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Tres hombres posan frente a la Sagrada Familia en Barcelona con grúas de construcción al fondo y cielo azul
INVESTIGACIÓN

Las grandes fortunas del Golfo Pérsico se refugian en Cataluña: Sus objetivos clave

Capitales como Barcelona y Tarragona seducen al poder árabe a través de conexiones como Joan Laporta y Juan Carlos I

Desde hace más de una década, Cataluña se ha consolidado como uno de los destinos predilectos de las grandes fortunas del Golfo Pérsico. En el corazón de esta relación figuran megayates atracados en Tarragona, mansiones en Barcelona y multimillonarias inversiones en infraestructuras estratégicas. Una red de vínculos ha tejido una relación profunda y discreta entre monarquías del Golfo y ciertos actores clave de la política, la economía y el deporte catalán.

Uno de los símbolos más visibles de esta relación es el Al Lusail. Se trat del megayate del emir de Catar Tamim bin Hamad Al Thani, que suele atracar en la Marina Port Tarraco de Tarragona. Este puerto de alto lujo fue adquirido en 2011 por el fondo catarí Qatari Diar, en una operación de alrededor de 65 millones de euros. La compra no fue una inversión cualquiera. De hecho,  la marina se adaptó a medida para convertirse en la base de la flota real catarí en el Mediterráneo.

Yates de lujo atracados en un puerto con personas paseando por el muelle en un día soleado
Port Tarraco. | Port Tarraco Tarragona

Según declaraciones de la propia empresa en aquel momento, el objetivo era establecer allí el centro logístico para los desplazamientos del emir y su entorno. La discreción de la ubicación, la seguridad del puerto y la calidad de los servicios hicieron de Tarragona un enclave ideal.

Distintas fuentes apuntan que uno de los embajadores de esta operación fue el entonces rey Juan Carlos I. Este habría facilitado el acuerdo aprovechando sus estrechos vínculos con la familia real catarí. Aunque nunca se ha reconocido oficialmente, la prensa especializada considera que la compra fue fruto de una “gestión personal” del monarca emérito, que en esos años multiplicaba sus esfuerzos por atraer inversión árabe hacia una España golpeada por la crisis.

Juan Carlos I: arquitecto de la diplomacia económica con el Golfo

Durante décadas, el rey Juan Carlos desempeñó el papel de embajador económico oficioso de España ante las monarquías del Golfo. Su presencia en los despachos de emires y jeques fue clave para desbloquear grandes contratos como el AVE a La Meca o las inversiones de Qatar en Iberdrola.

En 2011, el emirato catarí se comprometió a inyectar 3.000 millones en España. Parte de ese dinero sirvió para rescatar a empresas estratégicas y dar aire a sectores como el energético o el inmobiliario. Cataluña, con su atractivo turístico y su posición geográfica, fue uno de los principales receptores.

Un hombre mayor con traje oscuro y corbata púrpura está sentado en un entorno formal.
Juan Carlos I. | EP

La intervención del rey no se limitó a gestiones de Estado. También medió en asuntos personales. Como el alquiler del palacete de Pedralbes de la infanta Cristina al jeque Hamed bin Ahmed Al Hamed, primo del presidente de Emiratos Árabes. El contrato, a razón de 36.000 euros mensuales, fue un gesto de amistad hacia la Casa Real, y apenas se hizo uso efectivo del inmueble.

Este modelo de diplomacia basada en relaciones personales terminó por estallar cuando investigaciones judiciales internacionales desvelaron pagos millonarios al rey emérito desde Arabia Saudí. Las sospechas de comisiones ocultas y el escándalo de las cuentas en Suiza precipitaron su salida del país en 2020. Paradójicamente, Juan Carlos se exilió en Abu Dabi, el mismo entorno geopolítico que tan intensamente cultivó.

Jeques y empresarios que eligieron Barcelona

Barcelona también ha sido el lugar elegido para residencias y negocios de varias personalidades del Golfo. Uno de los casos más llamativos es el del príncipe saudí Abdullah bin Saad bin Abdulaziz. El príncipe nació en Barcelona en 1968 durante la estancia de su padre, el príncipe Saad bin Abdulaziz, en la ciudad para recibir tratamiento médico. 

La familia del príncipe saudí quedó fascinada por el estilo de vida mediterráneo y adquirió diversas propiedades en la zona alta de la ciudad, especialmente en Pedralbes, donde aún hoy se conservan las residencias. Abdullah, que pasó buena parte de su infancia y juventud en la capital catalana, ha mantenido una relación afectiva constante con la ciudad, hasta el punto de considerarla su segundo hogar.

