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CULTURA

Las últimas horas de Encarna Sánchez en La Moraleja cuando cumpliría 89 años

La icónica locutora almeriense ha vuelto al foco después de que Antonio Banderas derribara su chalet 'La Gaviota'

La locutora radiofónica Encarna Sánchez habría cumplido 89 años. Una figura que se forjó su propio camino. No solo en la radio. También en el ámbito de la comunicación. 

La comunicadora ha saltado a la palestra en recientes ocasiones. Una de ellas tras el fallecimiento del empresario Carlos Goyanes. Una figura que suscitó el enfrentamiento entre la locutora y el también periodista José María García tras el escándalo de la 'Operación Nécora'.

También después de que el actorAntonio Banderas derribara el chalet de 'La Gaviota'. Inmueble donde Encarna Sánchez disfrutaba de retiros en Marbella

Hoy la comunicadora sigue siendo recordada por muchos. También por la audiencia que solía escucharla en espacios vespertinos como 'Directamente Encarna', que condujo en la Cadena Cope desde 1984 hasta 1996, año en el que falleció.

En 2022 el director de Elcierredigital.comJuan Luis Galiacho y el productor Pedro Pérez  homenajeaban la figura de la locutora con el libro 'Encarna en Carne Viva' (La esfera de los libros). 

Una obra en la que realizan un repaso por la vida y trayectoria de la locutora. A lo largo de las páginas también revelan como fueron las últimas hora en su casa de La Moralja. 

Las últimas horas de Encarna Sánchez 

"Diez días antes de su final, Encarna estaba cada vez más baja de defensas".

"Sus vómitos eran frecuentes".

"La astenia incidía en su cansancio.

"La falta de apetito era ya habitual. Sus ganas de luchar iban decayendo. La caída del pelo y las escamas de la piel se repetían".

"El deterioro físico, no mental, era asiduo. Todo lo que el doctor Manuel Santos, su oncólogo, avisó que iba a suceder se estaba cumpliendo".

"Allí, a su lado, al borde de su cama, estaba permanentemente Nuria Abad o Josefina Calle. Fue por expreso deseo de Encarna".

"La ayudaban a comer todos los días y a sentarse en su butacón. Desde su ventanal, divisaba el césped, la piscina y los árboles de su casa que tanto le gustaban. La aseaban con mucho mimo y cariño".

"La cuidaban como si fuera la madre de las dos, con inmenso amor. Las dos, y en menor medida Inmaculada Liriano, cuidaron a Encarna como a una reina. Nadie la secuestró", prosiguen los autores.

"Solo necesitaba confesarse de manera íntima. Quería hacerlo de una manera muy particular. Nada convencional".

Fue el viernes 29 de marzo, por la tarde, cuando la locutora recibió la visita de don Bernardo Herráez Rubio, obispo y máximo mandamás de la cadena episcopal. Estuvieron reunidos a solas más de treinta minutos. Ese día fue ya su último adiós", sostienen.

Portada del libro
Portada del libro 'Encarna en carne viva' (La Esfera de los Libros). | La esfera de los Libros

"Esa noche Encarna tenía una mirada triste y lejana".

"Era la primera vez,  desde que a finales de 1992 le detectaron una manchita en el pulmón izquierdo, que no pronunciaba su frase de guerra: “venceré al cáncer y me recuperaré”. Pensamos que a partir de ese día, Encarna ya era consciente, muy a su pesar, de  que había llegado su final. El cáncer la había derrotado".

Creemos que la visita de don Bernardo Herráez fue decisiva. Le dio fuerza y serenidad para tener paz y tranquilidad. Afrontar sus últimos días antes de fallecer", cuentan los coautores en las páginas de 'Encarna en carne viva'.

El 2 de abril de 1996 "Encarna se estaba muriendo en su casa".

"Fui a verla ese día. Suspendí mis vacaciones con mi familia para estar cerca de ella".

El doctor Santos ya había aumentado la sedación para paliar los dolores. La locutora se hallaba un poco somnolienta.

Estaba viendo en televisión un debate sobre el futuro Gobierno de José María Aznar, que había ganado las elecciones generales el 3 de marzo. Y al que ella entrevistó en exclusiva el 3 de enero de ese año. Y me dijo en voz baja:

-“¿Te acuerdas, Pedruski, cuando le dije que sería el próximo presidente del Gobierno?... Ya está bien de tanta corrupción de los ‘socialistos’, no socialistas...

Esa noche se quedó dormida muy pronto y me fui a mi casa. Los días siguientes fueron similares.

Llegamos al 5 de abril de 1996. Viernes Santo. Una fecha muy especial para todos los fieles cristianos.

Un día lluvioso y tormentoso en Madrid. Sobre las 15.30 horas sonó el teléfono fijo de mi casa. Era Josefina Calle, llorando como una magdalena...

