18 de mayo de 2024
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FIN DE SEMANA

Aunque la mayor causa de fallecimiento entre internos es el suicidio, las sobredosis y las agresiones violentas también suelen darse en las cárceles

Muertes entre presos en cárceles de España: “Crímenes como el de Dani 'El Negro' en Estremera no son excepcionales”

El Cierre Digital en Celdas en la prisión de Estremera.
Celdas en la prisión de Estremera.
Dani ‘el Negro’, acusado del presunto asesinato de tres hermanos de avanzada edad en el municipio madrileño de Morata de Tajuña, ahora ha sido acusado de haber matado, supuestamente, a su compañero de celda en la prisión de Estremera (Madrid VII). Según sindicatos de prisiones, este tipo de muertes “no son excepcionales” en las cárceles, debido a que existe mucha violencia, pero sí que son el porcentaje más bajo entre los fallecimientos. El mayor número tiene como causa el suicidio.

Este jueves Dilawar Hussain Fazal Choudhary, más conocido como Dani 'el Negro', asesinó presuntamente a su compañero de celda en la cárcel de Estremera (Madrid VII). El Negro se encuentra en prisión por haber confesado el crimen de tres hermanos de avanzada edad —un hombre y dos mujeres de entre 70 y 80 años— en el municipio madrileño de Morata de Tajuña el pasado 18 de enero.

El compañero de celda del Negro, según informan fuentes penitenciarias consultadas por varios medios, falleció la madrugada del miércoles al jueves a causa de un fuerte golpe que podría haber sido realizado con una mancuerna, según los investigadores. Fuentes de la investigación consultadas por elcierredigital.com explican que “al ser de madrugada, los internos se encontraban con la celda cerrada y no hay opción de que no haya sido él. Ahora queda saber si ha sido un crimen de oportunidad o un crimen premeditado para ver si se cataloga como homicidio o asesinato”.

Entre los varios tipos de muertes de reclusos en las cárceles españolas, las muertes violentas suponen una minoría. Joaquín Leyva, portavoz de ACAIP (Agrupación de los Cuerpos de la Administración de Instituciones Penitenciarias), explica, en una conversación con elcierredigital.com, que “muertes violentas dentro de prisión, aunque hay, afortunadamente no son muchas”. Aun así, otras fuentes penitenciarias matizan que casos como el descrito anteriormente “no son excepcionales” porque “sí que hay muchas agresiones entre internos”.

Según los datos de 2022 que transmite el portavoz de ACAIP a elcierredigital.com, ese año hubo "un total de 4.851 agresiones entre internos en los centros dependientes de la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias. Es decir, no se incluyen datos de Cataluña ni  de País Vasco".

Las causas de la muerte de los presos en las cárceles españolas

La primera causa de muerte no natural entre los presos españoles, según han aclarado varios informes de Instituciones Penitenciarias, es el suicidio, seguida de las muertes por sobredosis. Estas últimas supusieron un 43 por ciento en el año 2021.

Al ser el suicidio la primera causa de muerte no natural, las cárceles españolas tienen un Programa de Prevención de Suicidios (PPS) para evitar este tipo de muertes. Mediante este programa, en las prisiones se asigna un denominado “preso sombra” a los internos que se considere que puedan tener riesgo de quitarse la vida, para que prevenga estos sucesos. Antonio Tejado, el sobrino de María del Monte, tiene asignado un preso sombra, tal y como publicamos en elcierredigital.com.

Presos en una cárcel.

Según el portavoz de ACAIP, “la tasa de suicidio en las prisiones españolas está muy por encima de la media de la población”. “La población reclusa es una población que tiene unas características muy especiales. El entorno cerrado es propenso a que se produzcan este tipo de muertes y es bastante más elevado del que hay en la población normalizada”, aclara.

Sobre las muertes por sobredosis, los centros penitenciarios españoles que más fallecidos acumulan son los de Pontevedra, Sevilla, Madrid y Cádiz. En el caso de Pontevedra y Cádiz, por ser provincias con mar y puertos que los narcotraficantes utilizan para cargar y descargar sus narcolanchas. Fue precisamente en Barbate (Cádiz), donde fallecieron la pasada semana dos Guardias Civiles tras ser embestidos por una narcolancha. En el caso de provincias como Sevilla o Madrid —que también acumula un alto número de muertes por sobredosis—, por ser lugares que los narcos utilizan para distribuir sus mercancías.

Las muertes violentas, que representan el porcentaje más pequeño, suelen darse, según el portavoz de ACAIP “por causas tan comunes como un problema de convivencia dentro de la celda entre dos compañeros”.

“A veces también son ajustes de cuentas entre personas, que pueden responder a temas que tienen pendientes fuera de la cárcel y los acaban resolviendo dentro. O deudas que se generan dentro de la prisión, clanes que se pueden formar… La casuística es casi tan grande como la que puede haber en la calle. Pero hay que añadirle que en prisión las personas están privadas de libertad, y ya han demostrado que no se ciñen a las normas de conducta habituales que todos nos hemos autoimpuesto, así que es más fácil que las transgredan. Por eso, el porcentaje y la posibilidad de que ocurra un hecho violento en prisión es mucho más alto de que ocurra en la calle”, continúa el portavoz de ACAIP.

