Por qué Miguel Sánchez, director de Inteligencia de Telefónica, no advirtió a Pallete
La marcha de Álvarez-Pallete crea dudas alrededor de su jefe de Seguridad, que "debió adelantarse al plan de Moncloa"
El relevo en la presidencia de Telefónica ha desatado una tormenta en la cúpula de la compañía. La destitución de José María Álvarez-Pallete y la llegada de Marc Murtra han generado dudas sobre la actuación de Miguel Sánchez San Venancio, director de Seguridad Global e Inteligencia de la empresa.
Su rol está en entredicho por no haber 'advertido' al expresidente de la maniobra del Gobierno para forzar su salida.
Miguel Sánchez es responsable de la seguridad e inteligencia de Telefónica. Su trayectoria incluye una larga experiencia en los servicios secretos españoles, tanto en el CESID como en el CNI. Se le considera un experto en ciberamenazas y contraterrorismo. Desde mayo de 2016, dirige la seguridad global de la empresa. Su labor es detectar amenazas y anticiparse a movimientos que puedan afectar a la compañía.
En este contexto, su desconocimiento o silencio ante la ofensiva del Ejecutivo contra Álvarez-Pallete ha causado sorpresa en los círculos empresariales y políticos. Telefónica es una empresa estratégica para España, con el Gobierno como accionista relevante a través de la SEPI. “La seguridad corporativa de la compañía debería haber estado alerta ante cualquier intento de intervención política”, sostienen fuentes cercanas a la teleco.
El hecho de que Miguel Sánchez no alertara a Álvarez-Pallete “plantea dos escenarios inquietantes”, según las mismas fuentes.
Por un lado cabe la posibilidad de que supiera lo que iba a pasar y no avisó. “En este caso, habría traicionado a su presidente. Su lealtad estaría en duda. Si conocía los movimientos del Gobierno y no los comunicó a su equipo, se le podría acusar de haber favorecido la operación desde dentro”, sostienen fuentes cercanas a la teleco.
Por otra parte, las mismas fuentes valoran que Sánchez no tuviera la información. “Si Sánchez ignoraba lo que se gestaba en Moncloa, se pone en duda su capacidad para anticipar amenazas. Su cargo implica conocer riesgos internos y externos. No detectar un plan de esta envergadura es un fallo grave en sus funciones”.
Ambas opciones “erosionan su credibilidad”, sentencian fuentes del entorno de Telefónica. Si estaba al tanto, su lealtad es cuestionable. Si no lo estaba, su competencia se pone en duda.
Telefónica y la intervención del Gobierno
La SEPI ha ido incrementando su participación en Telefónica hasta el 10%. Esta operación, con respaldo del Gobierno, pretendía reforzar el control sobre la empresa. En paralelo, CriteriaCaixa y el grupo saudí STC también movieron ficha en el accionariado.
La destitución de Álvarez-Pallete se precipitó tras estos movimientos. “Se había convertido en una figura incómoda para el Ejecutivo, que buscaba una dirección alineada con sus intereses”. En este sentido, el relevo en la presidencia fue interpretado como una maniobra política.
El nuevo presidente, Marc Murtra, cuenta con el aval del Gobierno. Su nombramiento marca un cambio en la dirección de Telefónica, con un perfil más próximo a Moncloa.
Reacciones internas y externas
La salida de Álvarez-Pallete generó malestar en parte del consejo de administración. Algunos directivos esperaban que resistiera la presión política. Otros asumieron que su salida era inevitable.
En el ámbito político, el PP acusó al Gobierno de intentar “colonizar” Telefónica. Vox denunció una “intervención encubierta” en la empresa. Desde el Ejecutivo, se defendió la operación como un movimiento estratégico para garantizar la estabilidad de la compañía.
El papel de Miguel Sánchez en esta crisis sigue sin aclararse. No ha hecho declaraciones públicas. En círculos empresariales, su gestión genera dudas y se espera que en las próximas semanas se definan sus responsabilidades en la empresa.
Marc Murtra asumió la presidencia en un momento complicado. Telefónica afronta retos estratégicos y una fuerte presión del Gobierno. Sin embargo, su reciente nombramiento no le ha impedido continuar con su faceta de columnista. Sigue publicando artículos de opinión en La Vanguardia.
Algunos consideran esto una ‘distracción’. “Con la situación que atraviesa Telefónica, se espera que el presidente dedique toda su atención a la compañía. Su decisión de seguir escribiendo en medios de comunicación ha generado críticas internas”, sostienen fuentes cercanas.
El futuro de Telefónica sigue marcado por la incertidumbre. La relación con el Gobierno, la estabilidad de su cúpula y la estrategia de su nuevo presidente definirán el rumbo de la compañía. Mientras tanto, la figura de Miguel Sánchez sigue bajo escrutinio.
La trayectoria de Miguel Sánchez
Miguel Sánchez San Venancio ha desarrollado una carrera marcada por su especialización en inteligencia y seguridad. Tras su formación en la Academia General Militar de Zaragoza, su camino profesional lo llevó a formar parte del CESID. Allí continuaría años después, ya convertido en el CNI.
Durante sus años en estos organismos, se enfocó en la lucha contra amenazas estratégicas. Incluyendo el terrorismo y los riesgos tecnológicos emergentes. Su capacidad analítica y su conocimiento en operaciones de inteligencia le permitieron ascender dentro de la estructura hasta convertirse en una de las figuras clave en la seguridad nacional.
Además de su labor en los servicios secretos, Miguel Sánchez ha tenido experiencia en el ámbito diplomático y en la gestión de seguridad corporativa. Ha trabajado en misiones internacionales, colaborando con agencias de inteligencia extranjeras en la prevención de amenazas globales.
Su perfil técnico y estratégico lo llevó a especializarse en ciberseguridad. Un área en la que Telefónica ha invertido grandes recursos para proteger su infraestructura y la de sus clientes. Esta combinación de habilidades lo convirtió en un candidato ideal para asumir la dirección de Seguridad Global e Inteligencia de la compañía en 2016. Aunque los ciberataques han seguido repitiéndose.
De igual manera, los recientes acontecimientos “han puesto en entredicho su capacidad para anticipar movimientos estratégicos externos”, sentencian fuentes cercanas.
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