28 de abril de 2024
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FIN DE SEMANA

El fundador de Rumasa vuelve a la actualidad tras la emisión en Cuatro TV de un documental sobre su vida narrado por su chófer, Víctor de la Cruz

La intrahistoria de José María Ruiz-Mateos: Su relación con Teresa Rivero e infidelidades matrimoniales

El Cierre Digital en Teresa Rivero y José María Ruiz-Mateos.
Teresa Rivero y José María Ruiz-Mateos.
José María Ruiz-Mateos vuelve a estar de actualidad por el estreno de la serie de Cuatro TV ‘El Chófer’, que narra la historia del empresario a través de su chófer Víctor de la Cruz. El documental también cuenta con el testimonio de su hija número catorce, Adela Montes de Oca, fruto de una relación extramatrimonial. Ruiz-Mateos tuvo otros trece hijos con su única esposa, Teresa Rivero, cuyo matrimonio empezó a flaquear cuando le expropiaron Rumasa en 1983.

El reciente estreno en Cuatro TV de la serie de ‘El chofer’ —dirigida y producida por José Manuel Colón— ha vuelto a poner de actualidad la figura del empresario fundador de Rumasa José María Ruiz-Mateos. Esta vez, el encargado de contar otras partes de su biografía era su propio chófer, Víctor de la Cruz, que afirmaba que la historia de Ruiz-Mateos era su “propia historia”.

Entre algunas de las declaraciones que aparecen en el documental, como ha comentado el productor en una entrevista con elcierredigital.com, se encuentran las de la decimocuarta hija que Ruiz-Mateos tuvo extramatrimonialmente, Adela Montes de Oca, y las de su madre, Patricia. Una de las mujeres que llegaron a la vida de Ruiz-Mateos cuando su matrimonio con Teresa Rivero —su única esposa— comenzó a tambalearse.

Teresa Rivero, los inicios de un romance con Ruiz-Mateos

María Teresa Rivero y Sánchez Romate nació el 19 de mayo de 1935 en Jerez de la Frontera (Cádiz) en el seno de una familia acomodada. Su padre era abogado y su madre, como era habitual en esa época, no trabajaba. Ella es la menor de ocho hermanos. Su adolescencia fue la de una chica normal, sin lujos ni excesos.

Aunque le hubiese gustado estudiar medicina, el peso de su educación familiar la llevó a prepararse para ser una buena esposa. En su biografía actualizada figura como actividad profesional: “labores caseras”. Tuvo un novio marino mercante y otro militar, pero a los 21 años conoció al que se convertiría en el hombre de su vida.

Teresa Rivero y José María Ruiz Mateos en su juventud.

"Yo solía ir a estudiar a casa de una amiga y esta chica tenía un hermano -José María- que de vez en cuando nos venía a ver. Lo típico, vamos. Él me piropeaba mucho y a mí al principio no me gustaba. He sido muy práctica en todos los aspectos de mi vida; no soy idealista ni fantasiosa, y cuando José María me decía alguna cosa bonita yo pensaba `menuda tontería'. Pero poco a poco me fue ganando. Es una persona con un gran sentido del humor y, sobre todo, un galán, un perfecto caballero”, contaría en una entrevista la propia Rivero.

Tras dos años de noviazgo, en 1958 contraía matrimonio con el empresario jerezano José María Ruiz-Mateos Jiménez de Tejada. Desde ese señalado día se convirtió en una fiel ama de casa y en supernumeraria del Opus Dei.

Los Ruiz-Mateos y su familia numerosa

Tuvo un niño por año y cuatro abortos naturales. Trece son los hijos fruto de este matrimonio, seis varones y siete chicas: Socorro, Zoilo, Begoña, José María, Rocío, Patricia, Almudena, Alfonso, Paloma, Pablo, Javier, Nuria y Álvaro. La casi totalidad de sus descendientes, a medida que iban terminando sus carreras universitarias, entraron a trabajar con su padre en la expansión de Nueva Rumasa, el holding que construyeron paso a paso tras la expropiación de Rumasa y que tuvo bajo su control más de 100 empresas radicadas en los más diversos campos de la vida social, económica y deportiva española.

La tenacidad, perseverancia, capacidad de resistencia y espíritu de sacrificio fueron los factores que Teresa Rivero y José María Ruiz-Mateos inculcaron en sus descendientes. Fue un 23 de febrero de 1983 cuando el PSOE de Felipe González, con Miguel Boyer al frente de la cartera de Economía, expropió el holding estrella de los Ruiz-Mateos, conocido por Rumasa, que aglutinaba a más de 700 empresas.

