
Giro radical en la vida de Iñaki Urdangarin: 'Coaching' y amistad con Juan Carlos I
El exduque de Palma vive en Vitoria junto a Ainhoa Armentia y se centra en su proyecto Bevolutive tras salir de prisión
Catorce meses después de haber cumplido su condena por el caso Nóos, Iñaki Urdangarin ha reaparecido en el espacio mediático de forma controlada. Lo ha hecho en una entrevista concedida a La Vanguardia.
En esta repasó su rutina actual en Vitoria, donde vive con su actual pareja, Ainhoa Armentia; su transformación personal, y su deseo de pasar desapercibido. De igual manera, desde elcierredigital.com ya hemos revelado que la reinserción del exduque de Palma no ha sido solo personal y profesional. También habría sido acompañada por un acercamiento y apoyo directo del rey Emérito, Juan Carlos I.
Según diversas fuentes, Urdangarin y Juan Carlos I han reconstruido una relación de confianza. Hay quien dice que se ven con regularidad tanto en Vitoria, donde reside el exduque, como en Ginebra, donde el Emérito mantiene presencia habitual. Esta cercanía, dicen, se ha fortalecido en los últimos dos años y se ha traducido en visitas privadas y gestos de respaldo económico.

Desde elcierredigital.com ya adelantamos que fuentes del entorno de Zarzuela apuntaban a que Juan Carlos I habría proporcionado apoyo financiero a su exyerno, parte de un supuesto pacto de discreción. Se habló de un pago único cercano a los dos millones de euros tras la firma del divorcio con la infanta Cristina. También de una pensión mensual que oscilaría entre los 25.000 y los 50.000 euros.
Esta renta vitalicia, que no ha sido confirmada oficialmente, tendría como objetivo garantizar la estabilidad del exduque. Y, especialmente, evitar que revele información sensible que pudiera comprometer a la institución monárquica.
Fuentes cercanas al entorno del Emérito aseguran que estas ayudas se justifican como un "gesto de responsabilidad familiar". En parte como supuesta recompensa por no haber implicado a la infanta Cristina en los aspectos más delicados del caso Nóos. Algunos han asegurado que existía un borrador de memorias personales que Urdangarin habría decidido no publicar a cambio de este acuerdo económico y de respaldo.

Además, el entorno de ambos asegura que la relación ha evolucionado hacia una amistad real. Fuentes cercanas a ambos los califican como "grandes amigos" y señalan que sus encuentros en Ginebra y otras ciudades europeas han servido para limar asperezas del pasado. También para reforzar una alianza personal que ahora se mantiene alejada del foco mediático.
Una rutina sencilla en Vitoria y nueva pareja
Lejos del foco institucional, Urdangarin vive actualmente en Vitoria-Gasteiz. Concretamente, en una urbanización tranquila donde comparte hogar con su pareja, la abogada Ainhoa Armentia. Su relación comenzó durante su época de semilibertad, se consolidó tras la ruptura con la infanta Cristina y se formalizó tras su divorcio en 2023. Ambos mantienen una vida de bajo perfil, centrada en el día a día, la convivencia y las visitas periódicas de los hijos del exduque.
En la entrevista con La Vanguardia, Urdangarin afirmó que su vida actual "no llama la atención de nadie". Describe una rutina sencilla: deporte por la mañana, trabajo, lectura, tareas domésticas y meditación. Confesó sentirse liberado de la exposición mediática y valoró haber recuperado la sencillez como estilo de vida. "Mi vida hoy es mucho más rica emocionalmente", afirmó.

En el plano familiar, mantiene una buena relación con sus cuatro hijos: Juan, Pablo, Miguel e Irene. En especial, destacó con orgullo la actitud humilde y generosa de Pablo, actualmente jugador profesional de balonmano. La comunicación con la infanta Cristina también sería cordial, aunque estrictamente ligada a temas familiares y alejada del ámbito público. La infanta sigue residiendo fuera de España, en Suiza, donde ha logrado mantenerse alejada de la atención mediática.
Coaching, Bevolutive y la reinserción profesional
Durante su tiempo en prisión, Urdangarin se formó en psicología del coaching. Obtuvo el título de entrenador nacional de balonmano y se especializó en bienestar emocional. Este camino formativo derivó en el lanzamiento en marzo de 2025 de Bevolutive, su marca comercial para ofrecer servicios de asesoramiento personal, deportivo y empresarial.
El proyecto, que funciona bajo régimen de autónomo y sin estructura societaria, busca trabajar con una cartera reducida de clientes, a los que el propio Urdangarin acompaña directamente. En declaraciones recientes afirmó que su intención no es montar un negocio a gran escala, sino transmitir su experiencia vital a quienes atraviesan situaciones complejas. "No quiero ser el centro de nada, solo alguien que ha vivido mucho y puede compartir eso con quien lo necesite", declaró.

