Casa Real de Noruega La princesa noruega Ingrid Alexandra usada como solución al escándalo de Marius Borg
Mientras el hijo de los reyes de Noruega está acusado de violación, su hermana Ingrid refuerza su papel institucional
La princesa noruega Ingrid Alexandra (Oslo, 2004) se sitúa como la solución a los problemas para la corona de Noruega. Una tesitura que ha sido generada por los escándalos de su hermano Marius Borg. Cabe recalcar que la futura reina del país nórdico ha aumentado su agenda institucional, y está muy unida a la Familia Real española. En especial, al rey Felipe VI (Madrid, 1968) quien es su padrino de bautizo.
El juicio contra Marius Borg, hermanastro de la princesa Ingrid Alexandra, tendrá lugar a comienzos de 2026. Podría enfrentarse a una condena de hasta diez años de prisión. El fiscal general noruego, Sutrla Henriksb, ha insistido en que Borg no recibirá un trato distinto por su vínculo con la familia real.
La situación, sin embargo, proyecta inevitablemente una sombra sobre Ingrid Alexandra, llamada a convertirse en reina en los próximos años. Aunque la joven se ha criado muy cerca de Marius, su papel es radicalmente distinto: ella representa el futuro de la monarquía y su imagen debe permanecer libre de cualquier mácula.
Un futuro en juego
El destino —o tal vez una estrategia— ha querido que la confirmación de los cargos contra Borg coincidiera con la ausencia de Ingrid Alexandra. La princesa se encuentra en Australia, donde ha comenzado su formación universitaria en la Universidad de Sídney, una de las más prestigiosas del mundo.
Estudia Ciencias Sociales con especialización en Relaciones Internacionales y Economía Política, una elección que, aunque sorprendente por la distancia, sigue la senda de sus predecesores: su padre cursó estudios en Berkeley (EE.UU.) y su abuelo en Oxford.
Instalada en Sídney desde hace semanas, Ingrid ha tenido tiempo para adaptarse a su nueva vida lejos de Noruega, un hecho que resulta providencial en medio de uno de los momentos más polémicos para su familia. La distancia le permite mantener intacta su reputación, algo esencial para quien está destinada a asumir la Corona.
La casa real noruega sabe que no puede permitirse fisuras en la figura de la heredera. Más aún tras las controversias que han afectado en el pasado a Marta Luisa de Noruega. O incluso al propio rey Harald, duramente criticado por los gastos ocasionados en un viaje privado de regreso desde Malasia.
El caso de Marius Borg resulta especialmente delicado por los lazos familiares y porque algunos de los cargos están vinculados a propiedades de la familia real, además de que hasta hace poco disfrutaba de pasaporte diplomático. Todo ello añade presión a la institución, pero al mismo tiempo subraya la importancia de que Ingrid Alexandra permanezca al margen.
Los escándalos de Marius Borg, el ‘príncipe rebelde’ de Noruega
Fue en agosto de 2024 cuando el escándalo se apropió del rumbo de la familia real noruega. La nueva detención de Marius Borg Høiby, hijo de la princesa Mette Marit. La Policía le imputó cargos por violación, al considerar que mantuvo relaciones sexuales con una mujer inconsciente, delito que en Noruega puede conllevar hasta diez años de prisión. El joven, de 27 años, se declara inocente, aunque su historial de polémicas refuerza la imagen de “miembro díscolo” de la familia real.
No es la primera vez que Marius Borg se enfrenta a la justicia. También en 2024, fue detenido por agredir física y verbalmente a una joven de 20 años en el apartamento de su exnovia, que tuvo que ser hospitalizada con una conmoción cerebral. Tras ello, pasó treinta horas en aislamiento en una comisaría de Oslo.
A lo largo de los últimos años ha acumulado acusaciones por maltrato doméstico contra dos exparejas y por quebrantar una orden de alejamiento en septiembre. Además, ha protagonizado polémicas por su amplio historial amoroso, desde modelos a concursantes de reality shows, y por comportamientos imprudentes, como conducir a gran velocidad y exhibirlo en redes sociales.
La Casa Real noruega, que procura mantener a Ingrid Alexandra y Sverre Magnus al margen, ya no incluye a Marius en actos oficiales. Decisión motivada por su estilo de vida nocturno, sus excesos con el alcohol y las drogas —problemas que él mismo ha reconocido—. Y su carácter rebelde ha reforzado su fama como el “príncipe malo” o “sex symbol nórdico” de la realeza escandinava.
Ingrid Alexandra de Noruega: futura reina y puente entre casas reales
Ingrid Alexandra nació el 21 de enero de 2004 en Oslo, siendo la primogénita de los príncipes herederos Haakon Magnus y Mette-Marit. Desde su nacimiento, ha simbolizado una nueva generación de realeza cercana y moderna.
Fue la primera miembro de la familia real noruega en asistir a una escuela pública, el colegio Uranienborg. Lo hizo antes de continuar sus estudios en centros privados y graduarse en 2023 en Elvebakken. También se ha formado en el ámbito militar, alcanzando el rango de ingeniera soldado y prestando servicio como artillera en un vehículo CV90 STING.
Su vínculo con la familia real española es estrecho y de larga data. Desde su bautizo en 2004 en la capilla del Palacio Real de Oslo, donde Felipe VI y la reina Sofía fueron invitados como padrinos aunque no pudieron asistir, hasta su 18º cumpleaños, al que Felipe VI sí acudió junto a la princesa Amalia de Holanda, la relación entre las casas reales se ha mantenido cercana.
Este lazo se remonta incluso a la década de 1950. Con encuentros entre Harald V y la princesa Sofía de Grecia, madre de la actual reina Sofía de España. Y se ha reforzado a lo largo de las décadas con visitas y asistencia a bodas y actos oficiales.
Desde su niñez, Ingrid ha mostrado un firme compromiso con la monarquía. Debutó en 2014 en un acto oficial en el Parlamento Noruego, encendió la llama olímpica en 2016 y ha sido madrina de embarcaciones noruegas. Además, ha mostrado interés por el cambio climático y la protección de los océanos.
Más allá del protocolo, Ingrid Alexandra tiene una vida personal activa. Es aficionada al deporte (surf, running, esquí, kickboxing) y al arte callejero. Reside en el moderno barrio de Grünerlokka y mantiene un estilo considerado entre las royals mejor vestidas, combinando galas con looks más urbanos. Su noviazgo con Magnus Heien Haugstad, iniciado en 2021 y oficializado en 2022, se caracterizó por la discreción y terminó en 2023 sin escándalos, reflejando su carácter reservado.
Ingrid Alexandra sigue consolidándose como símbolo del futuro de la monarquía noruega. Lo hace combinando formación académica, compromiso institucional y cercanía con otras casas reales europeas, incluida la española.
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