
La cara B en el PSOE del caso Cerdán: El jefe de Gabinete de Sánchez, 'marcado'
El extremeño Diego Rubio y el número 2 de organización, Juanfran Serrano, 'carbonizados' tras el escándalo socialista
Pedro Sánchez ha movido ficha con contundencia en el PSOE. El presidente del Gobierno ha decidido intervenir directamente en la crisis interna del partido tras el 'caso Koldo'.
Este lunes, Sánchez impuso una dirección interina, 'expulsó' formalmente a José Luis Ábalos y marcó una nueva hoja de ruta para el PSOE. Uno de los movimientos más simbólicos fue el desplome definitivo de Santos Cerdán. Aunque no se le abrió expediente formal, Cerdán optó por darse de baja del partido. Y también por renunciar a su acta de diputado, perdiendo así el aforamiento parlamentario.
Su marcha implica también un 'alivio' estratégico para Sánchez, según fuentes del partido. El presidente evita el incómodo momento de ver a Cerdán y a Ábalos compartiendo bancada en el 'gallinero' del Congreso.
Dirección provisional hasta el 5 de julio en el PSOE
En paralelo, se ha nombrado una dirección interina del PSOE, que estará al frente de la gestión ordinaria hasta la celebración del Comité Federal del 5 de julio en Madrid. En esa fecha se espera una renovación más profunda de la ejecutiva. La designación de esta fecha ha molestado al Partido Popular. Y es que ese día arranca el Congreso que certificará la candidatura de Alberto Núñez Feijóo para 2027.

La nueva dirección socialista está formada por Cristina Narbona, Montse Mínguez, Borja Cabezón y Ana Fuentes. Esta decisión apunta a una transición ordenada y a aplacar cualquier intento de revuelta interna o de tensiones territoriales.
De hecho, uno de los más afectados por este giro es el jienense Juanfran Serrano. La mano derecha de Cerdán, que era considerado su heredero natural, era muy criticado y ahora está fuera de juego. La razón es su brusca forma de gestionar las relaciones con las federaciones provinciales.
La figura de Diego Rubio: el ascenso del estratega
El 'caso Cerdán' ha pillado al PSOE a contrapié. Especialmente 'despistado' se ha visto estos días a Diego Rubio, tal y como señalan fuentes socialistas. El extremeño, experto en dibujar la España de 2050, parece desconectado de la de 2025. "Está en Babia", señalan.
Rubio, que cultiva un calculado perfil bajo, sigue siendo muy bien valorado por el Presidente del Gobeirno. Pero algunos creen que Sánchez necesitaría un jefe de Gabinete más pegado a la actualidad. Así evitaría que el primer ministro se encastille en "una corte repleta de futurólogos y aduladores", señalan las mismas fuentes.

Rubio, extremeño y de perfil tecnocrático, representa una apuesta por la excelencia académica y la estrategia a largo plazo. Licenciado en Historia con el mejor expediente de España, completó su formación en la Sorbona y en la Universidad de Oxford.
Tras una breve etapa en el ámbito universitario y de consultoría, fue reclutado por Moncloa en 2020 para liderar la Oficina Nacional de Prospectiva y Estrategia País a largo plazo. Este órgano fue creado para anticipar retos estructurales en áreas clave como Demografía, Educación, Geopolítica o Sostenibilidad.
Durante la pandemia, formó parte del comité de expertos que asesoró al Gobierno en la toma de decisiones estratégicas. Y en 2023 fue nombrado secretario general de Políticas Públicas, Asuntos Europeos y Prospectiva Estratégica. Desde este cargo de nueva creación, el PSOE pretendía asegurar la coherencia y eficacia de las políticas públicas. Este último nombramiento evidenció la confianza total de Sánchez en él. El pasado año, Rubio fue ascendido a jefe de Gabinete en sustitución de Óscar López.
Un 'futurólogo' en el corazón del poder
En los pasillos de Moncloa ya apodan a Diego Rubio como el "futurólogo". Aunque sus colegas prefieren hablar de él como una de las mentes más brillantes del país.
Rubio representa una nueva generación de asesores con formación internacional y una visión estructuralista del poder y las políticas públicas. Frente a perfiles más políticos, su estilo es "más analítico, menos emocional". Y, sobre todo, más orientado a resultados a medio y largo plazo.

Su ascenso también marcó un giro en la forma en que Sánchez quiere afrontar los próximos años de legislatura. Menos improvisación, más estrategia y un mayor peso de las políticas públicas que marquen huella.
En un contexto europeo convulso, con elecciones clave en el horizonte y tensiones internas en varias comunidades autónomas, contar con un 'arquitecto del futuro' iba a ser una baza técnica. Pero "cuando los problemas aprietan, Rubio no está a la altura", según señalan algunas voces.
Sánchez rearmará su equipo
Lo ocurrido este lunes en el PSOE y en La Moncloa no es solo un ajuste interno. Es un rearme político, estratégico y simbólico de Pedro Sánchez. Se ha sacudido el 'lastre' de Ábalos y Cerdán, ha aplacado cualquier intento de revuelta orgánica y también ha puesto al frente del partido a una gestora controlada. Al mismo tiempo, podría reforzar su entorno.
"Sánchez sabe que se juega mucho en los próximos meses y quiere volver a obrar un milagro", analizan fuentes del partido ante elcierredigital.com. Y para eso necesitará un nuevo equipo de confianza. El ministro de Transportes Óscar Puente, según algunas quinielas, podría convertirse en el próximo secretario de Organización. Pese al gran tirón que goza entre la afiliación, algunas de sus sombras en Valladolid y su cercanía a algunos constructores como Florentino Pérez le podrían 'dejar sin caramelo'.
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