
Problemas para Manuel March: El heredero díscolo del imperio embargado por la Justicia
La venta frustrada de una finca en Mallorca de los March en la que durmió la emperatriz Sissi acaba en los tribunales
Manuel 'Manolo' March Cencillo, de 70 años, nieto del legendario banquero mallorquín Juan March, atraviesa el momento más delicado de su vida patrimonial. Un juzgado de Madrid ha decretado el embargo de todos sus bienes.
La decisión llega por incumplir el pago de casi 3 millones de euros que debía abonar a una sociedad con la que había pactado la venta de una emblemática finca. La misma está sita en Valldemossa, Mallorca. Al sumar intereses y costas judiciales, la cifra ya asciende a 3,5 millones de euros.
El juzgado de Primera Instancia n.º 10 de Madrid ha ordenado el embargo de todas las participaciones de March en fondos de inversión y empresas. Así como de sus cuentas bancarias tanto en España como en el extranjero. También se incluyen sus propiedades inmobiliarias. Todo ello para cubrir la deuda tras haber incumplido una sentencia dictada en abril de 2024.
Manuel March, que no tiene intereses en Banca March, inició este complejo episodio en el verano de 2019. Hace seis años decidió vender Son Galcerán. La histórica finca está situada en las afueras de Valldemossa, Mallorca.
El lugar no era solo uno más en el patrimonio de la familia. En esta residencia había descansado la mismísima emperatriz Sissi. Lo hizo durante sus visitas a la isla, alojada por su primo, el archiduque Luis Salvador de Austria. Posteriormente, la casa perteneció al hermano de 'Manolo', Juan March Cencillo, fallecido en 1992. Este organizaba allí tertulias literarias cada verano.

Manolo March firmó a finales de 2021 un acuerdo de compraventa por valor de 8 millones de euros con la sociedad Son Galcerán, S.L. De la misma recibió 2,4 millones en concepto de arras. Pero nunca se ejecutó la operación, ya que el propio March optó por vender la propiedad a un segundo comprador. Este se hizo con la casa fue Francisco D'Agostino, cuñado de la esposa de Luis Alfonso de Borbón, Margarita Vargas. D'Agostino le ofreció 12 millones de euros. A pesar de haber recibido ya dinero del primer interesado, March resolvió unilateralmente el contrato. Y lo hizo "sin devolver los anticipos cobrados.
La justicia le condenó no solo a restituir los 2,4 millones. También a abonar 300.000 euros adicionales por daños y perjuicios, conforme al contrato original. El juez dejó claro que no se había acreditado ninguna causa válida ni coherente para justificar la cancelación de la firma. Incluso subraya la actitud evasiva del marido de March, Brandon Jara. March alegó estar hospitalizado en el momento clave. Según el fallo, la única motivación evidente era que el vendedor obtendría una "ventaja económica al cerrar una venta posterior por un precio mucho mayor".
Aunque 'Manolo' presentó recurso, la parte perjudicada solicitó la ejecución provisional. Se le otorgó un plazo de 20 días para pagar 2,7 millones de euros. Pero al no cumplir con la orden judicial, se activó el embargo. Lo incautado no fue suficiente, por lo que el juzgado ha procedido ahora a una ampliación del embargo.
De la alta sociedad al juzgado
El caso contrasta con la imagen pública cultivada durante años por 'Manolo' March. Un personaje discreto, culto, alejado del mundo de las finanzas, e interesado en el arte, la estética y la vida social ligada a la cultura. Estudió Historia del Arte en Nueva York. Y trabajó en Sotheby's antes de regresar a Madrid. Fue socio fundador del Café Capuccino, un local emblemático en la capital.

Hace más de 17 años, en una acera de Madrid, conoció por casualidad a Brandon Jara. El joven costarricense, dedicado a la danza, le robó el corazón. La relación floreció hasta convertirse en matrimonio en 2011. Su historia rompió esquemas dentro de los círculos conservadores de la aristocracia española.
Juntos han organizado mercadillos de arte y decoración con objetos procedentes de Son Galcerán. Brandon, por su parte, colabora con la empresa de floristería Aquilea. La pareja vive entre Madrid, Mallorca y Costa Rica. Ambos disfrutan del arte, los museos y la tranquilidad del Mediterráneo.
Una dinastía marcada por el poder financiero
La figura de Manuel March resulta aún más llamativa en contraste con la historia de su familia. Su abuelo, Juan March Ordinas, fue apodado por el dirigente conservador catalán Francesc Cambó como "el último pirata del Mediterráneo".
Fundador de Banca March en 1926, amasó su fortuna a través de actividades opacas. Desde la venta de armas en la Guerra del Rif hasta el polémico patrocinio del vuelo de Franco en el Dragón Rapide que inició la Guerra Civil Española. Fue también conocido como el "banquero de Franco".
Carlos March Delgado, tío de 'Manolo' y cabeza visible del clan hasta hace poco, cedió en 2024 su puesto como consejero de Banca March. Lo hizo tras 50 años de carrera. Impulsó un giro estratégico hacia la banca privada y asesoramiento a empresas, cediendo la presidencia en 2015 a su hijo, Juan March de la Lastra.

La familia ha decidido ahora sacar Corporación Financiera Alba, su brazo inversor, del mercado bursátil. Lo hace mediante una OPA admitida a trámite por la CNMV. Esta maniobra busca una mayor concentración del poder financiero dentro del grupo familiar, reorganizando sus activos antes de que Carlos cumpliera los 80 años.
Un March al margen de los negocios
En este entramado de poder financiero y herencia empresarial, 'Manolo' March representa la excepción. El heredero ha optado por mantenerse al margen de los despachos, los dividendos y las decisiones bursátiles. Sin embargo, esta distancia con el núcleo financiero familiar no le ha librado de protagonizar su propio escándalo patrimonial.
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