La 'treta' de Ángel Cristo para definirse autor de la foto de Bárbara Rey y el Emérito
El hijo de la vedette se escuda en la denuncia puesta en 1997 por su madre que puso a nombre de Ángel el material robado
En los últimos días, la relación entre el rey Emérito Juan Carlos I y la actriz Bárbara Rey ha vuelto a ser el centro de atención. El motivo son las fotos reveladas por la revista holandesa 'Privé'. Ángel Cristo Jr., hijo de Bárbara Rey, defiende ser el autor de estas imágenes. Pero las declaraciones de su madre desde hace décadas señalan que el verdadero autor de estas fotos es Salvador García, hermano ya fallecido de la vedette.
La versión de Ángel Cristo Jr. se basa en la tercera denuncia que Bárbara Rey presentó en 1997 por el robo de documentos e información en su vivienda. En esta tercera denuncia cargó contra Manuel Prado y Colón de Carvajal, hombres de confianza de Juan Carlos I.
El material sustraído estaba guardado bajo llave en una caja fuerte de su domicilio, tal y como menciona la vedette en su denuncia. En esta, Bárbara Rey declaró que los documentos robados pertenecían a su hijo.
Sin embargo, esta declaración fue realizada para evitar que las autoridades indagaran sobre el contenido de las fotos. Pues eran sumamente comprometedoras para la Casa Real.
Así las cosas, Bárbara Rey involucró a su hijo en la denuncia para protegerse. Ya que implicar a un menor evitaba que la Guardia Civil indagara en detalle y lo hacía ‘inimputable’.
En realidad, el material estaba guardado en una caja fuerte y no en posesión de su hijo, sino bajo la custodia de Bárbara. Aunque es cierto que el hijo de la vedette tomó algunas instantáneas a lo largo de los años. Pero desde luego no fue el autor de ninguna de las grabaciones magnetofónicas que la actriz guardaba bajo llave.
Las fotografías publicadas por Privé, tomadas en el jardín de la casa de Bárbara Rey, muestran al rey Juan Carlos en una situación íntima. Como ya reveló elcierredigital.com, la propia Bárbara Rey señaló que estas imágenes fueron capturadas por Salvador García, su hermano, utilizando un teleobjetivo.
Salvador era fotógrafo aficionado y había actuado como confidente y ayudante de la actriz. Este nuevo dato ha cambiado la narrativa, ya que Ángel Cristo Jr. ha defendido siempre ser el autor de dichas fotos. De hecho, lo sigue manteniendo públicamente en diferentes programas de televisión.
El robo de la información comprometedora
Todo comenzó en 1997. Cuando, según Bárbara Rey, el material comprometedor fue robado de su vivienda mientras ella se encontraba fuera, en el Casino de Torrelodones. Este material incluía documentos, diapositivas, cintas magnetofónicas y otros elementos gráficos.
Al regresar a su hogar, Bárbara Rey comprobó que algunas de las diapositivas habían sido manipuladas. Esto le confirmó que las originales habían sido cambiadas por otras alteradas, le habían hecho el ‘cambiazo’.
Atormentada y asustada por las represalias decidió denunciar el robo, no sin antes estar bien asesorada. Fue en la tercera denuncia al respecto donde terminó involucrando a su hijo para protegerse de cualquier tipo de venganza.
Bárbara Rey, al momento de presentar la denuncia, tenía razones para declarar que el material pertenecía a su hijo. La naturaleza comprometedora de las fotos, donde aparecía el rey Emérito, implicaba un riesgo enorme para ella si se revelaba el contenido o la procedencia de las mismas.
Además, la vedette temía por su vida y por su futuro profesional. Pues tal y como ella misma denunció, los servicios secretos ya le habían enseñado un falso informe que ‘demostraba’ que ella era prostituta y que estaba involucrada en otros negocios ilícitos.
Declarar que el dueño del material era Ángel Cristo Jr., entonces menor de edad, le permitió eludir preguntas más detalladas sobre el contenido del material robado. Esta estrategia fue diseñada para evitar la intromisión de las autoridades en los detalles del material robado.
La estrategia de Ángel Cristo Jr. con la autoría de las fotos
Ángel Cristo Jr. ha mantenido en entrevistas y programas de televisión que las fotos le pertenecían y que él las tomó, basándose en la denuncia que su madre presentó en 1997. No obstante, las declaraciones de Bárbara Rey de viva voz y en sus propias cintas demuestran que quien realmente tomó las fotos fue su hermano Salvador García, fallecido en 2023.
Las imágenes fueron capturadas en secreto en el cenador del jardín de la casa de Bárbara Rey, cerca de la piscina. La confianza que ella tenía en su hermano le permitió documentar su relación con el rey, sin imaginar las repercusiones futuras.