No obstante, algunas críticas han emergido desde el entorno mediático. Algunas voces han cuestionado la legitimidad moral de que una persona condenada por corrupción se convierta en asesor de ética personal o liderazgo. Sugieren que se trata de un "intento de blanqueamiento de imagen". Otros, en cambio, consideran que, habiendo cumplido su condena, tiene derecho a rehacer su vida con las herramientas que ha desarrollado.
Como ya informamos en elcierredigital.com incluso antes de lanzar oficialmente Bevolutive, Urdangarin habría colaborado con empresas a través de asesorías discretas, facturando servicios de consultoría para firmas del IBEX 35. Estas actividades le habrían permitido reconstruir una red de contactos y reinsertarse profesionalmente en el entorno empresarial, aunque de forma discreta.
El origen del escándalo: el caso Nóos
Urdangarin fue el protagonista de uno de los mayores escándalos de corrupción que ha afectado a la monarquía española. El llamado caso Nóos giró en torno al Instituto Nóos. Una entidad sin ánimo de lucro que, entre 2004 y 2006, obtuvo contratos públicos sin licitación en Baleares y Valencia por un valor de más de seis millones de euros. Parte de ese dinero fue desviado a sociedades pantalla y cuentas privadas gestionadas por Urdangarin y su socio Diego Torres.
El escándalo salpicó a la infanta Cristina, que fue imputada y finalmente absuelta, aunque se le impuso una responsabilidad civil como partícipe a título lucrativo. Urdangarin, por su parte, fue condenado en 2017 a seis años y tres meses de prisión. Una condena que el Tribunal Supremo dejó finalmente en cinco años y diez meses tras absolverlo de falsedad documental. Los delitos confirmados fueron malversación, prevaricación, fraude a la administración, tráfico de influencias y dos delitos fiscales.

Ingresó en la cárcel de Brieva (Ávila) en junio de 2018. Allí pasó casi mil días de reclusión en un módulo especial, en completa soledad. Durante ese tiempo, estructuró su rutina en torno a la lectura, el estudio, el deporte y la meditación. En 2019 comenzó a disfrutar de permisos para realizar voluntariado, y en 2021 obtuvo el tercer grado penitenciario. Completó su condena en abril de 2024, cuando obtuvo la libertad definitiva.
Una figura pública en transición
Urdangarin intenta reconstruir su imagen desde la sobriedad. En la entrevista habló de "cerrar una etapa" y "encontrar sentido a todo lo que ha ocurrido". Sus declaraciones, junto al lanzamiento de Bevolutive y la discreta normalización de su relación con el Emérito, evidencian una estrategia de retorno cuidadosamente planificada.
Pese a su condena, Urdangarin no ha perdido del todo el respaldo de ciertos sectores de la familia Borbón. La presunta ayuda de Juan Carlos I y la buena relación con la infanta Cristina han servido de sostén para este proceso de reinserción silenciosa. Por ahora, mantiene un perfil bajo, pero su historia sigue generando preguntas sobre los límites entre la justicia, la memoria y el poder.

Con esta nueva etapa, el exduque de Palma busca dejar atrás los años de procesos judiciales, exposición mediática y caída institucional. La pregunta que queda en el aire es si su reinvención será aceptada por la opinión pública, o si el pasado seguirá marcando sus pasos.
En todo caso, Iñaki Urdangarin parece haber apostado por una versión más introspectiva de sí mismo: alejada del protocolo, cercana a lo cotidiano y marcada por la necesidad de redimirse a través del silencio, el trabajo y una vida distinta.
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