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Una fotografía en blanco y negro de una mujer joven con el cabello corto y oscuro, mirando directamente a la cámara, con un fondo de color sepia.
SUCESOS

'El crimen de la Tinaja': El asesinato de la prostituta que suplantaba la identidad

Han pasado cinco décadas desde que Natividad Romero Rodríguez fue hallada semidesnuda con múltiples hematomas en Madrid

Hace 55 años ocurrió el  crimen de la tinaja en Madrid. Uno de los crímenes sin resolver más misterioso dentro de la crónica negra española. Aquel 13 de agosto de 1969 un joven bombero, que estaba entrenando, encontró los restos de una mujer dentro de una tinaja de aceite, atada con su ropa y semidesnuda. El hallazgo se produjo en una alquería abandonada, llena de pintadas y donde algunas parejas solían tener relaciones sexuales. Este lugar era conocido como ‘la casa de la viuda’ y se encontraba en el distrito madrileño de Hortaleza.

El bombero en cuestión no tocó nada y decidió llamar a la Policía. Las autoridades comprobaron que se trataba de una mujer que estaba teñida de rubio. La víctima presentaba múltiples hematomas y arañazos, lo que mostraba claramente que había sufrido maltrato físico. Además, tenía la cara deformada y plagada de sangre, así como varias marcas de sangre coagulada en su cuello. Esto mostraba que había sido víctima de un estrangulamiento. 

Con esta escena del crimen, se cree que el cadáver fue trasladado, comenzaron las labores de identificación. La primera pista hallada fue un documento escrito en inglés que se encontraba junto al cuerpo. En este documento figuraba el nombre de la estadounidense Kerry Payne. Sin embargo, al tiempo se descubrió que se trataba de la española Natividad Romero Rodríguez, de 28 años

Un hombre con traje y corbata aparece en una fotografía en blanco y negro con el texto
El único acusado por el crimen. | Archivo

La falta de medios y pistas que arrojasen algo de luz complicaron las labores de los investigadores. No consiguieron dar con la identidad del asesino. Si que se pudo determinar que el agresor tumbó a la víctima en el suelo. La inmovilizó con uno de sus brazos y usó el otro para estrangularla. En los primeros meses se llegó a detener a seis personas, pero todas ellas eran inocentes. 

Dos años después del hallazgo ocurrió otro asesinato en Madrid. El autor del mismo era Gregorio Ávila Sotoca, conocido como Goyo. Este individuo acabó en prisión por este hecho. La Brigada de Investigación Criminal le preguntó si había sido el autor también del crimen de la tinaja y él lo admitió. La reconstrucción del lugar de los hechos. También de como perpetró el asesinato parecía dejar claro que era el verdadero artífice de la muerte de Natividad.

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Todo cambió en el juicio. Goyo negó haber sido el autor del crimen y la falta de pruebas dio lugar a la absolución del sospechoso. Tras la absolución de Gregorio Ávila, las sospechas se dirigieron hacia los militares de la base estadounidense de Torrejón de Ardoz. Había alguna suposición de que alguno de los antiguos compañeros de su marido fallecido podía haber perpetrado el asesinato. Sin embargo, las buenas relaciones que mantenía España por entonces con Estados Unidos llevaron a las autoridades a desviar la mirada de este puesto militar.

La complicada historia que escondía la víctima

La víctima escondía una historia personal complicada, que llegó hasta el punto de hacerse pasar por otra persona. Como comentábamos anteriormente en un primer momento se asoció a la víctima con la estadounidense Kerry Payne. No obstante, se tomaron huellas dactilares a la víctima y había datos que no encajaban. Tras arduas comprobaciones se supo que era de nacionalidad española: Natividad Romero Rodríguez, natural de Siles (Jaén), de 28 años de edad.

Una imagen en blanco y negro de dos personas, una mujer y un hombre, en una fotografía de estilo antiguo.
Nati y su marido. | Archivo

Esta mujer contaba con dos fichas policiales diferentes. ‘Nati’ era viuda de un sargento estadounidense, de apellidos Payne, que falleció en la guerra de Vietnam. Ambos se conocieron años antes, cuando el militar fue destinado a Torrejón de Ardoz. Su identificación errónea se produjo porque esta mujer utilizaba documentación falsa, acento americano y se teñía el pelo. Esta mujer se hacía pasar por estadounidense para recibir mejor trato de la Policía y tener un estatus más alto.

También se  hacía pasar por estadounidense para seducir a hombres que tuvieran una mejor situación económica. ‘Nati’ recibía una pensión mensual de Estados Unidos por la muerte de su marido. Sin embargo, se movía en la vida nocturna madrileña y acostumbraba a vender su cuerpo a algunos hombres.

La investigación española descubrió una vida difícil, Natividad había pasado ocho meses en prisión donde parece que mantuvo relaciones sexuales con otras reclusas. Sus antecedentes se debían a que había intentado drogar a una menor.

También se supo que  tenía problemas de adicción al alcohol y que había sufrido trastornos psicológicos relacionados con la cleptomanía por los que había sido ingresada en un centro psiquiátrico. Para otras personas estos problemas psiquiátricos eran derivados de su exceso en el consumo de alcohol. 55 años después del crimen la autoría del mismo sigue siendo toda una incógnita.

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