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Un clérigo cubre con un paño blanco a una persona vestida con atuendo religioso rojo dentro de un ataúd de madera.
INVESTIGACIÓN

Qué hay tras el 'mal cuidado' del cuerpo del Papa Francisco: 'Debió ser embalsamado'

El embalsamador J.L Mulero analiza el 'mal estado' del cuerpo de Francisco I debido a una "conservación muy transitoria"

Este 26 de abril tuvo lugar el último adiós del papa Francisco en un funeral plagado de líderes políticos. Para esta despedida se congregaron al menos 400.000 fieles, tanto en la misa como en el cortejo. No obstante, uno de los temas de debate durante esta semana fúnebre ha sido la “mala” conservación del cuerpo del papa durante la capilla ardiente. 

Desde un primer momento se afirmó que el papa Francisco sería embalsamado para la buena conservación del cuerpo.

Sin embargo, el cadáver del pontífice ha podido ser observado con claros signos de putrefacción. Ahora, el cuerpo del Pontífice descansa en la Basílica de Santa María la Mayor. 

La “mala” conservación del cuerpo del papa Francisco

Pese a que se afirmara que había sido embalsamado, parece ser que eso no ocurrió, tal y como señala el reconocido embalsamador Jose Luis Mulero a elcierredigital.com. “La conservación del cadáver mostraba que no había sido embalsamado, sino que se le hizo una conservación muy transitoria”, explica Mulero.

“Es decir, han optado por una conservación justa. El rigor mortis ha sido más que visible, por ejemplo, en su mano derecha, que la tenía suspendida”, continúa el reconocido embalsamador. 

Así mismo, Mulero observa que para que “un cuerpo se conserve bien hay que meterle otros productos como el humectante. Es decir, hay que usar diversos productos anticoagulantes para que la sangre fluya”. 

Manos sosteniendo un rosario sobre un fondo rojo con una imagen circular de un líder religioso vestido de blanco.
El papa Francisco | Montaje propio

Y es que con el paso de los días la degradación del cuerpo del Pontífice era cada vez más visible. El cuerpo del papa Francisco comenzó a hincharse y la parte visible de la cabeza pasó a tener un color morado.

Ante esto, el reconocido embalsamador indica: “Yo creo que si ponen dos días más el cuerpo estaría de color lila, pero supongo que cada día lo irían repasando. Para disimular la sintomatología rigor mortis se ha hecho uso de tanatomaquillaje”. 

“Yo sin ninguna duda hubiese decidido embalsamar. Más que nada por la textura, la coloración y el círculo cromático. Nosotros, a través del embalsamamiento prácticamente recuperamos tanto el colorado más natural como el círculo cromático”, añade Mulero.

“A todo esto hay que sumarle que el cuerpo permaneció en una zona en la que no había un clima adecuado para exponer un cadáver. Para contrarrestar el avance de la putrefacción se debe mantener cierta temperatura de refrigeración”, explica el embalsamador.

El uso de técnicas “poco modernas”

Algo que se pone en duda es si durante estos días se han aplicado las mejores técnicas posibles. Respecto a esto, Mulero indica que “a mi parecer un hecho de estas características debió contar con la máxima cualificación. A veces pensamos que el hecho de ser médico vale, pero hay especialidades y cuanta más experiencia mejor se hacen las cosas”.

“Mi sensación es que ha habido falta de medios para usar productos que sean más modernos y eficientes. Creo que la conservación no se ha realizado en unas condiciones óptimas, ha sido todo muy rápido y estas cosas necesitan un proceso”, continúa Mulero. 

“También se tenían que haber analizado las medidas a tomar. Había que dar la máxima garantía para que el papa pudiese haber estado dignamente conservado”, añade el embalsamador.

Personas con batas blancas y mascarillas negras trabajando en un entorno médico o científico.
Jose Luis Mulero Plata | Cedida

Cabe recalcar que el propio papa Francisco dijo que no quería ser embalsamado. No obstante, “no es una decisión suya, sino que se tiene que cumplir la ley sanitaria mortuoria. Un cuerpo no puede estar cinco días a la intemperie, pasando miles de fieles y comenzar a hincharse, oler y colorarse”, recalca Jose Luis Mulero. 

“Se deben cumplir unas medidas mínimas sanitarias que garanticen la conservación del cadáver para reducir el impacto visual por el deterioro avanzado de putrefacción”, añade Mulero.

“Como profesional todo esto me genera mucha incomodidad, ya que formo parte de esta profesión. Me entristece un poco que su conservación no haya quedado bien”, concluye el reconocido embalsamador.

Una vez se cerró el féretro se ha celebrado la misa funeral que ha congregado al poder mundial y a casi medio millón de fieles. Posteriormente, el papa Francisco ha sido trasladado al nicho elegido en la Basílica de Santa María.

El caso de Pío XII

Un caso de mala conservación en el Vaticano fue el del papa Pío XII, qué falleció en 1958. El médico particular del pontífice quiso someter al cuerpo a un tratamiento experimental a base de baños de aceites y hierbas aromáticas.

Sin embargo, el calor de ese otoño, la falta de refrigeración, y los gases naturales provocados por el cuerpo generaron una reacción preocupante. Y es que mientras ocurría la capilla ardiente el pecho del papa “reventó antes de poder ser enterrado”.

Un hombre mayor con gafas y vestimenta religiosa formal.
El papa Pío XII | Vaticano.org

Esa afirmación se ha mantenido durante años. Sin embargo, Mulero indica que “un cuerpo nunca explota como si fuera un globo. Si que es cierto que se empezó a hinchar porque no se drenó bien. Se juntaron los gases derivados del rigor mortis”.

“Una vez se hinchó el cuerpo comenzó a perder líquidos y fluidos por la boca y la nariz. Pero de ahí a que explotase hay un trecho. No es posible que un cuerpo explote”, añade Mulero.

El escándalo del funeral tuvo tal envergadura que los responsables del Vaticano hicieron que el protocolo del entierro fuese aún más estricto y calculado.

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