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Dos hombres en traje frente a un edificio histórico con una bandera suiza ondeando.
INVESTIGACIÓN

Quién es Dante Canonica, el abogado suizo 'del offshore' en la diana de Juan Carlos I

Canonica fue gestor del dinero del rey Emérito en el extranjero y ahora se enfrenta a una posible demanda por fraude

El rey emérito  Juan Carlos I continúa su 'guerra' para limpiar su nombre tras la demanda a Miguel Ángel Revilla. Ahora quiere presentar otra querella contra su antigua amiga Corinna Larsen y contra el abogado suizo Dante Canonica. Este último sería demandado por fraude y es uno de los nombres más discretos, pero influyentes en la gestión de su fortuna oculta. 

La acción legal se iniciaría en Suiza, país de residencia de Canonica y lugar clave en la supuesta trama financiera que rodea al monarca. El objetivo declarado de Juan Carlos es salvaguardar su honor y reputación. El entorno cercano del rey emérito también desempeña un papel clave en esta ofensiva judicial. Según ha publicado OKDiario, Philip Adkins, exmarido de Corinna Larsenestaría implicado en el diseño de la estrategia legal contra Corinna y Dante Canonica.

Philip Adkins, empresario británico y primer marido de Corinna, mantiene desde hace años una estrecha relación con Juan Carlos I, a quien conoció durante una cacería en 2004. Por entonces, Corinna aún estaba casada con el príncipe Casimir. Aunque Adkins fue en su día un apoyo para Corinna, con el tiempo tomó partido por Juan Carlos I en el conflicto entre ambos.

De hecho, llegó a adelantar dinero —que después fue reembolsado con fondos de la Fundación Zagatka, vinculada al primo del Emérito Álvaro de Orleans-Borbón— para cubrir gastos de vuelos privados del monarca a la Polinesia Francesa en 2015. El reembolso se realizó a través de Fathomless Advisory Services Limited, una sociedad offshore atribuida a Adkins, con cuenta en el HSBC de Hong Kong. Su vinculación con Juan Carlos se ha fortalecido con los años, hasta el punto de formar parte de su entorno más cercano en Abu Dabi.

Dos hombres mayores en una imagen compuesta, uno sentado en un sillón y el otro en un recuadro circular, ambos con expresiones serias.
Montaje de Philip Adkins y Juan Carlos I | Montaje propio

Uno de los puntos más controvertidos de las intenciones del Emérito contra Corinna Larsen es su versión sobre la transferencia de  64,8 millones de euros que le envió en 2012. Según el propio Juan Carlos I, aquella cuantía no fue una donación, sino una entrega en custodia, con la intención de recuperarla más adelante.

Sin embargo, esta explicación entra en clara contradicción con la legislación española. En aquel momento él aún era jefe del Estado y residente fiscal en España, por lo que una operación de esas características, si se tratara de una donación, estaba sujeta al impuesto sobre donaciones, que no se liquidó.

Tampoco fue declarada como patrimonio, ni en España ni en Suiza. Si ahora sostiene que el dinero no era un regalo, sino un depósito recuperable, la pregunta inevitable es cómo justificará la legalidad, el origen y el tratamiento fiscal de esa fortuna oculta que permaneció durante años en manos de Corinna sin que se declarara ni se reclamara formalmente.

En lo que respecta a las intenciones de demanda, el Emérito alega que tanto Corinna como Canonica habrían contribuido a dañar su imagen. Concretamente, generando acusaciones falsas y revelaciones sesgadas sobre el origen y destino de sus fondos en el extranjero.

Según fuentes cercanas al procedimiento, el exjefe del Estado ha solicitado un acto de conciliación previo a un juicio formal. Reclama una retractación pública por parte de ambos demandados, de modo que si no la hay formalizará la demanda. En el caso de Dante Canonica, el Emérito pretende desmarcarlo de la narrativa que lo señala como su supuesto 'valedor'. También como el supuesto arquitecto de su red financiera offshore. 

Hombre mayor con traje oscuro y corbata negra en un evento al aire libre.
Juan Carlos I | Raúl Terrel / Europa Press

Para el Emérito, esta demanda representa un intento de reescribir su legado y limpiar su nombre tras años de escándalos que han socavado su figura. La demanda, presentada por vía civil y no penal, busca también una compensación económica. Juan Carlos ha anunciado que la destinará a fines benéficos si le fuera concedida.

Al parecer, Dante Canonica y Juan Carlos I se conocieron en 2008. Por entonces,  Juan Carlos recibió una cuantiosa donación de 64,8 millones de euros del rey Abdalá de Arabia Saudí. Para canalizar discretamente ese dinero, el entonces monarca habría recurrido a Canonica. Dante es un abogado suizo especializado en derecho fiduciario, estructuras financieras internacionales y gestión de grandes patrimonios. 

Dante Canonica constituyó la fundación panameña Lucum, de la que el emérito era beneficiario único. También abrió una cuenta bancaria en el banco Mirabaud de Ginebra a nombre de dicha fundación.

Durante cuatro años, Canonica actuó como director de Lucum y facilitador del acceso del rey al dinero saudí. Se encargó de retirar importantes cantidades de efectivo en Suiza, transportarlas a Madrid y entregárselas personalmente al monarca en el Palacio de La Zarzuela. 

Según una investigación de la que se hizo eco El Confidencial, estos fondos entraron en España sin declarar. Y superaban ampliamente los límites legales de entrada de efectivo. 

