
Ricardo Magaz sobre cómo tratar los true crime: 'No se puede hacer casquería de todo'
Detectives, policías y otros especialistas se reúnen en 'Detrás del crimen', un libro con 25 inquietantes crímenes
El profesor Ricardo Magaz vuelve a las librerías, esta vez también como coordinador de varios profesionales de ‘la espada y la pluma’. En su antología Detrás del crimen: 25 historias inquietantes de true crime, veinte especialistas escriben sobre crímenes que han experimentado de cerca.
Detectives privados, criminólogos, directores de prisiones, policías, jueces o incluso miembros de inteligencia narran de forma rigurosa una selección de true crimes. Esta obra coral está publicada por Eolas Ediciones y ha sido elogiada por la Sociedad Científica Española de Criminología. Además de Magaz, otros autores son el juez José Manuel Estébanez o el sargento de la Policía Judicial de la Guardia Civil de León, Carlos Fernández.
El libro además cuenta con el prólogo del comisario y escritor Alejandro Gallo, y con el epílogo del especialista en inteligencia Jack D. Miller. La antología inicia con el capítulo de Ricardo Magaz, titulado La banalidad del mal.
Sobre el coordinador de Detrás del crimen, Ricardo Magaz
Ricardo Magaz es profesor de Fenomenología en Instituto Universitario General Gutiérrez Mellado de la UNED, además de miembro de la Policía Nacional. Además es colaborador de varios programas de televisión, en los que habla de crónica negra. Como escritor, ha publicado varios ensayos y obras narrativas como Ora la espada, ora la pluma (2005), elegido Libro del Año 2006 en su género por la Asociación de la Prensa.
Magaz ha conversado con elcierredigital.com sobre su última publicación, Detrás del crimen: 25 historias inquietantes de true crime.

- ¿Cuál es el motivo detrás de juntar a varios especialistas relacionados con el mundo del crimen?
- Somos 20 autores que procedemos de la ‘espada y la pluma’, profesionales que narran historias reales que han vivido, investigado o juzgado. Casos reales que en inglés se denominan ‘true crime’, y el motivo es dar a conocer estas historias.
Hemos tenido especial cuidado a la hora de narrar estos hechos, para no revictimizar a las víctimas que han sufrido dolor.
- ¿Cómo ha sido el proceso de documentación para escribir esta obra?
- No ha sido necesario que ni yo como coordinador ni el sello editorial hicieran revisión, en el sentido de ver si pasan líneas rojas. Todos los que han escrito tienen ya obra en la librería, somos autores de narrativa o ensayos. Algunos son como yo, profesores en universidades o en academias de opositores, entonces cada autor ha sido responsable de su texto y no ha habido ningún problema.

A la hora de elaborar esta lista hemos querido que no sea solo policial, sino incluir a la seguridad privada como complementaria de la pública. También quisimos contar con profesionales de la penología, cuando el criminal está cumpliendo condena. Luego también hay gente que lo ve desde un punto de vista más teórico, como puede ser un criminólogo.
- En su capítulo plantea varias veces la pregunta de si llevamos un lobo dormido dentro, ¿cuál es su reflexión final?
- Desde un punto de vista criminológico, todo el mundo lleva un lobo dormido dentro, pero no significa que se deba cometer una trasgresión. Desde mi experiencia no me cabe ninguna duda de que el ser humano lleva un lobo dormido dentro. A renglón seguido también digo que cabe lugar para la esperanza, porque si no sería tremendo, justificaríamos barbaridades.
- ¿Por qué nombra a su capítulo La banalidad del mal?
- Es un título genérico, cuando hay un crimen y decimos que es execrable y ocurre otro a continuación que sube de escalón, ¿qué decimos?. Cuando ya no hay otro adjetivo, es ‘la banalidad del mal’, como los de Núremberg. No se puede justificar los medios, ‘oiga, es que soy psicópata’, ya, pero esto no puede ser.
- ¿Por qué ha elegido los crímenes que aparecen en su capítulo?
- En el caso de Manuel Blanco Romasanta, conocido como el hombre lobo de Allariz, es porque hay prisa por encontrar su tumba. Yo me incluyo en esto, he estado en Ceuta en el cementerio municipal donde se cree que debe estar, pero no está documentado en los libros de la parroquia.
El caso del magnicidio de Isabel Carrasco me toca muy de cerca porque yo conocía a Isabel, a su madre y a su hija. Cubrí el juicio durante un mes para varios medios y para mi universidad, era obligado que me atrajese ese caso.

En cuanto a Rosa Peral, el ‘caso de la Guardia Urbana’, lo he analizado en televisión. En cuanto a Francisco Javier Almeida, estamos hablando de un lobo sapiens, el violador de niños y asesino, consciente del mal que causaba. Le bautizaron el ‘gen del mal’.
- ¿Qué opina sobre la manera actual de contar el true crime?
- No se puede hacer casquería en nombre de todo, y ahora hay true crime de ensayo y narrativa muy cerca de esto. Entiendo que pueda dar lectores, espectadores y oyentes, pero cuidado con las víctimas.
Estas no son solamente aquel que ha perdido la vida de sus familiares, sino también familiares del propio verdugo. Ellos nada tienen que ver con el crimen.
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