El episodio del robo de 1997 se convirtió en un parteaguas en la vida de Bárbara Rey. Tras el robo, Bárbara temió por su seguridad. Afirmando que comenzó a recibir amenazas y a ser vigilada por personas relacionadas con el Centro Nacional de Inteligencia (CNI) y la Casa Real.
Este miedo la llevó a buscar apoyo de personas influyentes como el banquero Mario Conde, a quien mostró parte del material para asegurarse de su existencia.
Por su parte, el Emérito desconocía la existencia de dichas fotos hasta que Bárbara le advirtió en 1996. La vedette no tenía la intención de chantajear al rey, sino advertirle sobre la posible filtración de las imágenes. En parte para ganarse de nuevo su atención.
El contenido de las denuncias de Bárbara Rey en 1997
Al percatarse del robo de los documentos, Bárbara Rey interpuso una primera denuncia en la comisaría de Tetuán el 1 de junio de 1997. “Yo llevaba la copia en una maleta. Tonta que fui. Viajaba a Murcia, y cuando bajamos del avión, Mari Trini me dijo que le habían abierto la maleta, y a mi representante también. Cuando miré la mía también estaba abierta. Sólo faltaba la denuncia”.
“Después reparé en que el avión estuvo en Barajas una hora”, dijo. Días después, hubo un segundo robo. En este caso fue su hijo el que la alertó. Fue entonces cuando interpuso la segunda denuncia.
Todo se endureció poco después con una tercera denuncia (el día 13 de junio) también en la comisaría del distrito madrileño de Tetuán. En esta tercera denuncia ya se acusaba personalmente al empresario y embajador de España Manuel Prado y Colón de Carvajal.
En concreto de robarle casetes, cintas de vídeo y fotografías comprometedoras. Este material, afirmaba ella, además de afectar a su intimidad perjudica a “una persona importante de la cual no desea en estos momentos decir su identidad”.
Este es el contenido íntegro de la denuncia, firmada por María García García, nombre verdadero de la actriz. Desvelada por el fallecido periodista Antonio Herrero en la Cadena Cope:
“El pasado día 25 del mes de mayo, denunció en estas dependencias un robo en su domicilio de documentación personal. La cual implica a personas importantes de este país por ser comprometedoras para ambos (…)”
“El día 5 del presente mes, se ausentó de su domicilio y su hijo entró en su casa en la madrugada del día 9. Notando el día 10 que personas extrañas habían entrado en el domicilio sustrayendo del mismo carretes fotográficos sin revelar, cintas grabadas de varios autores, una agenda personal. Todo esto propiedad de su hijo. Tres cintas de casete, cinco de vídeo, 20 diapositivas. Todas ellas comprometedoras para ambas partes y propiedad de la declarante”.
“Sospecha que las personas autores de este hecho, han podido ser mandadas a su domicilio con el fin de retirar toda la documentación comprometedora. Cree que fueron mandados por el señor Manuel Prado y Colón de Carvajal así como Eladio García Suárez. Pues estas personas se pusieron en contacto con ella queriendo tener información de tales documentos”.
“También intentaron supuestamente involucrar a la denunciante en un negocio supuestamente legal. El cual, por grabaciones obtenidas por esta persona se tiene la sospecha de que el mismo no es legal. O bien la querían involucrar aportando cheques supuestamente de ventas ilegales, para luego implicarla si la operación salía mal”.
“La denunciante, ante todo, quiere salvaguardar el nombre de la persona con quien mantuvo relaciones. Quiere hacer constar que tiene en su poder cintas magnetofónicas grabadas por la denunciante. En las que se demuestra el intento de involucrarla en una operación financiera mencionada anteriormente. Así como ponerla en contacto con Luis Anasagasti a quien considera Prado una persona de su entera confianza”.
“La denunciante teme que ella y sus hijos puedan sufrir cualquier tipo de daños físicos producidos por estas personas o por personas mandadas por ellos. Dado que hasta la fecha a la declarante ya se le han producido daños irreparables profesional y moralmente. Así como un boicot en su medio profesional. Igualmente, teme que se utilice a la persona con la que ésta mantenía una relación para hacerle un daño irreparable”.
La noticia se difundió primero de manera anónima, escrita en un informe de siete folios que se dio a la prensa. De todo esto el Rey dijo no saber nada, aún cuando la Casa del Rey nunca desmintió ni una palabra del contenido.
La prensa sólo se atrevió a explicarlo entre dientes. Pero la Casa Real tuvo que intervenir directamente cuando la misma Bárbara pretendía ir a explicarlo todo en directo al plató del programa Tómbola.
Se le vetó la presencia en el último momento. Pero nadie pudo impedir, en primer lugar, que hablara por teléfono y que cobrara lo que le correspondía por la intervención fallida en el plató del programa. Y, en segundo lugar, como consecuencia de lo anterior, que por lo menos se diera a conocer que se había impuesto la censura desde la Casa del Rey. Cosa que ya era bastante grave por sí misma.
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