En 2012, cuando el escándalo de la cacería de Botsuana deterioró la imagen del rey, Juan Carlos ordenó transferir la totalidad de la cuenta a Corinna Larsen como donación "irrevocable". Canonica orquestó también esta operación, abriendo una cuenta en Bahamas a nombre de Corinna y trasladando los fondos a través de la sociedad Solare, también a su nombre.

Canonica, de colaborador a demandado

El nombre de Dante Canonica comenzó a aparecer públicamente en 2018. Ese año se publicaron las grabaciones de Corinna Larsen con el comisario Villarejo y Juan Villalonga, donde se refería a Canonica como pieza clave en la ocultación de fondos del Emérito. 

Según Corinna, Canonica presionó para transferir propiedades y activos a nombre del primo de Juan Carlos  Álvaro de Orleans-Borbón. Afirmó que su intención era borrar el rastro del monarca. 

Un hombre mayor con traje y corbata frente a un edificio iluminado al anochecer.
Montaje de Dante Canonica | Montaje propio

Estas afirmaciones, junto con su participación activa en la fundación Lucum, lo pusieron en el centro de la investigación que la fiscalía suiza inició por presunto blanqueo de capitales.

Aunque el caso fue archivado en 2021 por falta de pruebas concluyentes que vincularan directamente los fondos con actividades corruptas, la fiscalía destacó el carácter opaco y la "voluntad de ocultación" de las estructuras diseñadas por Canonica y sus socios.

Hasta entonces, Dante Canonica había mantenido un perfil bajo pese a ser uno de los abogados más solicitados por las grandes fortunas europeas. 

El abogado de las grandes fortunas

Nacido en el cantón suizo de Tesino y formado en Derecho en la Universidad de Ginebra, Canonica comenzó a ejercer en 1977. Su especialización en derecho bancario y fiduciario lo llevó a fundar en 2009 el despacho Canonica Valticos & Associés en Ginebra. Su especialización es la gestión patrimonial y estructuración de inversiones internacionales. 

Con los años, se convirtió en asesor de confianza de aristócratas, magnates y familias empresariales. Entre ellos los Albertos (Cortina y Alcocer) y el multimillonario egipcio Mohamed Al-Fayed.

Canonica es conocido por su pericia en la creación de 'trusts', fundaciones y sociedades en paraísos fiscales. Su nombre aparece vinculado a múltiples entidades offshore identificadas en los Papeles de Panamá y los Paradise Papers. 

Entre sus operaciones más llamativas está la adquisición encubierta del Hotel Maricel en Mallorca. Una compra realizada mediante una sociedad instrumental creada por él. 

También participó en la planificación fiscal de Mohamed Al-Fayed al trasladar su residencia a Mónaco. Concretamente, el plan era mover su fortuna a jurisdicciones con menor carga impositiva.

Las polémicas de Dante Canonica, un 'histórico' de las offshore

Su relación con Arturo Fasana, financiero suizo y operador de la famosa cuenta Soleado, lo situó además en la órbita de la trama Gürtel. Aunque no fue imputado en este caso, fue citado a declarar ante la Audiencia Nacional española como testigo por su conocimiento de las estructuras empleadas por clientes españoles para sacar dinero del país. 

En la causa suiza por la fortuna del rey emérito, Canonica llegó a estar formalmente imputado, pero evitó la condena gracias al archivo del caso. La fiscalía suiza, no obstante, criticó abiertamente la "voluntad de ocultación" que mostraron él y otros implicados al estructurar las fundaciones en paraísos fiscales.

Paralelamente,  la Federación Suiza de Abogados le abrió un expediente disciplinario en 2020 por posible incumplimiento de las normas contra el blanqueo. Aunque también fue finalmente archivado en 2022, las autoridades colegiales dejaron constancia de las deficiencias en los controles de diligencia debida realizados por Canonica en las operaciones vinculadas a Lucum.

Canonica también aparece como intermediario en al menos 17 sociedades offshore registradas en paraísos fiscales como las Islas Vírgenes Británicas o Bahamas. En varios casos, figuraba con poderes notariales para operar cuentas bancarias millonarias, algunas abiertas en entidades suizas como UBS o Pictet. 

Un hombre de cabello canoso y traje aparece en un círculo superpuesto sobre una imagen de billetes de euro dentro de una lavadora.
Montaje de Dante Canonica | Montaje propio

Su despacho en Ginebra sirvió como dirección de referencia para decenas de estructuras fiduciarias. Un factor que evidenciaba su rol clave como gestor de fortunas tras bastidores.

Entre sus clientes también figura la familia real italiana de los Borbón-Dos Sicilias. Canonica fue designado en los años 90 como potencial administrador de un trust creado para gestionar el patrimonio de las princesas Camilla y Cristiana Crociani, aunque finalmente declinó el cargo por el conflicto familiar. 

Además, aparece vinculado indirectamente a operaciones de blanqueo relacionadas con el dictador haitiano Jean-Claude Duvalier. Todo, según documentación bancaria desvelada en investigaciones judiciales suizas.

La reciente demanda de Juan Carlos contra Canonica supone un intento por desmarcarse de su antiguo abogado, ahora señalado por contribuir a erosionar su reputación. 

Paradójicamente, quien durante años fue  uno de sus colaboradores más cercanos, se puede convertir hoy en adversario en los tribunales. No solo está en juego el prestigio del Emérito, también la credibilidad de uno de los abogados fiduciarios más experimentados de Europa.

 Si el caso prospera, la justicia suiza tendrá que pronunciarse sobre si Dante Canonica y Corinna Larsen difamaron o no al Emérito. Algo que reabriría otra vez el debate sobre la opacidad financiera de la Casa Real en los últimos años del reinado de Juan Carlos I.

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