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Hombre con barba y gafas hablando en un podio con la palabra VALORES y dos micrófonos al aire libre con fondo de vegetación
INVESTIGACIÓN

Alejandro Fernández plantará cara a Feijóo en el Congreso del PP para hacerse fuerte

El presidente del Partido Popular en Cataluña apoya el 'un militante, un voto' que también promueve el partido en Madrid

Alejandro Fernández (Tarragona, 1976), presidente del Partido Popular en Cataluña, ha decidido alzar la voz. Su intención es desafiar abiertamente la estrategia de Alberto Núñez Feijóo en el Congreso del PP que se celebrará los días 4 y 5 de julio en Madrid. 

Su movimiento no es improvisado ni aislado. El mismo se enmarca en una creciente tensión entre varios aparatos regionales y la dirección nacional situada en Génova 13. 

Además, Núñez Feijóo, al igual que le ocurrió a Pablo Casado, parece no fiarse de la presidenta madrileña Isabel Díaz Ayuso. Y es que Casado se veía débil ante la presidenta madrileña. Según una tesis muy extendida en el partido, "la baronesa barrería al expresidente gallego en un cara a cara en 2027 si el PP no alcanza La Moncloa". Este hecho ha llevado al presidente del PP a indultar al presidente valenciano Carlos Mazón.

Mazón, muy carbonizado por su gestión de la dana, ahora ha sido restaurado. Y lo ha logrado porque ha prometido apoyar a la dirección nacional en su pulso contra el PP madrileño. Este aparato es tan influyente como minoritario a nivel nacional. Esta situación minoritaria ya forzó a Esperanza Aguirre a no plantarle cara a Mariano Rajoy tras su segunda derrota de 2008. 

Un militante, un voto

En el centro del conflicto se encuentra un modelo de participación interna que ha generado divisiones profundas. La militancia podría apoyar el sistema de 'un militante, un voto'. Esta es la bandera que ondea Isabel Díaz Ayuso en su cruzada por 'garantizarse' la dirección nacional del partido en 2027 si Núñez Feijóo se vuelve a estrellar. 

Por su parte, Alejandro Fernández ha hecho suya esta propuesta. Su posición no es meramente ideológica; es también estratégica. A día de hoy, cuenta con un respaldo abrumador de la militancia catalana. Harina de otro costal es el entusiasmo que despierta en Génova 13.

En Madrid le afean su "falta de trabajo", Y también que desvelase en 2023 que Feijóo le ofreció un puesto en el Congreso a cambio de dejar la presidencia en Cataluña. 

Hombre de traje hablando en un parlamento mientras sostiene unos papeles, rodeado de otras personas sentadas en bancas rojas
Alejandro Fernández. | EP

Este pulso con Génova se ha agudizado tras la insistencia de la dirección nacional en impulsar a Daniel Sirera como futuro líder del PP catalán. Sirera, concejal en el Ayuntamiento de Barcelona y cercano a Feijóo, es visto por muchos en Cataluña como una figura impuesta desde Madrid. Los mimos de Génova han sido interpretados por el entorno de Fernández como un intento de recentralizar el control del partido.

Fernández, por su parte, ha dejado claro que no piensa ceder ante lo que considera un movimiento injustificado y desleal. Lo dejo claro en su libro 'Arde España' que fue presentado en Madrid. Lo hizo sin la presencia de un solo miembro de la dirección nacional en el acto. 

Lejos de aceptar una retirada silenciosa, Fernández ha intensificado su presencia en actos públicos, reuniones con militantes y medios de comunicación. Su intención es reforzar su perfil como líder autónomo y defensor de la militancia frente a las cúpulas. 

Mal olor en el PP catalán 

La tensión interna en el PP no se limita a una cuestión de liderazgo. A este panorama se suma el resurgir de un escándalo que amenaza con sacudir al partido desde sus propias raíces: la llamada Operación Cataluña.

En ella se investiga la supuesta connivencia entre el Ministerio del Interior, durante el mandato de Jorge Fernández Díaz, y sectores del PP catalán liderados entonces por Alicia Sánchez Camacho, para fabricar pruebas falsas contra dirigentes independentistas.

Estas maniobras, presuntamente coordinadas con el excomisario José Manuel Villarejo,  habrían tenido como objetivo frenar una mayoría soberanista en el Parlament durante las elecciones de 2012.

Un hombre con gafas y chaqueta azul saluda con la mano levantada mientras varias personas a su alrededor aplauden al aire libre
Alejandro Fernández y Alberto Núñez Feijóo. | EP

Los últimos audios filtrados entre Villarejo y Sánchez Camacho han puesto en evidencia una presunta utilización partidista de los aparatos del Estado para condicionar el juego político en Cataluña.

Alejandro Fernández se ha mostrado extremadamente crítico con la presunta corrupción del Gobierno de Pedro Sánchez. Pero el pasado del PP catalán le obliga a tirar de prudencia. Aunque él no formó parte de ese engranaje, su condición de sucesor de Sánchez Camacho lo sitúa en una posición delicada.

Su defensa de una mayor democracia interna y su resistencia frente a los intentos de imposición desde Madrid, lo posicionan como un actor incómodo para la actual dirección nacional. Con el Congreso del PP a la vuelta de la esquina, el enfrentamiento se ha convertido en un símbolo de algo más profundo. Ello es la disputa entre dos visiones del partido. Una más centralizada, vertical y controlada desde Génova. 

Esta la podría defender Núñez Feijóo pese a que siempre ejerció desde Galicia como verso suelto ante Madrid.  Pero su federalismo podría ser enterrado. Todo ello debido a su pavor a abrir una puerta para que Isabel Díaz Ayuso se haga con el control del partido en 2027. 

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