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Hombre con barba y gafas hablando en un recinto de madera mientras sostiene una carpeta roja y azul
INVESTIGACIÓN

Los frentes del presidente asturiano Barbón: Lejos de Moncloa y con fuga de consejeras

Cuatro titulares de una consejería del mandatario socialista Adrián Barbón han renunciado en dos años de legislatura

El Gobierno del presidente del Principado de Asturias,  Adrián Barbón (Laviana, 1979), vive momentos de especial dificultad. Esto se debe a la dimisión de la consejera de Educación, Lydia Espina, tras la primera huelga educativa en 15 años. Además de a una multitudinaria manifestación de más de 30.000 personas en Oviedo, que se suma a una cadena de salidas en su Ejecutivo.

Estos aspectos ponen de manifiesto una "creciente inestabilidad". Espina es ya la cuarta consejera en abandonar el Gobierno autonómico en esta legislatura. Lo hizo en un contexto marcado por "la presión social y las tensiones internas". Y también debido a una "voluntad del presidente por distanciarse de Madrid y reafirmar un liderazgo en clave asturiana", según fuentes autonómicas.

"No están siendo días fáciles para nadie", reconocía el socialista Barbón tras conocerse la dimisión de Espina. El tuit suena tanto a lamento personal como a mensaje político. Su mandato comenzó con una apuesta clara por reforzar los vínculos con Moncloa. Pero ha ido girando hacia una estrategia más autónoma.

A ello ayuda el 'divorcio' de Ferraz con uno de sus principales apoyos, la exsanchista y actual delegada del Gobierno en Asturias, Adriana Lastra. No perdona que Pedro Sánchez no le encomendase las tareas a las que ella aspiraba. Además, es señalada desde Ferraz como "filtradora de algunos asuntos relacionados con José Luis Ábalos" que han publicado algunos medios de la extrema derecha. 

La salida de Lydia Espina representa un punto de inflexión. Su gestión se vio cuestionada por la nueva Ley de Educación del Principado y por el calendario de implantación de cambios curriculares. La huelga y la manifestación del pasado domingo, que evidenciaron un rechazo masivo de la comunidad educativa, precipitaron una renuncia que ya se venía fraguando desde hacía semanas. Espina justificó su salida por "responsabilidad" y "coherencia". Mientras que Barbón agradeció su "entrega" sin ocultar la gravedad del momento.

Pero no ha sido la única. Antes que ella, dimitieron otras tres consejeras clave. Melania Álvarez, titular de Derechos Sociales, dejó el cargo en medio de crecientes tensiones sobre la gestión de las residencias. Su salida, aunque silenciosa en lo mediático, fue interpretada en los círculos políticos como un intento de Barbón por oxigenar su gabinete.

Grupo de personas en un evento público con micrófonos y fondo rojo
Adrián Barbón y Adriana Lastra. | EP

Más 'traumática' fue la renuncia de Belarmina Díaz. Díaz abandonó la Consejería de Industria tras la crisis derivada del accidente en la mina de Cerredo que provocó cuatro muertes. En su dimisión se mostró con palabras firmes. "Gracias, presidente, por haber confiado en mí, pero, como bien sabes, yo acepté el cargo de consejera para trabajar por y para Asturias. Desde el accidente mi único objetivo era investigación, verdad y justicia. Y tengo claro que en ningún caso voy a ser un obstáculo para la investigación. Ni para conocer la verdad. Ni para que se haga justicia". 

A estas dimisiones se suma la de Nieves Roqueñí, anterior responsable de la consejería. La dirigente abandonó la consejería para regresar a la presidencia del Puerto de Gijón. La acumulación de salidas ha encendido todas las alarmas en la FSA. Y ha llevado a la oposición a hablar de un Gobierno en crisis permanente. 

A Barbón le persiguen algunos problemas del Gobierno y locutores como Paco González. La estrella de COPE, en uno de los momentos más bajos de su carrera, le dedicó un monólogo violento. El director de 'Tiempo de Juego' le dirigió insultos al socialista, que no le contestó. 

La intención de Barbón es retener el poder en Asturias en 2027. Y varias encuestas pronostican que el PSOE, en caída en la mayoría de autonomías, subiría en el Principado y podría retener el Gobierno. 

La oposición

Desde el Partido Popular se insiste en que Barbón está pagando las consecuencias de priorizar una agenda gubernamental por encima de la de los asturianos. Vox y Foro también han cargado contra el presidente.

Sin embargo, lejos de mostrar debilidad, Barbón parece haber optado por una vía que le permita revalidar su posición con un perfil más autónomo. La distancia con Moncloa, visible en varias ocasiones, apunta a un viraje estratégico. El presidente sabe que el PSOE asturiano necesita recuperar centralidad y confianza en un momento de tensión social creciente. Y para ello está dispuesto a hacer sacrificios, incluso a costa de consejeras de su entorno más directo.

Dos hombres con traje se dan la mano frente a un edificio de ladrillo con banderas a los lados
Sánchez y Barbón. | La Moncloa

En este sentido, las dimisiones "pueden interpretarse no solo como síntomas de crisis". También como "maniobras calculadas de renovación", según fuentes socialistas. Barbón está configurando un nuevo relato. El de un presidente que escucha a la calle y que actúa con determinación ante los errores. Y también que no duda en asumir costes políticos para preservar la estabilidad institucional.

"A las puertas de un nuevo ciclo electoral y con un Gobierno que todavía controla, la jugada puede servirle para reconstruir su liderazgo desde una posición de responsabilidad. Aunque el precio de ese control sea elevado", apostillan estas fuentes.

El futuro inmediato del Ejecutivo asturiano dependerá en buena medida de la capacidad de Barbón para recomponer su equipo. Y también para recuperar la iniciativa política. 

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