Giro radical de Aena: Estas son las medidas para controlar el caos interno en Barajas

En las últimas semanas, el aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas ha sido escenario de una polémica que afecta a su imagen. El motivo es la creciente presencia de personas sintecho que utilizan las instalaciones como refugio. Esta situación genera preocupación entre los pasajeros y el personal del aeropuerto.

Ante esta circunstancia Aena, la empresa que gestiona el aeropuerto, ha tomado algunas medidas. Una de ellas es la colocación de un cartel en la entrada del pasillo que conduce a la Terminal 1 (T1). En él se informa de que será necesario mostrar documentación para acceder al recinto.

Esto ha despertado dudas entre los usuarios. Muchos se preguntan qué documentos se pedirán o si tendrán que justificar el motivo de su entrada. Otros temen que se impongan controles similares a los de seguridad, lo que podría dificultar el acceso a quienes solo quieren recoger o acompañar a viajeros.

Para algunos esta medida "parece contradictoria". Resulta complicado demostrar si alguien entra al aeropuerto para recoger a un pasajero o por cualquier otra razón legítima. Además, los aeropuertos son espacios públicos en lo que respecta al tránsito de personas. Por tanto, "no se debería limitar el acceso sin una razón justificada y sin amparo legal", reclaman algunos usuarios.

Con esta iniciativa, desde el Ministerio de Transportes buscan establecer mayor control sobre los sintecho. Por otro lado, los sindicatos exigen que se genere mayor seguridad por medio de la "intervención policial". Hasta el momento, las autoridades no han podido intervenir, ya que solo lo pueden hacer si hay denuncia de posibles delitos. 

Entre las supuestas medidas tomadas por Aena y el Ayuntamiento, se habrían limitado los accesos al aeropuerto entre las 00.00 y las 03.00 horas. No obstante, esta medida se estableció a principios de mes y poco ha cambiado.

Recientemente Más Madrid ha solicitado que se proporcionen alternativas habitacionales a estas personas sin hogar. También recalcan que la solución tiene que provenir del Ayuntamiento y no de Aena. No hay que olvidar que en otros aeropuertos se han realizado desalojos, pero en Barajas, después de un mes así, no se ha producido ninguno.

La situación del aeropuerto de Barajas

Algunos medios de comunicación aseguran que hay alrededor de 500 personas sin hogar que se refugian en el aeropuerto.  Los sindicatos aeroportuarios han expresado su preocupación.

Afirman que "daña la imagen de uno de los aeródromos más importantes de Europa". También denuncian que "algunos indigentes han mostrado actitudes agresivas hacia los trabajadores del recinto, lo que incrementa la sensación de inseguridad".

La Terminal 4 (T4) es la zona más afectada. Allí se concentra el mayor número de personas sin rumbo fijo. Cada día, las cuatro terminales del aeropuerto se llenan de personas que duermen en el suelo y no es una buena imagen para las instalaciones.

Quienes buscan refugio en el aeropuerto lo hacen para protegerse del frío y la lluvia. Además, aprovechan las sobras que otras personas dejan en las cafeterías. Aunque el aeropuerto cuenta con vigilancia constante de Policía Nacional, Guardia Civil y seguridad privada, la situación no ha cambiado.

Aena ha trasladado el problema al Ayuntamiento de Madrid. Este, a su vez, ha involucrado a varios ministerios para buscar una solución conjunta. La gravedad del asunto aumentó tras la reciente muerte de un indigente en uno de los baños de la T4. Según las primeras informaciones, falleció por causas naturales, aunque la autopsia oficial aún no se ha hecho pública.

En resumen, el aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas se enfrenta a un reto social complejo. Se necesita un esfuerzo conjunto entre administraciones para encontrar una solución que proteja tanto a los usuarios como a las personas sin hogar.

La presencia de estas personas genera preocupación entre los trabajadores del aeropuerto. Se han reportado algunas situaciones de inseguridad, como robos, consumo de drogas en baños y agresiones. 

Además, el deterioro de las instalaciones y la suciedad afectan a la imagen del aeropuerto y a la calidad del servicio. Personas realizando sus necesidades en mostradores de facturación, consumo de drogas en áreas públicas y conflictos entre grupos vulnerables podrían ser cada vez más frecuentes.