
Florentino Pérez ordena su patrimonio: Quién será su sucesor en ACS y en el Madrid
El empresario de 78 años cuenta con un patrimonio de 3.400 millones y tiene tres hijos Cuchy, Eduardo y Florentino Jr.
A sus 78 años, el empresario Florentino Pérez sigue sin soltar el control de sus negocios. Ni en ACS, la constructora que preside desde hace décadas, ni en el Real Madrid, el club donde ejerce un poder casi absoluto. Florentino evita responder a la gran pregunta mientras blinda su fortuna personal: ¿quién tomará su relevo tanto en el gigante de la construcción como en el equipo blanco?
En el plano económico, ha optado por una jugada clásica. Ha destinado íntegramente los 70,97 millones de euros, que cobró de dividendos en 2024, a reservas dentro del balance de su sociedad patrimonial Rosan Inversiones.
Con ese movimiento, refuerza un colchón que ya supera los 724 millones en fondos retenidos. Según Forbes, Pérez cuenta con un patrimonio que ronda los 3.400 millones de euros.
Este enfoque conservador no es nada nuevo. Lo aplica ya desde 2020, cuando reorganizó su estructura patrimonial.
Aunque su 13,54% en ACS tiene un valor bursátil de más de 2.100 millones de euros, Pérez no quiere depender de los vaivenes del mercado. Prefiere tener el control desde su holding privado. Una estrategia clásica de acumulación silenciosa.
Rosan Inversiones se ha convertido en el centro de esa estrategia. Reduce deuda, acumula liquidez y diversifica en sectores clave. Entre sus múltiples activos figuran la firma inmobiliaria Luyaroll y la empresa de alquiler de jets privados Floma Aviación.
Incógnitas del futuro de Florentino
Lo llamativo es que, mientras su patrimonio personal se consolida, sus dos grandes bastiones, tanto el Real Madrid como ACS, están llenos de incógnitas. En ACS, la transición no ha sido tranquila. Mariano Fernández Verdes, que ocupó el cargo de consejero delegado entre 2017 y 2021, fue apartado de forma abrupta.
Su salida dejó cicatrices. Juan Santamaría, su sucesor, aún no ha terminado de ganarse el pleno respaldo del mercado ni del entorno interno. Aunque ha firmado grandes contratos, incluido un macrocentro de datos de 6.000 millones de dólares en Estados Unidos, su perfil no logra eclipsar al del presidente.
Al mismo tiempo, ha empezado a cobrar fuerza otro nombre: Anas Laghrari. Discreto, joven y bien conectado, ha sido clave en operaciones importantes tanto en ACS como en el Real Madrid. Para algunos, es un ejecutor fiel.
Para otros, quiza el heredero no declarado. Su perfil financiero, discreto y eficaz, gusta. Pero su falta de exposición pública complica cualquier transición inmediata.
Y en el Real Madrid, la situación es parecida. Su número dos, José Ángel Sánchez, sigue siendo el hombre fuerte en la gestión diaria del club blanco. Es el hombre de máxima confianza de Florentino, sin contar a su asesor personal en la sombra Antonio García Ferreras.

Aunque José Ángel Sánchez negocia contratos, lidera operaciones y mantiene la estructura en marcha, nadie le ve como el futuro presidente del Real Madrid. Su perfil es más de técnico que de figura institucional. En paralelo, el único nombre que ha aparecido como posible sucesor mediático de Florentino es Rafael Nadal.
El tenista mallorquín, que acaba de ser padre por segunda vez, es un icono del deporte español y un madridista confeso. Y siempre ha expresado su deseo de presidir el club merengue algún día.
Pero todavía le faltan tres requisitos clave para poder postularse. Por ejemplo, no forma parte del organigrama ni ha tenido participación activa en la gestión. Y hoy por hoy, es solo un símbolo.
Mientras tanto, el club capitalino vive un momento complicado. La pasada temporada fue decepcionante. El equipo no ganó ninguno de los grandes títulos. Su entrenador Carlo Ancelotti se marchó. Y el proyecto de Xabi Alonso ha arrancado con dudas, sobre todo tras el mal papel en el Mundialito.
En baloncesto, Chus Mateo se fue en silencio. Y Raúl González, leyenda del madridismo, también salió del Castilla sin explicación oficial.
A esto se suma la creciente tensión con LaLiga de Javier Tebas. El club ha denunciado públicamente lo que considera un trato desigual por parte del organismo controlador del fútbol profesional español.
Tanro que el polémico canal oficial, Real Madrid TV, ha llegado a acusar a la competición de estar "manipulada". La crítica ha sido constante, especialmente en torno a horarios, arbitrajes y decisiones de calendario. El ambiente es tóxico y está muy alejado de la calma institucional que debería rodear al club más laureado de Europa.
El Estadio Bernabéu
El nuevo Santiago Bernabéu, otro de los proyectos estrella de Florentino, tampoco está funcionando como se esperaba.
Y es que su ambiciosa agenda de conciertos y grandes eventos aún no ha despegado. Los problemas con el ruido han paralizado el plan de explotar el recinto como una fuente de ingresos estable. Un revés para un proyecto que aspiraba a ser el gran generador económico del club en la próxima década.
Y en el plano internacional, la Superliga, impulsada por Florentino, sigue dando tumbos. El proyecto ha perdido fuerza, aliados y credibilidad. La promotora del torneo, A22 Sports Management, acumula pérdidas millonarias.
La competencia con la UEFA, los problemas judiciales y la falta de apoyo de clubes europeos clave han dejado a la iniciativa en una posición muy débil. Lo que en su día fue presentado como una revolución inevitable del fútbol europeo ahora podría terminar en fracaso.
Política y sucesión
A pesar de todo esto, Florentino sigue sin abordar públicamente el tema de su sucesión. Y ni en ACS ni en el Real Madrid hay señales claras de transición. Todo sigue girando en torno a su figura, que lo abarca todo. Su sombra es larga. Pero también lo es el riesgo de no dejar espacio para el relevo.

Nadie discute su capacidad de gestión. Tampoco su talento estratégico. No hay duda que ha creado un imperio económico y deportivo con pocos precedentes. Pero el paso del tiempo es inexorable. Y hoy, su legado no tiene un plan claro de continuidad.
En parte porque sus tres hijos, María Ángeles (conocida como Cuchi), Eduardo y Florentino, no parecen estar demasiado interesados en el fútbol ni en la construcción. Y, por ende, en seguir la estela marcada por su padre.
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