La cara B de la DANA, la sobreinformación: Claves para afrontar la angustia empática
El doctor López-Vallejo analiza los efectos psicológicos de una excesiva exposición a lo sucedido en esta catástrofe
En las últimas semanas, las imágenes de calles inundadas, rescates dramáticos y familias desalojadas han ocupado titulares y tendencias. La DANA en España ha dejado verdaderos paisajes de horror que definen de manera clara el nivel de gravedad de esta catástrofe.
Pueblos enteros destrozados, negocios, viviendas, coches, y lamentablemente más de 200 muertos. Un fenómeno que sin duda ahora continúa en auge de confrontación, pero que es tal la envergadura, que sin duda acarreará problemas psicológicos a quienes lo hayan vivido más de cerca.
No únicamente a los afectados. Si no también a aquellos que están inmersos en un exceso de sobreinformación mediática, por ser este suceso el centro de todas las atenciones noticiosas.
Desde Elcierredigital.com hemos hablado con el psicólogo Jorge López Vallejo sobre esta repercusión. Además, este profesional cuenta con la doble mención en Psicología de la Salud e Intervención en Trastornos Mentales y del Comportamiento y mención en Psicología de la Educación.
Es en los afectados de primera mano en quién pensamos al analizar la tragedia. Muchos han perdido a familiares o amigos de manera repentina y sin poder evitarlo. El agua y lodo a su paso ha dejado unos destrozos materiales irrecuperables, de años de esfuerzo.
“Inmediatamente se produce un efecto de angustia y de tristeza, al ver esa situación. Se va acumulando sintomatología de lamento y de dolor. También aparece una sensación de miedo a lo que me voy a poder encontrar o va a aparecer en un escenario tan dantesco como en el que están”, nos indica sobre el impacto psicológico que les ha ocasionado a los afectados.
“Si pasa el tiempo hay que analizar que no haya podido dejar efectos del trauma todas esas imágenes que están viendo y todo lo que están sufriendo con ello. Puede crearse una situación traumática en la que necesitarían de ayuda. Sobre todo, porque también aparece una situación de agotamiento o incapacidad. Esa sensación les llega a fases de invalidar y a pensar el ‘no puedo’ o ‘no llego’. Estas emociones son las principales y estas reacciones psicoemocionales son las que están sufriendo aquellos que están ayudando”, añade Vallejo.
Ante mala organización, mal ambiente
Las labores de organización del voluntariado también han sido cuestionadas. Médicos como el Dr. Luis Montel ya nos advertía de que los equipos de voluntarios “deberían ser rotatorios y bajo una organización”. Respetando un flujo correcto de horas de sueño y alimentación e hidratación.
Ante tal desorganización aún presente, Vallejo nos cuenta cómo influye mentalmente una mala gestión de las acciones.
“Asumen un estrés por desorden, que conlleva un miedo a perder el control por estar sometidos a ese completo desorden. Provoca una ansiedad anticipatoria por el ‘¿qué me voy a encontrar?’ y ‘¿qué tengo que hacer?’. Ante esto pierden el control de la acción que tienen que realizar. Aparece la sensación de ansiedad y malestar combinado con inseguridad y duda”, indica.
En este aspecto, los niños son personajes importantes y por los que hay gran preocupación. La labor de los padres, aún dentro de su propia desesperación, será crucial para evitar un trauma mayor.
“Tendrán una situación de miedo continuo. Las catástrofes son muy invasivas y los niños se asustan. Los padres tienen que intervenir para reducir esos miedos que aparecen. Les nace esa sensación de miedo porque les pueda pasar algo a sus padres o en el sitio donde viven”, comenta.
“Hay que intervenir. Los padres tienen que abordar directamente con ellos la explicación de lo que es y cómo es. El miedo enfrentado se convierte en coraje y el miedo evitado se convierte en pánico. Hay que ayudarles a afrontarlo y hablarlo con ellos con naturalidad explicándoles como funciona y que no es algo común o habitual”, sostiene.
