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Tres personas posando frente a un edificio de ladrillo.
INVESTIGACIÓN

Desvelamos el nombre del verdadero autor de las fotos entre Bárbara Rey y el Emérito

Según afirmó Bárbara Rey en 1997, "fueron tomadas con teleobjetivo por mi hermano Salvador en el cenador de mi jardín"

Esta semana la relación entre el Emérito Juan Carlos y la vedette  Bárbara Rey ha vuelto al foco mediático. En el centro de uno de los mayores escándalos de la monarquía española se encuentran unas polémicas fotografías. Estas muestran a la vedette y al Emérito besándose en un rincón del jardín de la casa de la actriz.

La vedette tenía previsto actuar el próximo martes 1 de octubre en el Teatro Victoria de Hellín. Aunque al parecer la vedette estaría pidiendo más dinero por su actuación, para la que ya se han vendido 700 entradas, según señalan fuentes cercanas.

Aunque por años se desconoció quién había tomado las imágenes, las revelaciones que la propia vedette hizo en 1997 indican que Salvador García, su hermano fallecido, fue el verdadero autor de estas fotos. Este descubrimiento arroja luz sobre una historia compleja de grabaciones, chantajes y amenazas.

La autoría de las imágenes se ha acreditado generalmente a Ángel Cristo, hijo de la vedette. Sin embargo, las cintas de Bárbara Rey en 1997 y algunas de sus últimas declaraciones señalan lo contrario. Ante la revelación de las fotos por parte de la revista holandesa Privé, la vedette ha estallado.

"Hace un año que no levanto cabeza con mi psiquiatra y mi psicóloga, desde que mi hijo me traicionó. No he dicho nunca esto: vendiendo estas fotos queda claro cómo es este chico (mi hijo). Me sustrajo material personal mío pero nunca pensé que llegaría a este extremo tan exagerado. Él no ha hecho esas fotos, nunca. Me las ha sustraído y gana dinero con ellas. Las fotos no diré quién las hizo, fue una persona muy cercana a mí que no está ya en este mundo. Que yo sepa no hay más fotografías".

La persona que ya no está en este mundo a la que se refiere Rey es su hermano Salvador, con quien estuvo muy unida toda su vida hasta el fallecimiento de este en 2023. 

Imagen de una revista con el título
Imagen de la exclusiva publicada por la revista 'Privé' | Redes sociales

El detonante del escándalo se originó en 1993, cuando el periodista Juan Luis Galiacho, director de elcierredigital.com, reveló detalles sobre las infidelidades del rey con Marta Gayá. Por entonces, el Emérito llevaba años (desde inicios de los años 80) viéndose de manera intermitente con Bárbara Rey. Hasta que en 1994 puso fin a su historia de amor.

Pero lo que no sabía Juan Carlos es que  a lo largo de los años Bárbara Rey recopiló un considerable material gráfico y sonoro. Incluyendo  dos cintas de vídeo íntimas, decenas de grabaciones magnetofónicas y hasta 37 diapositivas. Este material fue la herramienta que Bárbara Rey empleó para buscar un lugar de importancia en la televisión y garantizar su seguridad ante posibles represalias.

La vedette inicialmente mantuvo el control de estas pruebas, usándolas para afianzar su presencia mediática. No obstante, cuando su situación económica se deterioró y se dio cuenta de que el rey mantenía otras aventuras, distanciándose de ella, su postura cambió.

Fue entonces, en 1996, cuando Bárbara decidió acercarse al rey, advirtiéndole que habían surgido fotos comprometedoras de ambos. Su intención no era chantajearle, al contrario, la vedette pretendía dar una imagen de lealtad. Pues había avisado al Emérito ante cualquier posible filtración. Lo que Juan Carlos I no sabía era que esas imágenes habían sido tomadas en realidad por la propia Bárbara. Con la ayuda de su hermano Salvador García.

Un hombre mayor con gafas y cabello canoso, vestido con un traje gris y corbata naranja, sonríe a la cámara en un entorno al aire libre.
Salvador García García, Hermano de Bárbara Rey | Redes sociales

Al enterarse de las fotos, Juan Carlos I envió a Manuel Prado y Colón de Carvajal, hombres de confianza en la Casa Real, para que Bárbara entregara todo el material comprometedor. Sin embargo, la situación se tornó más tensa cuando, según Bárbara, las negociaciones se convirtieron en un intento de intimidación y robo. Posteriormente,  en 1997, la vedette denunció a Manuel Prado y Colón de Carvajal por el robo de este material sensible en su vivienda de la calle Sextante de Aravaca.