- Pedro, Pedro... Encarna ha muerto... acaba de fallecer. Se apagó, vente lo antes posible para La Moraleja...

 -¿Cómo ha sido?

- Se ha ido apagando poco a poco... pero no ha sufrido...dio un suspiro final y ahí se quedó...

-¿Quién ha estado con ella esos últimos momentos?...

- Tuve que llamar a Carmen Jara. Nuria estaba hundida, fuera de control. Necesitaba a alguien que me ayudara. Ya sabes que Carmen vive aquí cerca en La Moraleja y ha sido la persona que me ha ayudado en el final de Encarna. A Nuria le hemos tenido que dar una tila porque está con un ataque de nervios...

-Nada, Pedro. Ni una palabra. Estaba desde anoche tranquila y durmiendo por la sedación. Esta mañana le hemos mojado los labios con un algodón con agua. Así nos lo dijo el doctor Santos. Carmen y yo le hemos cogido las manos y le hemos dicho que Dios la iba a recibir en el cielo. Que estuviera tranquila y serena. Carmen le ha cerrado los ojos...".

El adiós final de Encarna Sánchez

Encarna estaba muerta. Había elegido para dejarnos un Viernes Santo.

Hasta para decirnos adiós lo hizo en un día tan señalado. Fue una mujer muy especial para todo, aun en su muerte". 

Pedro Pérez cuenta que "al llegar a casa de Encarna me encuentro una situación caótica. Nuria Abad está hecha un manojo de nervios. Todos dan vueltas y más vueltas. Y nadie coge el rumbo".

"Cuando llegué al dormitorio de Encarna, me fundí en un fuerte abrazo con Josefina Calle y Carmen Jara. Los tres lloramos y nos desahogamos".

"Allí estaba la jefa en el lado izquierdo de su cama. En su lecho de dos metros de ancho, con sus sábanas de hilo de color blanco y sus ojos cerrados. No había sufrido. Se fue apagando y consumiendo lentamente".

"Así nos lo dijo el doctor Santos. Le di un beso en la mejilla, que ya estaba fría. Recé un padrenuestro por su eterno descanso en paz. Le volví a dar otro beso en la frente. Esa fue mi despedida de doña Encarna Sánchez Giménez".

"No se le administró el sacramento de la extremaunción. No lo pidió. Ni nadie lo consideró. Su reciente conversación con el padre don Bernardo Herráez creo que la liberó. Estaba preparada para cuando llegara el momento de su adiós. Podía marcharse en paz. Pocos minutos después llegó el doctor Manuel Santos Ortega, que certificó la defunción", sostienen los autores de 'Encarna en Carne Viva'.

Una muerte que tiñó de negro el periodismo

¿Qué ocurrió? Si Encarna falleció sobre las 15 horas, ¿por qué el doctor Santos puso en el certificado de defunción las 10,30 de la mañana?. A petición expresa de Nuria Abad, el doctor Santos puso esa hora para que pudiera ser incinerada.

El reglamento funerario señala que tienen que pasar 24 horas para realizar una incineración desde el fallecimiento.

Se trataba simplemente de eso. De salvar un tema burocrático de cara a los Servicios Funerarios de Madrid. Pero también surgía otra duda, ¿por qué se incineró a Encarna?.

Según Nuria, ese era su deseo. No quería estar sepultada. No le gustaban los nichos por su oscuridad. Quería libertad. Deseaba aire, luz y claridad hasta incluso después de su fallecimiento.

Hablar de la muerte era un asunto del que la locutora no hablaba nunca. No le gustaba. Estaba aferrada a la teoría de que iba a derrotar al cáncer. Que se iba a recuperar.

¿Cómo iba a hablar entonces de la muerte? Tiene su lógica y su sentido. Por esa razón Nuria pensó que la incineración era una buena manera para que Encarna pudiera reposar en las aguas de Marbella, donde la locutora había pasado momentos muy felices. 

Fue a las 18 horas cuando avisé de la muerte de Encarna a Francisco Temprano Pascual, director de programas de la cadena Cope, para que lo comunicara a quien creyera conveniente.

También contacté con  Blanca María Pol, directora de los Servicios Informativos de Cope, para que organizara cómo dar la noticia. Era un Viernes Santo y la mayoría de gente se encontraba de vacaciones", revela el productor de COPE.

Fue finalmente la redactora Susana Moneo quien anunció a la audiencia que Encarna Sánchez había fallecido.

Tuvo que interrumpir la emisión del Vía Crucis de Juan Pablo II desde el Coliseo de Roma. 

Un acto religioso que estaba retransmitiendo en directo Paloma Gómez Borrero.  Muy buena amiga de Encarna y corresponsal de la cadena episcopal en El Vaticano.