La expropiación de Rumasa tambalea el matrimonio

La fidelidad del empresario jerezano hacia la figura de Teresa Rivero fue algo notorio en el periodo 1958-1983. Así lo indicaba en una carta-confesión que dirigió —como es obligación en los miembros supernumerarios del Opus Dei— al padre superior Álvaro del Portillo. En esta carta, no sujeta al secreto de confesión, venía a decir que se acusaba de “mirar a las mujeres”.

Sin embargo, el año 1983, fecha de la expropiación del holding de la abeja, fue el revulsivo del cambio total. A partir de ahí, quizá por el golpe tan duro recibido, dicen que las mujeres se convirtieron en una obsesión para José María Ruiz-Mateos. Un hecho que ocasionaba los constantes celos de Teresa Rivero.

Los rumores sobre la posible separación matrimonial de Teresa Rivero y José María Ruiz-Mateos no tardaron en aflorar. El matrimonio apenas se veía. Se hablaba de los nuevos amoríos del empresario jerezano, quien siempre iba acompañado por su entonces secretaria personal, Pino Riesco Manrique de Lara, que no se separaba de él ni un solo instante. Las revistas de esa época así lo atestiguan.

Por ejemplo, el ya desaparecido semanario Panorama en su número 134 de diciembre de 1989 afirmaba: “Pino le despierta, le cuelga la ropa y decide con quién va el empresario, cada vez más alejado de su mujer, de la que es posible que se separe en breve. El alejamiento del matrimonio comenzó en el mes de agosto, tras el presunto envenenamiento que le tuvo ingresado en la madrileña clínica La Luz durante el comienzo del verano. Desde entonces, la separación es un hecho. Primero, las elecciones legislativas; luego, las autonómicas. Los viajes y las estancias fuera del domicilio conyugal, junto a su secretaria, han sido constantes”.

Pino Riesco Manrique de Lara conoció a Ruiz-Mateos en un viaje que realizó el empresario a la Costa del Sol. En Marbella, en una célebre discoteca, esta guapa canaria de nacimiento ejercía de relaciones públicas. El colaborador de Ruiz-Mateos, Carlos Manzano, fue el celestino.

Cuca García de Vinuesa.

Posteriormente, un viaje que realizó el empresario a Las Palmas de Gran Canaria en el otoño de 1986, poco después de hacer efectiva la fianza de trescientos millones de pesetas que le puso el juez Luis Lerga, hizo el resto. Pino Riesco pasó a formar parte del equipo femenino de Ruiz-Mateos. Desde entonces comenzó una lucha a muerte por sacar de la pista a sus competidoras. Algunas de ellas fueron Concha Marina García-Varona, Lucrecia King-Hedinger, la escritora Carmen Posadas y Cuca García de Vinuesa, la que fuera relaciones públicas del hotel Miguel Ángel.

Una hija secreta para Ruiz-Mateos

Sin embargo, la ascensión de Pino Riesco llegó a su fin. Y en la década de los noventa José María Ruiz-Mateos conoció a Patricia Montes de Oca en Chicago. Meses después, ella visitó Madrid junto a varias amigas. Según el testimonio de la mujer, ambos comenzarían una relación sentimental que duró meses, con viajes por toda España, desde Madrid a Valencia. Aunque también se veían en Miami, donde Ruiz-Mateos acudía a menudo ya que tenía negocios hoteleros.

De esta relación sentimental, nació la hija número catorce del empresario, la única que se conoce fuera de su matrimonio con Teresa Rivero.

Adela y su madre, Patricia.

Cuando Patricia se dio cuenta de que estaba embarazada decidió regresar a Estados Unidos para recibir los cuidados de su familia. Durante muchos años el empresario mantuvo relación telefónica con su hija y se hizo cargo de su manutención. Según la denuncia aportada en los juzgados, Ruiz-Mateos enviaba mensualmente unos 4.000 euros, pero padre e hija no se conocieron personalmente hasta que ella cumplió 17 años. Y sería en el año 2010 cuando ambos se verían por última vez, en unos apartamentos de la madrileña calle Jorge Juan. Allí Patricia grabó un vídeo como prueba del encuentro.

Con el tiempo, la relación de Ruiz-Mateos y Teresa Rivero volvió a su cauce, pero a la muerte del empresario en 2015, la infidelidad hacia su mujer volvió a salir a la luz. Su hija secreta, Adela, pedía una prueba de ADN a sus hermanos para demostrar que era descendiente del empresario. Estos se negaron y el 7 de abril de 2017 el cadáver del empresario jerezano tuvo que ser exhumado debido a la negativa de estos.

Aunque José María Ruiz-Mateos nunca reconoció en vida a su hija secreta, Adela Montes de Oca terminó consiguiendo ser reconocida como la hija número catorce del empresario y ya usa su apellido.

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