
Juan Carlos I celebra su 63 aniversario de boda en Sanxenxo, alejado de la reina Sofía
La última vez que el rey Emérito y doña Sofía estuvieron juntos en público fue en el funeral de Constantino II, en 2023
El rey emérito Juan Carlos I aterrizó en la tarde de este lunes en el aeropuerto de Peinador, en Vigo. Llega para una nueva estancia en Sanxenxo (Pontevedra), donde tiene previsto participar en las regatas náuticas a bordo del Bribón entre el 16 y el 18 de mayo. Con este viaje, el emérito vuelve a pasar su aniversario de bodas separado de la reina Sofía, como ya ha ocurrido en los últimos años. Él lo pasará en Galicia y ella previsiblemente en Madrid, reflejo de la separación de hecho que marca su relación desde hace tiempo.
La visita del rey emérito a España se produce, además, pocos días antes de un compromiso legal inminente. Este viernes está previsto un acto de conciliación en Santander con el expresidente cántabro Miguel Ángel Revilla. Todo en el marco de la demanda que Juan Carlos le interpuso por supuesta vulneración de su honor por unas declaraciones “injuriosas” que Revilla realizó en medios entre 2022 y 2025.
Ni don Juan Carlos ni Revilla están obligados a acudir personalmente a ese trámite judicial, que podría resolverse a través de sus representantes legales. Con o sin encuentro en los tribunales, la efeméride personal de este 14 de mayo subraya la situación familiar. Los reyes eméritos no pasarán juntos su 63º aniversario de boda.

La historia de Juan Carlos de Borbón y Sofía de Grecia se remonta a su adolescencia en los círculos de la realeza europea de posguerra. El primer encuentro entre ambos ocurrió durante el célebre crucero Agamenón, un viaje organizado en agosto de 1954 por la reina Federica de Grecia —madre de la entonces princesa Sofía—. La intención de Federica era reunir a jóvenes de casas reales europeas y restablecer lazos tras la Segunda Guerra Mundial.
A bordo de aquel yate, que zarpó de Venecia con más de 90 invitados de sangre azul, Juan Carlos (16 años) conoció a Sofía (15). También trabó amistad con otros jóvenes príncipes, como Simeón de Bulgaria. Federica también había visto en esos cruceros una oportunidad propagandística para su país, y fotos de la época retratan a la reina griega rodeada de sus ilustres invitados. Entre ellos, el que años después sería su yerno.
Aquel primer contacto entre Juan Carlos y Sofía fue breve, pero el destino los hizo coincidir en varios eventos años más tarde. En junio de 1961, durante la boda de los duques de Kent en Londres, surgió definitivamente la chispa entre los dos jóvenes royals.

Tras meses de discretos encuentros, Juan Carlos pidió la mano de Sofía el 12 de septiembre de 1961. La escena, que con los años ambos han relatado con simpatía, ocurrió en el hotel Beau Rivage de Lausana (Suiza), residencia de la abuela paterna de Juan Carlos, la exreina Victoria Eugenia.
Lejos de la formalidad habitual, el entonces príncipe entregó el anillo de compromiso de forma espontánea. “Sofi, cógelo”, le dijo al lanzarle una cajita con el anillo. Sofía recordó después con humor cómo “me tiró por el aire una cajita con el anillo dentro”, mientras Juan Carlos explicaba que estaba enamorado de la princesa desde la primera vez que la vio y que ella era “capaz de llevar con toda dignidad una corona real”.
La boda de 1962: una unión entre dos mundos
El esperado enlace se celebró en Atenas el 14 de mayo de 1962. La madre de la novia, la reina Federica, se volcó en organizar una boda de cuento para su primogénita. Hubo glamour y tradición: la princesa Sofía, de 23 años, lució un majestuoso vestido blanco plateado y la histórica tiara prusiana de su familia; Juan Carlos, de 24, vistió su uniforme de teniente del Ejército de Tierra español.
Celebraron tres ceremonias: católica, ortodoxa y civil. Mientras Grecia celebraba con orgullo aquella alianza, en la España franquista el acontecimiento se manejó con discreción. Franco impuso censura sobre la boda: la prensa evitó darle gran cobertura y TVE solo emitió imágenes en un documental de madrugada. Por supuesto, procurando eliminar la figura del padre del novio —don Juan de Borbón— de las fotos.
La primera infidelidad descubierta por Sofía
Los primeros años de Juan Carlos y Sofía como príncipes transcurrieron bajo la estricta mirada de Franco. En público proyectaban una imagen de familia unida, pero en privado no todo era idílico. Tras acceder al trono en noviembre de 1975, apenas pasadas unas semanas, estalló la primera gran crisis matrimonial. En enero de 1976, la reina Sofía descubrió la primera infidelidad conocida de Juan Carlos I. Ocurrió durante una cacería en la finca La Encomienda de Mudela, en Ciudad Real, donde el nuevo monarca se había desplazado sin su esposa.
La reina Sofía descubrió esta traición cuando al llegar con sus hijos a la finca se le impidió entrar. "Es mejor que no pase, señora", le habrían dicho. El motivo: Juan Carlos se encontraba allí acompañado de una actriz española.
Enterada de la situación, Sofía reaccionó marchándose repentinamente de España con sus hijos. Tomó un avión y viajó a la India, donde residía su madre, la reina Federica.

