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Una mujer de cabello rubio y corto está sentada frente a un micrófono en un estudio de radio, sonriendo y apoyando su barbilla en su mano.
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Día Internacional de la radio: Encarna Sánchez, la comunicadora que abrió el camino

Juan Luis Galiacho y Pedro Pérez abordan en profundidad la figura de la comunicadora en su libro "Encarna en carne viva"

Hoy 13 de febrero se celebra el Día Nacional de la radio, un espacio, en un principio, dominado por comunicadores y público masculino y donde solo unas pocas mujeres lograron romper barreras. Una de las locutoras que consiguió hacerse un hueco en la radio nacional fue la comunicadora almeriense Encarna Sánchez.

Los periodistas Juan Luis Galiacho y Pedro Pérez realizaron un exhaustivo trabajo de investigación sobre la que fue una de las primeras mujeres cuya voz conquistó a los oyentes. El libro 'Encarna en carne viva' se puso a la venta el pasado 16 de noviembre.

Cartel de un evento el jueves 16 de febrero a las 19:30 horas en el Paraninfo del Colegio Universitario en Zamora, donde Pedro Pérez Hernández y Juan Luis Galiacho presentarán el libro
Presentación del libro 'Encarna en carne viva' de Juan Luis Galiacho y Pedro Pérez en Zamora. | El Cierre Digital

La biografía editada por la Esfera de los Libros rompe el silencio y desmonta las insinuaciones y fake news a las que fue sometida la locutora almeriense durante su vida y después de su muerte. El próximo miércoles, los periodistas saldrán de gira por algunas de las principales ciudades españolas para la presentación de la obra. El 16 de febrero estarán a las 19.30 horas en el Paraninfo del Colegio Universitario de Zamora y el viernes 17 de febrero lo harán a las 19.00 horas en el Hotel ELE Enara de Valladolid. 

El fenómeno social de la radio nacional

El 5 de abril de 1996 la voz de la periodista Paloma Gómez-Borrero anunciaba desde los micrófonos de la COPE la muerte de una de las voces más características de esta emisora y de toda la radio española: Encarna Sánchez. Cuando casi se cumple un cuarto de siglo de su fallecimiento, la personalidad de la gran locutora sigue generando controversia. Los éxitos alcanzados en la profesión gracias a su peculiar estilo, los enemigos que dejó, los misterios en torno a su herencia y sus historias de amor supuestas y reales, hacen que siga siendo un personaje que despierta la curiosidad.

Encarnación Sánchez Jiménez vino al mundo en Carboneras (Almería) el 19 de septiembre de 1935, aunque durante años hizo creer a todo el mundo que su fecha de nacimiento fue cuatro años más tarde. Este es sólo el primero de los datos fantaseados en muchas de sus biografías. Su padre perteneció al bando perdedor de la Guerra Civil y eso marcó profundamente su infancia.

A mediados de los años cincuenta se traslada a Madrid y comienza su trayectoria en Radio Juventud. Para poder obtener el carnet necesario para trabajar, estudió en un año intensivo los tres de curso habituales. De ahí pasó a realizar los cometidos habituales para las mujeres en la época: leer algún anuncio y ejercer de azafata en los concursos que llenaban las ondas en aquellos años. Ella, con un fuerte carácter que siempre la caracterizó, se rebeló contra ese destino y comenzó a encargarse de los programas donde se dedicaban discos.

En los años sesenta se hizo cargo de varios programas nocturnos como Esto es España, señores o La noche vista por mí. En estos magazines, Encarna hablaba con los los oyentes, entrevistaba a los músicos del momento y hacía reivindicaciones sociales que, si bien pueden parecer tímidas a la vista de hoy, entonces constituían toda una revolución en el contexto de la dictadura franquista. El éxito llegó rápido y consiguió un premio Ondas en 1968. Sin embargo, tras estos años de éxito abandonó la radio. Aunque ganó el pleito con la emisora por despido improcedente, se dieron varias versiones.

Entre ellas, que se acusaba a la locutora de ser poco clara en cuanto al dinero recaudado en un acto benéfico para una asociación de taxistas. Otras versiones aseguran que lo que hizo la periodista es intentar poner orden en el mundo del taxi y salió escaldada. Pero dinero nunca le faltó ni lo necesitó la periodista Encarna Sánchez, que ya era de por sí autosuficiente.

La Esfera de los Libros le invita a la presentación de
Cartel de la presentación del libro 'Encarna en carne viva'. | El Cierre Digital

El resultado fue que la locutora de Carboneras fue vetada en la España de la época y decidió probar suerte en América. Antes de partir, el miedo al avión hizo que firmara un testamento donde legaba sus pocas posesiones, por entonces a su madre y, en su defecto, a Clara Suñer, íntima amiga de la locutora y que en aquella época era un rostro recurrente en los famosos Estudio 1 de la televisión

En América, Encarna hizo radio, televisión y hasta teatro. Cuando volvió a España en 1977 su situación económica no fue la mejor y se asentó, después de unas semanas en Madrid, en Barcelona. En la Ciudad Condal comenzó a encargarse de un programa en Radio Miramar. El programa Encarna de noche, entre 1978 y 1984, se convirtió en un fenómeno de masas. La forma directa de la locutora, su lenguaje barroco y el punto visceral con el que trataba los problemas sociales de la gente eran su seña de identidad. De ahí pasaría a encargarse de las tardes de la cadena COPE, con el que dicen que fue el contrato más caro de la historia de la radio.

En Directamente Encarna trataba todo tipo de temas sociales y de investigación, como el famoso caso Rafael Vera, sobre los fondos reservados del Ministerio del Interior. Sus discursos cada vez se hicieron más directos, a veces duros y radicales. Pocos personajes, por entonces bajo el paraguas protector y benefactor del felipismo, se libraron de su afilada lengua: Ramoncín, Isabel Preysler, Victoria Abril, el Gran Wyoming… También a nivel político se convirtió en un referente y en su programa se dieron varias y sonadas exclusivas sobre asuntos de corrupción, como el anteriormente citado.

La década de los noventa fue especialmente complicada para la comunicadora. Su salud se había complicado a causa de un cáncer y su relación con la tonadillera Isabel Pantoja sufría altibajos. El 5 de abril de 1996 fallecía la periodista en su casa madrileña de La Moraleja, donde estuvo refugiada sus últimos días de vida. Desde entonces, comenzó a forjarse una leyenda en torno a todos los misterios de su vida y de su herencia que quedaron sin resolver, empezando por el final de su cuantioso patrimonio que ha generado no pocas polémicas.

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