
Telefónica y las otras digitales, al descubierto: El apagón revela su vulnerabilidad
El CEO de Telefónica Marc Murtra felicitó a sus trabajadores pese a que la empresa estuvo KO durante la caída de la luz
La inesperada interrupción en los servicios de telecomunicaciones de este pasado lunes sacudió a la ciudadanía española. El apagón dejó sin conexión a millones de usuarios y afectó el funcionamiento de múltiples empresas tecnológicas. Esta caída generalizada no solo provocó inconvenientes puntuales, sino que también dejó al descubierto la vulnerabilidad estructural del sistema de telecomunicaciones del país.
El incidente afectó a todas las operadoras (Masorange, Telefónica y Vodafone, que aguantó mejor el temporal). Y tuvo un impacto inmediato en servicios esenciales: interrupciones en llamadas de emergencia, problemas en la conexión a internet en hogares y oficinas o la caída parcial de plataformas digitales y aplicaciones móviles. Algunas entidades financieras también reportaron dificultades en sus servicios digitales, lo que agravó la sensación de incertidumbre entre usuarios y empresas.

La vulnerabilidad que mostraron las grandes compañías no ha sido óbice para que el presidente de Telefónica, Marc Murtra, sacase pecho ante los más de 100.000 trabajadores de la compañía. "Ayer (por el lunes) vivimos un día muy complicado por el inesperado apagón eléctrico que comprometió de manera severa a nuestro servicio en España. Me siento muy orgulloso de la respuesta que el equipo ha dado a esta situación. Una vez más, Telefónica ha estado a la altura de una difícil emergencia nacional. Volcándose para garantizar el servicio a nuestros clientes y priorizando aquellos servicios que son esenciales. Este tipo de respuestas nos hace diferentes y contribuye a que España sea un país resiliente con una sociedad sólida y cohesionada", aseguró.
En su opinión, "las compañías críticas como Telefónica las hacen las personas. Y por ello quiero agradeceros vuestra energía, profesionalidad y dedicación en estas circunstancias complejas. Quiero hacer una mención especial al equipo de operaciones y red de Telefónica España, que ha estado trabajando de manera continuada desde el comienzo de esta incidencia masiva".

Algunos expertos señalan que las pérdidas generadas por este incidente podrían superar los 1.000 millones de euros. Sea como fuere, el Gobierno está inquieto por el papel de Redeia en esta crisis. La 'desaparecida' presidenta del organismo, Beatriz Corredor, podría encontrarse en la diana del Gobierno. El Ejecutivo también quiere evitar que se reabra un debate sobre las centrales nucleares.
Desconectados tras el apagón electrónico
Este tipo de incidentes, aunque poco frecuentes, pone de relieve una preocupante dependencia de infraestructuras. O de planes de contingencia eficaces por parte de las instituciones o grandes empresas.
Uno de los aspectos más alarmantes del apagón es la falta de respuesta coordinada por parte de las operadoras. Cada empresa gestionó la crisis de forma individual, sin una comunicación clara ni mecanismos conjuntos de actuación ante una situación de emergencia.
Esto provocó una percepción de desorganización y desamparo por parte de los ciudadanos. Se vieron repentinamente desconectados del mundo digital sin información fiable sobre lo que ocurría ni plazos estimados de solución.
La nube se quedó KO sin luz a la que aferrarse
La crisis también impactó de forma directa en el sector tecnológico. Muchas startups y empresas que dependen de la nube o de servicios de conectividad constante vieron interrumpidas sus operaciones. Algunas compañías perdieron datos no guardados o sufrieron caídas en sus plataformas de atención al cliente.

Este episodio plantea interrogantes urgentes: ¿están las infraestructuras tecnológicas del país preparadas para resistir incidentes de esta magnitud? ¿Existen protocolos adecuados de respaldo y recuperación? ¿Cuál es el papel del Estado en la supervisión y regulación de estos servicios esenciales?
Los expertos coinciden en que es necesario reforzar el ecosistema digital. Asimismo, parece indispensable que se imponga una mayor transparencia en la gestión de incidencias, algo que en este caso brilló por su ausencia.
La digitalización de la sociedad española ha avanzado a gran velocidad, pero el apagón del lunes deja claro que ese progreso debe ir acompañado de una infraestructura robusta y fiable. En un contexto en el que la ciudadanía depende del entorno digital para vivir, la respuesta quizá debería haber sido otra.
El apagón ha sido una advertencia. Y como tal, debería servir de impulso para una revisión profunda del estado de las telecomunicaciones en España. En un mundo cada vez más interconectado, la fragilidad de las redes es también la fragilidad de la vida cotidiana, tal y como se entiende en la actualidad.
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