
La 'cara B' del aeropuerto de Barajas: De mafias de embalaje a crisis de indigentes
500 indigentes pernoctan en el aeropuerto Adolfo Suárez mientras la competencia desleal llega al embalaje de maletas
El aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas, principal puerta de entrada aérea a España, se enfrenta a una serie de desafíos que comprometen su seguridad. Uno de ellos, la proliferación de mafias dedicadas al embalaje ilegal de maletas. Otro, el aumento significativo de personas sin hogar que utilizan las instalaciones aeroportuarias como refugio.
Detrás de la aparentemente inofensiva actividad de plastificar maletas en el aeropuerto, se esconde una organización estructurada que opera al margen de la legalidad. Estas mafias están compuestas por diversos grupos, entre los que se identifican personas de origen latinoamericano, europeo del este y magrebí.

Cada grupo controla zonas específicas del aeropuerto y emplea a individuos que, vistiendo chalecos amarillos sin identificación oficial, abordan a los pasajeros. Les ofrecen servicios de embalaje a precios inferiores a los establecidos por las empresas autorizadas.
La competencia desleal no es el único problema. Los empleados de las empresas legales han denunciado amenazas e intimidaciones por parte de estos grupos. Algunos trabajadores han sufrido daños en sus vehículos y agresiones físicas al intentar defender su espacio laboral.

La situación no es nueva. Ya en el pasado, empresas como Sinapsis Trading presentaron querellas contra AENA. Acusaban a la compañía de inacción y señalaban pérdidas millonarias debido a la competencia desleal.
Incremento de personas sin hogar en las terminales
Paralelamente, el aeropuerto ha experimentado un aumento alarmante de personas sin hogar que utilizan las instalaciones como refugio nocturno. Según datos del sindicato Alternativa Sindical Aena/Enaire (ASAE), se estima que cerca de 500 personas pernoctan diariamente en las terminales. El número aumenta especialmente durante los meses más fríos.
Esta cifra representa un incremento exponencial en la última década, pasando de unas 40 personas en 2014 a las actuales 500.

La presencia de estas personas genera preocupación entre los trabajadores del aeropuerto. Se han reportado algunas situaciones de inseguridad, como robos, consumo de drogas en baños y agresiones.
Además, el deterioro de las instalaciones, la suciedad y los olores desagradables afectan la imagen del aeropuerto y la calidad del servicio. Los empleados han expresado sentirse desprotegidos y han solicitado medidas urgentes para abordar esta problemática.
Implicaciones para la seguridad y la imagen del aeropuerto
La combinación de actividades ilegales y la presencia masiva de personas sin hogar hace que trabajadores y pasajeros perciban un entorno inseguro.
Personas realizando sus necesidades en mostradores de facturación, consumo de drogas en áreas públicas y conflictos entre grupos vulnerables son cada vez más frecuentes. Esta situación no solo afecta la operatividad diaria del aeropuerto, sino que también daña su reputación a nivel internacional.
Respuesta de las autoridades y medidas adoptadas
AENA, gestora del aeropuerto, ha reconocido la gravedad del problema. También ha manifestado estar trabajando en colaboración con el Ayuntamiento de Madrid y otras instituciones para buscar soluciones.

Sin embargo, hasta la fecha las medidas implementadas no han sido suficientes para revertir la situación. La complejidad del problema abarca desde la competencia desleal hasta la atención a personas en situación de vulnerabilidad.
Impacto en los pasajeros y percepción internacional
Los pasajeros, tanto nacionales como internacionales, manifiestan preocupación cuando se encuentran con estas situaciones. La percepción de inseguridad y desorden puede influir negativamente en la experiencia del viajero.
Los empleados del aeropuerto viven esta realidad de manera directa. Algunos de ellos opinan que "cada noche es una incógnita. No sabemos si tendremos problemas con los plastificadores ilegales o si encontraremos a alguien durmiendo en nuestro puesto de trabajo. La situación es insostenible".

Por otra parte, personas sin hogar que pernoctan en la T4 han respondido: "No tenemos otro lugar a donde ir. Aquí, al menos estamos resguardados del frío, pero sabemos que no somos bienvenidos".
El aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas se encuentra en una encrucijada. Un reto que pone a prueba la eficacia de las políticas públicas y la capacidad de las instituciones para garantizar un entorno seguro y ordenado.
Trabajadores del aeropuerto expresan que “es imperativo que se implementen medidas integrales. Un plan que aborde tanto la erradicación de actividades ilegales como la atención adecuada a las personas en situación de vulnerabilidad.
Solo a través de una acción coordinada y decidida se podrá recuperar la normalidad en el aeropuerto. Asegurando que continúe siendo una puerta de entrada digna y segura para millones de viajeros”.
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