
Ultimátum judicial a Duro Felguera: La siderúrgica asturiana, cerca de su desaparición
Duro Felguera negocia 180 despidos y busca liquidez mientras acecha su concurso de acreedores a finales de septiembre
El Juzgado de lo Mercantil número 3 de Gijón ha concedido a Duro Felguera una tercera prórroga del preconcurso de acreedores, que se prolongará hasta el 30 de septiembre. La decisión, calificada como “excepcional” por el propio auto, otorga a la histórica ingeniería asturiana unas semanas más para intentar cerrar un plan de reestructuración que asegure su supervivencia.
El juez advierte que no habrá nuevas prórrogas salvo que concurran circunstancias sobrevenidas de carácter extraordinario. También deja claro que la falta de avances reales será motivo suficiente para denegar cualquier otra solicitud. En la práctica, septiembre se convierte en un mes decisivo para el futuro inmediato de la compañía.
El anuncio, pese a su carácter limitado, ha tenido un efecto balsámico en el mercado bursátil. Las acciones de Duro Felguera repuntan, pero la preocupación permanece.

La situación económica de la compañía asturiana es cruda. En 2024, registró pérdidas de 98,3 millones de euros, un 36% más que el año anterior. El flujo de explotación fue negativo en 76,5 millones y el patrimonio neto se desplomó hasta los 269 millones. A ello se suma un fondo de maniobra negativo de 193 millones, lo que coloca a la empresa en causa de disolución.
El deterioro se explica en parte por el encarecimiento del préstamo sindicado avalado por la SEPI, que elevó sus costes financieros. Pero también por la pérdida de proyectos internacionales y el descenso de pedidos.
La compañía, con más de 160 años de historia, llegó a tener en 2010 una capitalización bursátil superior a 1.000 millones de euros. Hoy, su valor en bolsa no supera los 50 millones.
La crisis no es nueva. Desde hace una década, Duro Felguera arrastra contratos fallidos, sanciones internacionales y un endeudamiento creciente. La pandemia agravó una caída que ya venía de atrás y el rescate de la SEPI en 2021, con 120 millones de euros, apenas sirvió para ganar tiempo.
Un respiro que llega en medio de despidos
La tercera prórroga coincide con la negociación de un ERE histórico en la asturiana. El preacuerdo alcanzado con UGT, CC. OO. y representantes independientes contempla la salida de 180 trabajadores de una plantilla que ronda los 1.400 empleados.
Las indemnizaciones serán de 25 días por año trabajado, con un máximo de 14 mensualidades. La empresa pretende aplicar el proceso de forma escalonada hasta junio de 2026, con el objetivo de amortiguar el impacto. Para muchos trabajadores, sin embargo, el ajuste supone la pérdida de empleos estables en un sector muy especializado y con pocas alternativas en la región.

La dirección también ha recurrido a la venta de activos para obtener liquidez. A finales de julio, Indra adquirió por 3,65 millones de euros la planta de El Tallerón, en Gijón. La operación permitió cierto respiro financiero, aunque supuso desprenderse de una instalación simbólica para la historia de la compañía.
En paralelo, los nuevos socios mayoritarios, Prodi y Mota-Engil México, han inyectado capital y aportado avales junto con bancos colaboradores. Pese a ello, el margen es estrecho y sin un plan de reestructuración homologado el concurso parece inevitable.
El camino de las prórrogas en Duro Felguera
El preconcurso se solicitó en marzo. Por entonces, el juez aprobó una primera prórroga de tres meses tras constatar el acuerdo del 96,5% de los acreedores. En ese momento, la empresa estaba inmersa en litigios relevantes, como el de la eléctrica argelina Sonelgaz, la cual reclama 413 millones de euros por el fallido proyecto de Djelfa.
En junio, se concedió la segunda extensión hasta el 31 de julio. Todo después de cerrar un pacto con la SEPI y presentar un plan de refinanciación. El optimismo se reflejó en la bolsa con subidas puntuales de hasta un 20%.

Ahora, septiembre representa la tercera y última prórroga, salvo imprevistos excepcionales. El juez ha recordado que el plazo máximo fijado por la normativa europea es de doce meses. Y que, en ausencia de avances claros, el concurso se abrirá de forma automática.
Lo que está en juego para Duro Felguera
Más allá de los balances, la crisis tiene un fuerte impacto humano y social. Para muchos trabajadores, Duro Felguera es más que un empleo, es parte del tejido industrial de Asturias. El ambiente en las plantas es una mezcla de resignación y esperanza. Mientras, los sindicatos advierten de que la pérdida de empleo cualificado es difícil de revertir.
Ingenieros y técnicos emigran a otras compañías nacionales o al extranjero, lo que complica el futuro de la empresa incluso si consigue estabilizarse. El tejido de proveedores y contratas también se resiente, al depender en gran medida de los encargos de la firma gijonesa.
Septiembre será decisivo. La compañía deberá presentar un plan de reestructuración creíble, conseguir su homologación judicial y materializar los acuerdos con acreedores y sindicatos. Si no lo logra, el concurso de acreedores podría convertirse en el punto final de una trayectoria centenaria.
Más noticias: