El voleibol español, en riesgo: 'Falta mucho apoyo económico e institucional'
Llevamos sin representación olímpica en este deporte desde Sydney 2000 y habrá que esperar a 2028 para estar presente
El voleibol en España atraviesa uno de los momentos más complicados de su historia, después de no clasificar a su equipo masculino ni femenino para los Juegos Olímpicos de París 2024. Uno de los deportes más populares del país y que más ha crecido en los últimos años. Actualmente cuenta con 138.000 licencias federativas aproximadamente, de las cuales el 69,7 por ciento son de mujeres. El voleibol se ha consolidado como uno de los deportes más practicados en España, por encima de otros deportes tradicionales como el balonmano.
Sin embargo, la falta de apoyo institucional hace que enfrente desafíos estructurales, que ponen en riesgo su sostenibilidad a largo plazo. En España los clubes pueden tener un máximo de cinco jugadores de origen extranjero. Incluyendo a todos los europeos como extranjeros. Algo que limita la capacidad de los clubes para crecer y atraer así a patrocinadores y talentos emergentes.
La última participación de un equipo español de voleibol en unos Juegos Olímpicos tuvo lugar en Sídney 2000, en los que el equipo masculino de voleibol terminó noveno. Desde entonces no ha sido capaz de presentar ningún equipo. A nivel de clubes, también refleja grandes dificultades tanto a nivel femenino como masculino. Las ligas nacionales carecen de la estabilidad y apoyo institucional necesarios para profesionalizar este deporte y ponen en riesgo su sostenibilidad a largo plazo.
La realidad de este deporte en nuestro país no es tan positiva como aparenta. Los graves problemas estructurales y de financiación que vive actualmente este deporte, chocan con el aumento en el número de federados. Y también con la pasión que genera entre sus seguidores. La selección nacional lleva sin clasificarse para unos Juegos Olímpicos desde Sídney 2000, y como mínimo tendrá que esperar a 2028 para hacerlo.
Voleibol en los Juegos Olímpicos
Para los Juegos de París 2024, España tiene representación en todas las disciplinas por equipos. Excepto en voleibol -tanto masculino como femenino- y en rugby a siete. Un dato que contrasta por completo con la situación de este deporte en el país. En 2022, el voleibol en España tenía 95.438 licencias federativas, más que deportes como el tenis, atletismo, ciclismo y natación y muy cerca del balonmano. Desde entonces, ha experimentado un importante crecimiento, hasta las 138.000 que tiene en 2024, que lo sitúan muy por encima de otros deportes tradicionales.
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Una de las posibles soluciones a los problemas económicos en el voleibol español pasa por la creación de una ley de Mecenazgo. La cual permita a los patrocinadores tener más incentivos para invertir en los clubes. Con esta mejora en los incentivos fiscales, se podría atraer a nuevos patrocinadores y fortalecer el apoyo financiero, permitiendo una mejor infraestructura, entrenamiento y promoción del deporte a nivel nacional.
A pesar de un crecimiento significativo en el número de federados, el deporte enfrenta desafíos estructurales y falta de apoyo institucional. En nuestro país los clubes solo pueden tener cinco jugadores en la plantilla cuya federación de origen no sea la española, incluyendo a todos los europeos como extranjeros. Algo que limita la capacidad de los clubes para crecer y atraer así a patrocinadores y talentos emergentes.
A pesar de que, los números sobre el voleibol en España parezcan ser alentadores. La falta de infraestructuras adecuadas, el escaso apoyo financiero y la baja cobertura mediática limitan el desarrollo del deporte. Los clubes y las federaciones regionales luchan por mantener operativas sus actividades, enfrentándose a grandes desafíos que ponen en riesgo su continuidad.
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