Es habitual verlo en visitas privadas a Barcelona y ha manifestado en varias ocasiones su admiración por el FC Barcelona. De igual manera, Abdullah es uno de los más fieles protectores del emérito en su exilio.

Dos hombres sentados en sillones de color amarillo en un auditorio uno lleva vestimenta tradicional árabe y el otro viste traje oscuro hay personas al fondo
Juan Carlos I y Abdullah Bin Saad. | Redes sociales

Más recientemente, inversores de Emiratos, Catar y Arabia Saudí han adquirido residencias de lujo en zonas como Pedralbes, Sarrià o el Eixample. La discreción con la que operan hace difícil cuantificar el alcance total de estas inversiones. Pero los registros inmobiliarios apuntan a una presencia constante de capital árabe en operaciones de alto valor.

Tarragona, por su parte, se ha consolidado como un puerto estratégico para las monarquías del Golfo. Además del emir catarí, el rey de Bahréin y altos cargos de Dubái y Abu Dabi visitan habitualmente la marina durante el verano. Esta “zona franca” del lujo náutico ofrece privacidad y servicios a medida.

Joan Laporta: de la crítica a Catar al nuevo acercamiento

Uno de los personajes clave en la relación actual entre Cataluña y el Golfo es Joan Laporta, presidente del FC Barcelona. Durante su primera etapa en el club, Laporta defendió un modelo basado en valores y rechazó patrocinios comerciales con regímenes autoritarios. Criticó duramente el acuerdo que firmó su sucesor Sandro Rosell con Qatar Foundation, acusando al emirato de “dictadura islámica”.

Sin embargo, con su regreso a la presidencia en 2021 y la gravísima situación económica del club, su postura cambió. Laporta ha emprendido una activa búsqueda de patrocinadores en Oriente Medio y ha viajado a Catar, Arabia Saudí y Emiratos Árabes.

Un hombre en un podio hablando en una asamblea general ordinaria del FC Barcelona.
Joan Laporta. | EP

Un papel clave en esta estrategia lo desempeña su hermano, Xavier Laporta. Él es el empresario que actúa como intermediario con los jeques, aunque sin cargo oficial en el club. Se le atribuyen gestiones para obtener avales financieros y explorar oportunidades con fondos soberanos y empresas del Golfo.

En junio de 2023, Laporta visitó Doha por primera vez, invitado por el empresario catarí Mohammed Al Attiyah. De ese viaje surgieron negociaciones para nuevos patrocinios que podrían reportar al club decenas de millones de euros. Firmas como Baladi Express han empezado a colaborar con el Barça en el marco de esta nueva etapa de cooperación económica con Catar.

¿Capital estratégico o dependencia peligrosa?

La llegada masiva de capital del Golfo a Cataluña genera luces y sombras. En el plano económico, ha servido para rescatar infraestructuras, dinamizar sectores como el turismo de lujo y ofrecer alternativas de financiación en momentos críticos. En el caso del FC Barcelona, estas alianzas podrían garantizar su supervivencia financiera.

Sin embargo, el peso creciente de estos intereses plantea interrogantes. La opacidad de las operaciones y la asimetría diplomática entre las partes generan inquietud en varios sectores. También hay temor a que Cataluña quede condicionada por decisiones tomadas en Doha, Riad o Abu Dabi.

Vista panorámica de la ciudad de Barcelona con la Sagrada Familia en el centro y el mar Mediterráneo al fondo
Barcelona. | Europapress

La figura del rey Juan Carlos ilustra esa tensión entre diplomacia útil e intereses opacos. Lo que comenzó como una labor de intermediación acabó derivando en escándalos que han dañado la credibilidad institucional. En el Barça, el giro de Laporta ha sido interpretado por algunos sectores como una renuncia a los principios fundacionales del club.

Socialmente, la presencia de jeques y magnates en barrios como Pedralbes o puertos como Tarragona no ha generado conflicto abierto. Pero sí un creciente debate sobre el modelo de ciudad que se está construyendo. Una Barcelona cada vez más orientada al lujo, al turismo de élite y a los intereses del capital extranjero.

A pesar de las controversias, Cataluña se ha consolidado como un puente privilegiado entre el Golfo Pérsico y Europa. Su ubicación geográfica y su capital simbólico (el FC Barcelona, su estilo de vida, su estabilidad) la convierten en un destino atractivo para inversores. También para familias reales que buscan seguridad, privacidad y prestigio.

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