Exceso de información para todos
Una catástrofe, que sin poder ser de otra manera, ocupa titulares y portadas de todos y cada uno de los medios. Además de ser noticia principal en televisión, radio y prensa escrita, las redes sociales están inundadas de mensajes de difusión. Las redes están haciendo una buena labor al viralizar las ayudas que se necesitan, y para la concienciación de lo ocurrido.
Una situación por la que es inevitable no empatizar y tratar de colaborar como mínimamente se pueda. Pero el paso de los días pesa también para aquellos que únicamente reciben y consumen información sobre ello. Además de influir en el ánimo, tanto con uno mismo como con las relaciones personales.
“Esta sobreexposición de información provoca angustia, que conlleva a un malestar emocional. Y también provoca sensaciones de miedo doloroso vinculado al trauma. Aunque no hay exposición continua, esa sobreinformación está provocando el miedo y una angustia empática por el sufrimiento de las personas que están padeciéndolo. Lo permeabilizan a través de la información que recibimos en las comunicaciones continuas a través de redes sociales o de televisión y prensa. Sobre todo, lo que se ve en imágenes por la fuerza del impacto”, cuenta.
Desde elcierredigital.com, hemos querido preguntarle al doctor sobre si ve necesario que se mengüe esta sobreexposición mediática con excesiva información.
“La tiene que limitar la persona. No puede desinformarse y evitar porque es esconder la cabeza, pero deben salir también de esa sobreinformación obsesiva de conocer y saber. Tiene que haber una información dosificada donde no haya evitación y donde no haya sobreexposición”, sostiene el psicólogo.
En aquellos que de manera altruista y voluntaria se han desplazado hasta las zonas más afectadas para prestar su mano y donaciones, también recae presión psicológica ante los escenarios que están viendo.
"Les está provocando ahora mismo una sensación de malestar continuo que subsanan y afrontan desde la labor altruista que hacen como voluntarios. Son perfiles que la resiliencia la tienen muy desarrollada, pero aun así deben tener apoyo terapéutico si fuese necesario para acompañarlos en este proceso. El altruismo en una situación emocional muy placentera que compensa con el dolor y el sufrimiento de lo que están viendo", argumenta López-Vallejo.
“La ayuda es una solidaridad que hace que la persona la reciba y le produzca un bienestar. El abandono no ayuda y provoca una sensación de miedo e ira. La ayuda va a reducir mucho el enfado y la ira que son reacciones muy lógicas en este tipo de situaciones. Necesitan de ese apoyo solidario para reducir el impacto traumático de lo que han sufrido”, añade.
Unión, apoyo y acercamiento para reducir la ira
Según Vallejo, la ira y el enfado ante esta situación es una reacción de lo más natural.
“Hay que intervenir socialmente por parte de las autoridades como con apoyo terapéutico para eliminar información innecesaria y sobre exposición, y dar información certera. Hasta dónde se puede llegar depende de la propia persona que sufre la ira y de las personas que están a su alrededor. Tiene que haber acercamiento para reducir el miedo y la ira”, nos cuenta.
El mismo acercamiento que tuvieron los Reyes en su visita a Paiporta pese a que presenciasen tal ira de los vecinos y lanzamientos de barro.
“Es evidente que redujeron muchísimo el impacto de la ira. Cuando ellos se quedaron la gente empezó a calmarse. La calma es un elemento importante en estos momentos y que debe ser inoculada e impermeabilizada desde las altas autoridades y el apoyo terapéutico”.
Unos momentos en los que la resiliencia se convierte en elemento crucial para la superación de la catástrofe.
Vallejo añade que la mejor manera para llegar a ese fenómeno es afrontar. “No evitar, centrándose en el problema y no rodearlo. Atravesar la realidad convirtiendo el miedo en coraje”.
Una vez haya pasado todo es importante recurrir al apoyo terapéutico si así lo requiere el caso. De esta manera se reducirá el nivel de ansiedad, dolor, miedo y tristeza, e incluso posibles efectos futuros depresivos.
Más noticias: