión. El juez aceptó, con varias condiciones: el animal debía tener certificado veterinario, acudir con correa y bozal, y acompañado por un familiar autorizado. Además, cualquier suciedad provocada en el centro tendría que ser limpiada por el interno.

Edificio grande de paredes blancas y techo marrón rodeado de vegetación y caminos asfaltados
La prisión de Martutene | Archivo

Fuentes penitenciarias consultadas por elcierredigital.com expresaron su incomodidad con la decisión: “No entendemos en base a qué se toma esta medida. Sobre todo, cuando a veces ni se autoriza salir a despedirse de un familiar gravemente enfermo”.

Añadieron que “el perro, al no poder ser cacheado, supone un problema de seguridad. Además, al estar enfermo, podría generar riesgos sanitarios para otros internos”.

Las mismas fuentes lamentaron que “se están cruzando líneas que nunca se habían cruzado. No podemos convertir las prisiones en un lugar de concesiones arbitrarias. Las normas deben ser claras, firmes y comunes para todos. La arbitrariedad distorsiona el sistema penitenciario y pone en riesgo la seguridad de los centros. Estas decisiones, lejos de favorecer la convivencia, pueden generar descontrol”.

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