
Semana crítica para Duro Felguera: Qué esconde el mayor ajuste laboral de su historia
La empresa siderúrgica asturiana plantea un recorte de 699 puestos mientras planea cerrar acuerdos antes del 31 de julio
La siderúrgica asturiana Duro Felguera afronta esta semana un momento decisivo en su historia centenaria. La constitución de la mesa de negociación de su ERE, prevista estos días, supone el inicio formal del ajuste más importante de la compañía.
Con una plantilla de aproximadamente 1.500 trabajadores, la empresa ha comunicado su intención de reducir el número de empleados en 699. Una decisión que se enmarca dentro de un plan de reestructuración múltiple cuyo objetivo final es evitar el concurso de acreedores.
El proceso se articulará en torno a cinco sociedades del grupo. Duro Felguera (DFSA), DF Operaciones y Montajes (DFOM), DF Energy Storage, DF Intelligent Systems y DF Green Tech. Quedan excluidas DF Calderería Pesada y DF Mompresa, esta última centrada en la fabricación de turbinas.
La mesa negociadora que se constituirá esta semana estará compuesta por representantes de la empresa y de los sindicatos. Su trabajo se desarrollará durante un periodo de consultas que se extenderá hasta principios de agosto.

En ese tiempo, las partes deberán negociar los términos del ajuste: los criterios de selección del personal afectado, las condiciones económicas de las salidas, la posibilidad de recolocaciones, los planes de formación y cualquier medida de acompañamiento que pueda mitigar el impacto del despido colectivo.
Intentarán poner fin así a una crisis que se viene prolongando meses. Desde diciembre de 2024, Duro Felguera se encuentra en situación de preconcurso de acreedores.
El pasado mes de junio, el Juzgado de lo Mercantil de Gijón autorizó una prórroga excepcional de este preconcurso hasta el 31 de julio. Con el objetivo de permitir a la empresa cerrar un acuerdo de reestructuración con sus acreedores y evitar así la declaración formal del concurso.
Entre los acreedores se encuentran entidades financieras como Banco Santander, Banco Sabadell y Unicaja, y también la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI), que juega un papel clave.

En 2021, la SEPI concedió a Duro Felguera un rescate de 120 millones de euros, divididos en préstamos ordinarios y participativos. Todo a través del Fondo de Apoyo a la Solvencia de Empresas Estratégicas (FASEE).
Esa ayuda, que permitió mantener a flote la empresa durante la pandemia, podría convertirse ahora en capital, como parte de una recapitalización más amplia.
En paralelo, la compañía ha iniciado la venta de activos considerados no esenciales para obtener liquidez. Uno de los movimientos más destacados es la venta de la planta de calderería pesada conocida como ‘El Tallerón’ a la empresa Indra, por un importe de 3,6 millones de euros.
El acuerdo incluye el compromiso de mantener los 156 empleos asociados a la planta. Esta pasará a integrarse en la línea de producción de vehículos blindados 8x8 del grupo de tecnología y defensa.
Fuga de talento y tensión sindical
En este contexto de incertidumbre, la plantilla de Duro Felguera está experimentando una fuga de profesionales. Un factor que preocupa tanto a la dirección como a los representantes sindicales.
Según fuentes internas, la empresa pierde una media de diez ingenieros a la semana. Muchos de ellos fichados por compañías competidoras, como TSK. Esta pérdida de talento complica aún más la ejecución de proyectos en curso y merma la capacidad de la empresa para presentarse a nuevos contratos.
Los sindicatos han mostrado su oposición al ERE. Consideran que se ha planteado “de forma unilateral y sin un plan industrial detallado que garantice la viabilidad futura de la compañía".
El secretario general de CC. OO. en Asturias, Nacho Requena, ha advertido de que no aceptarán un modelo de ajuste centrado únicamente en recortar costes laborales sin una estrategia de crecimiento.

Por su parte, el presidente ejecutivo de la compañía, Eduardo Espinosa, ha afirmado que el ERE es 'inevitable' para garantizar la supervivencia del grupo.
En su intervención ante la junta de accionistas del pasado 27 de junio, Espinosa explicó que el ERE forma parte de un proceso más amplio. Este incluye también la renegociación de la deuda financiera y la búsqueda de nuevos socios inversores.
Caída bursátil y deterioro reputacional
El deterioro financiero de Duro Felguera también se refleja en su evolución bursátil. La compañía, que llegó a tener una capitalización superior a los 1.000 millones de euros en 2010, cotiza actualmente por debajo de los 50 millones. En lo que va de año, sus acciones acumulan una caída del 18%, situándose en torno a los 0,22 euros por acción.
Este desplome ha sido alimentado por diversos factores, entre ellos la pérdida de contratos internacionales. También han hecho mella los litigios costosos como el que mantuvo con la empresa pública argelina Sonelgaz por la planta de ciclo combinado de Djelfa. Sin olvidar el progresivo deterioro de su cartera de pedidos.
El conflicto con Sonelgaz, resuelto en abril, supuso un quebranto económico de 413 millones de euros. Un 'hachazo' que contribuyó de manera decisiva a la declaración del preconcurso.
El reloj corre: 31 de julio, fecha límite
El objetivo inmediato de Duro Felguera es evitar el concurso de acreedores. Todo mediante un acuerdo integral con acreedores, administraciones y sindicatos antes del 31 de julio. Esa fecha marca el fin de la prórroga del preconcurso y se ha convertido en una cuenta atrás.

La posibilidad de evitar el concurso pasa por lograr avances simultáneos en varias líneas. La ejecución del ERE con un acuerdo pactado, la venta de activos, la recapitalización mediante la entrada de nuevos inversores y la renegociación de la deuda con la banca acreedora.
En este sentido, el papel de la SEPI y de su nuevo representante en el consejo de administración, Manuel Alves Torres, se considera clave para articular una solución que combine interés industrial y viabilidad económica.
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