La intención de Sofía, herida y furiosa, parecía ser no regresar, lo que desató alarmas en el Gobierno. El entonces ministro de Exteriores, José María de Areilza, junto al presidente Carlos Arias Navarro, actuaron con urgencia. Se estableció contacto con la reina Federica, que finalmente logró convencer a su hija de que regresara a España.
El retorno de la reina consorte quedó pactado con ciertas condiciones. Por un lado, Juan Carlos debería ser más discreto; por otro, la familia de Sofía recibió acomodo en Zarzuela, viviendo en condiciones similares a la familia real española.
Escándalos y silencio institucional
A pesar de la tregua, el distanciamiento conyugal se profundizó. Cumplieron con sus deberes institucionales durante décadas, pero la vida privada tomó cauces separados. Las infidelidades del monarca se convirtieron en un secreto a voces.
En las décadas siguientes, Juan Carlos mantuvo relaciones con diversas mujeres, tanto del ámbito de la aristocracia como del mundo del espectáculo. A Bárbara Rey, con quien tuvo una relación de más de una década, se le atribuyen grabaciones donde el rey habla abiertamente de su vida conyugal vacía y de sus idilios paralelos. Estas grabaciones han vuelto a la luz recientemente, despertando de nuevo los recuerdos de la activa vida sentimental del monarca.
Otra figura clave es la decoradora Marta Gayà, considerada por muchos como el gran amor del emérito. Juan Carlos alternaba sus obligaciones y las escapadas con Gayà en Mallorca. También se conoce su relación con la actriz alemana Nadiuska, quien llegó a declarar que se sentía vigilada por los servicios secretos.

La relación con Corinna Larsen ha sido, sin duda, la más mediática y polémica. Empresaria alemana, amiga y colaboradora en gestiones financieras del monarca, fue quien destapó el conocido viaje a Botsuana en 2012, donde el rey sufrió una caída cazando elefantes. A raíz de esa relación, se revelaron transferencias millonarias y presuntos casos de comisionismo.
Con el paso de los años, la vida sentimental del emérito se volvió un asunto de Estado. Aunque muchos en su entorno lo sabían, nunca fue reconocido oficialmente. La reina Sofía, por su parte, se refugió en sus hijos, en su trabajo institucional y en su fe. Nunca mostró públicamente una reacción de rechazo hacia su esposo. La discreción y el sentido de deber marcaron su papel como consorte hasta el final.
Un matrimonio de apariencias: funerales y reencuentros
En los últimos años, las pocas veces en que Juan Carlos y Sofía han coincidido han sido en eventos familiares o funerales. En septiembre de 2022, ambos asistieron al funeral de la reina Isabel II en Londres. Aunque compartieron espacio en la Abadía de Westminster, no hubo interacción visible.
Meses después, en enero de 2023, volvieron a coincidir en el funeral del rey Constantino II en Atenas, hermano de Sofía. Allí se les vio más cercanos, aunque sin muestras evidentes de afecto. Fue un momento particularmente duro para Sofía, que perdió a su único hermano varón. También para Juan Carlos, que mantenía una estrecha relación con su cuñado.

Estas apariciones han sido las únicas ocasiones en que se ha podido ver juntos a los antiguos reyes en público desde la marcha de Juan Carlos a Abu Dabi en 2020. En las visitas privadas del emérito a Sanxenxo, como la que tiene lugar estos días, Sofía nunca lo ha acompañado. Mientras el padre de Felipe VI se aloja en casa de amigos y participa en regatas, la reina emérita sigue en Zarzuela, centrada en sus compromisos benéficos y en el apoyo a sus nietos.
Hoy, en su 63.º aniversario de bodas, Juan Carlos y Sofía vuelven a vivir esta fecha desde la distancia. Separados física y emocionalmente, pero unidos aún por el vínculo institucional.
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