El misterio de la muerte de Rafi Escobedo

A pesar de que existen varios tipos diferenciados de muertes dentro de las prisiones españolas, en algunos casos es difícil discernir qué le sucedió al preso. Fue el caso de Rafael ‘Rafi’ Escobedo Alday, el único condenado por el doble asesinato de los marqueses de Urquijo. Rafi Escobedo estaba casado con Myriam de la Sierra, hija de los marqueses y última superviviente de la familia tras el crimen, pero estaba comenzando su proceso de divorcio cuando tuvo lugar el suceso, en la madrugada del 1 de agosto de 1980.

Rafi Escobedo.

Rafi Escobedo fue detenido el 8 de abril de 1981 y, a pesar de solo contar con indicios, fue condenado a 53 años de prisión en octubre de 1983 por el asesinato de los marqueses de Urquijo.

Escobedo sólo cumplió siete años de cárcel, ya que el 27 de julio de 1988 fue hallado muerto en su celda del penal de El Dueso, en Cantabria. La versión oficial es que se suicidó ahorcándose con una sábana. Sin embargo, su abogado, Marcos García-Montes, encargó una segunda autopsia al forense José Antonio García Andrade. Este determinó que los pulmones de Escobedo tenían restos de cianuro. Tampoco había nota de suicidio. Algo sorprendente en alguien que gastaba su tiempo entre rejas escribiendo. De hecho, García-Montes conserva las memorias manuscritas del único condenado por el asesinato y que nunca han visto la luz.

Estas dos versiones aún conviven. Para muchos, Rafi fue un cabeza de turco del Caso Urquijo, mientras que para otros fue un asesino con la capacidad de seducir a los medios de comunicación y convencer al mundo de que él solo fue un instrumento en el complicado rompecabezas del asesinato de los marqueses.

Las muertes en prisión de ‘los Mataviejas’

Entre los años 80 y los 2000, hubo dos personajes que pasaron a la historia de la crónica negra española. El primero, José Antonio Rodríguez Vega, asesinó a al menos 16 personas, todas ellas mujeres mayores de 60 años, entre febrero de 1987 y abril de 1988. Fue apodado el Mataviejas.

José Antonio Rodríguez Vega, el Mataviejas.

En abril de 2002, parecía repetirse el mismo patrón. La causante, según certificó la justicia, fue Encarnación Jiménez Moreno. Según la sentencia que la llevó a prisión, ejecutó 16 ataques a ancianas —de entre 68 y 96 años— con “violencia desmesurada”. Una de ellas falleció. La apodaron la Mataviejas, haciendo referencia a Rodríguez Vega. Ambos murieron en prisión.

El Mataviejas fue detenido en mayo de 1988 y, tras confesar los asesinatos —aunque se decía inocente—, en diciembre del año 1991 fue condenado a 440 años de prisión. Fue asesinado el 24 de octubre de 2002 por otros reclusos. En medio de una disputa fue acuchillado por la espalda con un estilete. Recibió 113 puñaladas, le sacaron los ojos y parte de la masa encefálica.

La muerte de la Mataviejas tuvo lugar hace relativamente poco. Encarnación Jiménez fue arrestada el 15 de julio de 2003. Fue condenada por el Tribunal Supremo a 152 años de cárcel por la muerte de una de las ancianas y por el robo de las otras 15. El pasado 2023 Encarnación Jiménez llevaba cuatro años en régimen de semilibertad. La mañana del 20 de julio los funcionarios de prisiones la encontraron sentada en la cama y con el cuerpo recostado hacia un lado. Su cuerpo no presentaba signos de violencia, así que se decretó que la muerte fue por causas naturales.

Rosario Porto y su suicidio tras el crimen de Asunta

Como indicábamos al principio de este artículo, la causa más común de muerte no natural dentro de los presos españoles es el suicidio. Este fue el caso de Rosario Porto, madre adoptiva de Asunta Basterra y encarcelada como autora de la muerte de la menor el 21 de septiembre de 2013.

Alfonso Basterra y Rosario Porto.

Tanto Rosario como su marido, el periodista Alfonso Basterra, fueron detenidos por la muerte de la menor. En octubre del año 2015 un jurado popular los consideró a ambos culpables del crimen. Durante el juicio, Rosario Porto se declaró inocente en todo momento, aunque en 2016 el Tribunal Superior de Xusticia de Galicia (TSXG) la declaró culpable de asfixiar a su hija “en ejecución del plan preconcebido” con Alfonso Basterra para acabar con la vida de la menor. Fueron condenados a 18 años de prisión.

Rosario Porto fue trasladada después del juicio a la prisión de A Lama (Pontevedra), de ahí pasó a la de Teixeiro (A Coruña) y posteriormente a la de Brieva (Ávila), donde se suicidó en noviembre de 2020. Llevaba siete años en prisión.

Una decisión premeditada porque, según informaron las autoridades, Rosario Porto tenía toda la celda recogida, incluidas sus pertenencias. Esta fue la definitiva, pero no la primera vez que había intentado acabar con su vida. Había intentado suicidarse en otras ocasiones. Una de ellas, ingiriendo de manera masiva un medicamento que solía tomar. En otras dos ocasiones, intentó ahorcarse. La última lo consiguió.

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