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Un grupo de personas frente a un pasillo de prisión.
INVESTIGACIÓN

Así se cuida a los presos mediáticos en prisión: 'No hay ningún trato de favor'

No obstante, el portavoz de ACAIP señala que 'los criminales mediáticos corren más riesgo y requieren mayor protección'

Las prisiones españolas están habitadas por internos que han cometido todo tipo de delitos, que van desde el blanqueo de capitales al asesinato. Sin embargo, no todo delincuente se ha encontrado en el foco mediático antes y después de ingresar en la cárcel.

Estos internos más populares no reciben ningún tipo de trato de favor, pero si un tratamiento diferente. Este hecho suele depender del momento mediático que ocupa el caso en el que se encuentra involucrado.

"Un tipo de delincuente mediático es aquel que ha salido en los medios por haber cometido, por ejemplo, un crimen o una violación en manada. Otro, el de aquellas personas que son mediáticas por su profesión y exposición social, y que no han cometido un delito de sangre", señalan fuentes penitenciarias a elcierredigital.com.

"Es indudable que en las prisiones españolas se trata a todos los presos por igual una vez ingresan en la cárcel. Y posteriormente se realiza el perfil penitenciario y delincuencial del interno, sin importar su grado de popularidad. Es después de definir este perfil cuando llega el tratamiento individualizado correspondiente", señalan estas mismas fuentes penitenciarias.

Vista de un complejo con edificios de techos azules y una torre de vigilancia en un entorno montañoso.
Centro penitenciario de Botafuegos. | Archivo

Elcierredigital.com ha contactado con Joaquín Leyva, portavoz de la Agrupación de los Cuerpos de la Administración de Instituciones Penitenciarias (ACAIP). “Ser mediático influye a la hora de dar esos primeros pasos que procuran que su adaptación al medio sea lo más rápida y normalizada posible. La intención es que forme parte cuanto antes de las dinámicas de la prisión”, señala Leyva.

“El tratamiento no es diferente por ser mediático, sino por el delito que haya podido cometer. No obstante, todos los delitos mediáticos tienen una característica en común.  De entrada hay que realizar un análisis especial, no por lo mediático, sino por su exposición a la sociedad”, añade el portavoz.

Leyva explica que son “personas que vienen con un índice de riesgo de suicidio más alto. Además, hay que protegerlos del resto de la población reclusa. Algún interno se puede aprovechar para conseguir algo a través de ese componente mediático”.

“Un ejemplo puede ser un interno que quiere ser trasladado de prisión y no se le concede. Si agrede a este interno mediático se gana el traslado automático. Otro, sería tratar de ganar notoriedad a través del interno mediático”, explica Leyva.

"Se pauta mayor protección"

Para una ordenada convivencia dentro del centro penitenciario “hay que pautar una protección mayor” de este interno mediático respecto al resto de reclusos

Este sería el caso de Ana Julia Quezada en el mes de mayo cuando salió lo del documental. “Hubo que aplicarle una limitación regimental por medio del artículo 75.1 para protegerla de un potencial riesgo”, recalca Leyva.

Al volver al foco mediático Quezada fue trasladada al módulo de aislamiento de la prisión de Brieva para preservar su seguridad y limitar sus movimientos. Tras diluirse la atención, volvió a su módulo habitual. Estaba en aislamiento, pero no aislada.

Leyva indica que “la diferencia de trato no se basa en un trato de favor, sino en mantener una convivencia ordenada en prisión. Dentro de nuestras funciones está la de proteger la vida y la integridad física de los internos. Al ser un interno conocido requiere mayor atención y protocolos específicos”. 

Asesinos como José Bretón, Miguel Carcaño o Tony King ingresaron en prisión con un alto foco mediático. Leyva explica que “en estos casos, lo primero que hay que hacer es velar por su integridad física. No podemos meter a un interno con determinado perfil en un módulo donde hay multirreincidentes y personas que han cometido delitos violentos”

Un grupo de personas participa en una manifestación, llevando chalecos azules con la palabra
Joaquín Leyva, portavoz de ACAIP. | Archivo

“Conforme va bajando el nivel informativo del caso concreto se van relajando esas medidas. Como tenemos que velar por la integridad física de los presos no podemos clasificar a un interno en un módulo donde su vida corra peligro. Bien por su hecho mediático o por el delito que ha cometido”, añade Leyva.

El portavoz explica que “en el caso de delitos económicos y demás, que no sean de sangre, hablamos de personas normalizadas. Estas cuentan con cierta formación y atienden a normas sociales y regimentales. Es lógico que esta persona esté en un módulo en el que no haya internos peligrosos”.

“Además, estará en un módulo de respeto, donde haya actividades y autogestión. Su intención es acelerar su paso a tercer grado, su semilibertad y su libertad condicional. En estos casos no suele haber una vigilancia especial más allá de un mayor control sobre su actividad para que no sigan delinquiendo”, continúa Leyva. 

El portavoz explica que “la clasificación de los internos no depende solo de lo mediático, sino también de su perfil individualizado. Durante la estancia de una persona mediática, lo normal es que su vida en prisión esté adaptada al módulo en el que se encuentra”. 

Muchos internos mediáticos en Herrera de la Mancha

Miguel Carcaño, Antonio Ángel Martín Rodríguez (el pederasta de Ciudad Lineal), José Bretón, Tony King, Santiago del Valle, Juvenilson Da Silva (el violador de Pozuelo) y Sergio Morate han compartido espacio en la cárcel de Herrera de la Mancha.

“En esta prisión hay un programa especial de tratamiento enfocado a determinados delitos y por ello coinciden criminales con delitos similares. Esta coincidencia se produce porque esos programas de tratamiento están en esa prisión en concreto”, explica Leyva. 

“Al final las personas que han cometido los mismos delitos suelen tener el mismo perfil penitenciario. En Herrera, concretamente hay un programa de aceptación de delito y está asociado a las víctimas. La intención es que asuman cuanto antes el delito cometido”, concluye Joaquín Leyva.

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