"Mientras, el caos seguía en la casa de La Moraleja. Llamé a la Empresa Municipal de Servicios Funerarios de Madrid para organizar el traslado del cuerpo de Encarna al tanatorio de la M- 30".

"Me tocó asumir responsabilidades ya que Nuria Abad y Josefina Calle no estaban en condiciones".

"Tuve que elegir la urna especial, el coche fúnebre, la sala de tanatorio".

"También el libro de firmas y completar toda la documentación reglamentaria para la incineración del cadáver". Encarna fue amortajada con un traje de Chanel blanco.

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La locutora radiofónica Encarna Sánchez. | El Cierre Digital

"Era una de sus prendas preferidas", según Nuria. Nadie le cortó un dedo para quitarle un anillo. Solo llevaba encima su reloj Cartier y una cadena con una medalla de oro de la Virgen del Rocío.

Esos objetos le fueron retirados antes de amortajarla. Y nada más. Otra mentira más de las que se dijeron tiempo después", prosigue Pedro Pérez.

"A las pocas horas salió el féretro con el cadáver de Encarna de su morada. Para velarlo en la sala número 6 del tanatorio de la M-30".

"En ese momento, Nuria Abad me entregó las llaves del chalé. Cerré todo. Allí no quedó nadie dentro. Repito, nadie. Las trabajadoras domésticas, Inmaculada Liriano y otra auxiliar que había, fueron llevadas por Josefina Calle a su casa. Comprobé que todo estaba en orden".

"Y en la soledad más triste, cerré la puerta. En ese mismo momento y en la misma entrada se las entregué en mano a sus gestores Gerardo Cordero Feo y Pedro Bonilla Rodríguez. Las dos personas que tenían los poderes firmados por Encarna para gestionar su patrimonio", afirma el productor.

"Días después tuvieron que rendir cuentas y negociar con la única heredera de Encarna, Juana María del Pilar Cebrián Morenilla.

El perro yorkshire que le regaló Isabel Pantoja a Encarna se lo quedó la compañera María Fernanda Perales del equipo de Directamente Encarna. El animal se llamaba Fisher, pero la compañera le cambió el nombre por Trapo. Lo hizo porque cuando lo recogió del jardín del chalet de La Moraleja parecía eso, un trapo.

En la capilla ardiente fue velado su cuerpo hasta su incineración. 

Programada para el sábado 6 de abril a las 13.45 horas en el Cementerio madrileño de Nuestra Señora de la Almudena.

Por el tanatorio pasaron muchas personas. Desde compañeros, artistas, políticos como  José María García, Antonio Herrero o Luis Herrero. 

También Federico Jiménez Losantos, Maruja Díaz, Paquita Rico, el boxeador Pepe Legrá o  José María Álvarez del Manzano, exalcalde de Madrid.

Y, también,  la familia de Encarna, con varios sobrinos al frente.

La llamada de María Navarro

Estando en el tanatorio recibí la llamada de su examiga y productora María Navarro,[entonces con Isabel Pantoja]...

- Pedro, siento mucho lo de Encarna. De verdad. Espero que no haya sufrido al morir...

- Gracias, María. Se fue apagando lentamente por la sedación y no sufrió...

- Mejor así. Te llamo, Pedro, porque estoy ahora mismo con Isabel (Pantoja. ¿Tú crees conveniente que nos acerquemos al tanatorio?

- María, yo no soy quién para deciros lo que tenéis que hacer. Podéis hacer lo que queráis, aquí no se le prohíbe la entrada a nadie. Ahora, quiero que sepáis que están aquí los fotógrafos en la puerta y Nuria Abad se encuentra en la sala. Está muy hundida y muy nerviosa...

- Puff, entonces yo creo que es mejor que no vayamos. Rezaremos por su eterno descanso... Mucho ánimo, de parte mía y de Isabel.

- Gracias por llamar. Un fuerte abrazo para las dos.

Ahí quedó esa conversación con María Navarro. Siempre agradecí esa llamada, queriendo despedirse de Encarna. Tanto de María Navarro como de Isabel Pantoja. La tonadillera sí me había llamado en otras ocasiones durante su enfermedad, interesándose por su salud. Al menos, recuerdo dos.

Finalizada la misa, el féretro fue trasladado al Cementerio de la Almudena para su incineración. A las 13.45 horas del sábado 6 de abril Encarna Sánchez fue reducida a cenizas.

Hasta que fueron arrojadas al mar en Marbella.

Demostraba así su agradecimiento hacía todo el cariño y esfuerzo que le habíamos dado en vida. Ahora nos esperaba el retorno a los estudios sin ella. Y otorgarle el reconocido homenaje. Un último programa muy especial”, acaba contándose en las páginas del libro Encarna en carne viva.

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