Las polémicas imágenes fueron capturadas en el exterior de la vivienda de Bárbara Rey, específicamente en el cenador de verano del jardín, junto a la piscina del chalet. Salvador García, fotógrafo aficionado y hombre de confianza de la vedette, fue quien tomó las fotos en secreto con un teleobjetivo. Bárbara había confiado en él para documentar la relación con el rey, sin saber entonces las repercusiones que esas imágenes tendrían años después.

En 1997, en medio de la tormenta mediática y el peligro creciente que sentía, Bárbara declaró en sus cintas que  “las fotos fueron tomadas por (robadas) mi hermano Salvador en un rincón del cenador de verano que se abre en el jardín interior junto a la piscina del chalet”. Estas palabras cobraron relevancia recientemente, ya que confirman a Salvador como el verdadero autor de las imágenes que ahora son noticia.

La actriz, temiendo por su vida debido a las amenazas y el acoso que estaba sufriendo, buscó ayuda de personas influyentes de la época, entre ellas el banquero Mario Conde. Por las manos de Conde pasaron las diapositivas, fotos íntimas y grabaciones que Bárbara guardaba, incluidas las imágenes ahora publicadas. Aunque Conde no las conservó en su poder.

La vedette y Mario Conde se pusieron en contacto con otras figuras como Santiago Arriazu, Antonio Herrero y Pedro J. Ramírez. Entre el material que mostraron a estos "hombres clave", había una grabación en la que Bárbara aseguraba que su hermano Salvador había sido el encargado de tomar las fotos (incluidas las del beso en el jardín). También se reune con los periodistas del diario El MundoAntonio Rubio y Manuel Cerdán, a quienes también señaló la verdadera autoría de las fotografías, su hermano Salvador.

Vigilancia, amenazas y la confirmación de la Autoría

La denuncia presentada por Bárbara en 1997 no fue el final de sus problemas. Tras el incidente, la actriz empezó a sentir que su vida estaba en peligro. Aseguró que había sufrido amenazas constantes. Incluida una situación sospechosa en la que la dirección de su coche falló de manera inexplicable. La vedette también señaló que desde la Casa Real y el Centro Nacional de Inteligencia (CNI) la vigilaban constantemente, tratando de descubrir quién había realizado las fotos.

Las circunstancias llevaron a Bárbara a desvelar la autoría de las imágenes en una de las cintas que utilizó para buscar apoyo. "Las fotos fueron tomadas con teleobjetivo por mi hermano en el cenador del jardín de mi casa, junto a la piscina", afirmó en 1997. 

Aunque en ese momento, las palabras de Bárbara pasaron relativamente desapercibidas, ahora confirman lo que por años fue un secreto guardado. Salvador García, el hermano silencioso y protector, fue quien capturó las imágenes que evidencian la relación entre la vedette y el Emérito.

Salvador García y su papel en el escándalo

Salvador García, siempre en la sombra, se revela como una pieza crucial en este complicado entramado de chantajes, vigilancia y poder. Su rol como fotógrafo de las fotos más comprometedoras del rey Juan Carlos y Bárbara Rey lo convierte en protagonista inesperado de una historia que parecía girar solo en torno a la vedette y el monarca.

Como hermano de Bárbara, actuó movido por la confianza y la lealtad hacia ella. Ambos estaban muy unidos, se criaron juntos, vivieron juntos en Madrid etc. Además, la vedette fue uno de sus pilares durante sus últimos años de vida en la Región de Murcia. 

Una mujer rubia abrazando a un hombre mayor con barba blanca.
Bárbara Rey junto a su hermano Salvador | Redes sociales

Con el paso del tiempo y su posterior fallecimiento, Salvador -que era fotógrafo aficionado- se llevó consigo muchos secretos. Su legado ahora se plasma en estas imágenes que permanecen en el centro de la controversia.

Esta confirmación sobre la autoría de Salvador agrega un nuevo matiz a la narrativa. Mostrando una vez más que detrás de la figura pública de la vedette y el Emérito, había una historia familiar llena de complejidad y peligro.

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