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Un hombre sentado con camisa azul claro y micrófono en el pecho, frente a un fondo con logotipos de Madrid PSOE y una multitud en blanco y negro.
INVESTIGACIÓN

Los frentes abiertos de Juan Lobato: De un lobby madrileño a su situación en el Senado

El exsecretario del PSOE madrileño trabaja en la Agencia Tributaria, es diputado autonómico y maniobra en su partido

"Juan Lobato llevaba años asegurando que se iría de la primera línea política porque era funcionario de Hacienda y no necesitaba la poltrona pública. Pero ahora no se va ni con agua caliente". Con estas palabras muestran en Ferraz el hartazgo del ex secretario general del PSOE madrileño. Su sustituto Óscar López se niega siquiera a citarlo en público.

En la actualidad, Lobato hace malabares para compatibilizar su acta en la Asamblea de Madrid, su puesto como senador (por el que no cobra), un puesto de media jornada como funcionario de la Agencia Tributaria (que le impide cobrar de la Cámara Alta), sus maniobras dentro del PSOE madrileño y el impulso al nuevo think tank político que ha nacido en el Círculo de Bellas Artes. 

Un hombre con expresión pensativa en un entorno interior iluminado.
Juan Lobato. | EP

En este escenario se ha puesto en marcha La Plaza del Círculo. Este grupo cuenta con el apoyo del exalcalde Juan Barranco y la exvicealalcadesa Begoña Villacís. "Son personas que se dicen centristas. Y dicen abominar los hiperliderazgos de Pedro Sánchez en España e Isabel Díaz Ayuso en la Comunidad de Madrid", señalan fuentes informadas. 

Caída y pacto

El 25 de noviembre de 2024 ABC informaba de que Juan Lobato había acudido a una notaría para dejar constancia oficial de una conversación mantenida por WhatsApp con Pilar Sánchez Acera. En ese momento ella era la jefa de gabinete de Óscar López.

Además, Sánchez Acera le remitió a Lobato un correo electrónico del abogado de la pareja de Isabel Díaz Ayuso a la Fiscalía.  En ese mensaje, el letrado proponía alcanzar un acuerdo, aceptando los delitos que se le atribuían, a cambio de ciertos beneficios procesales.  La intención era que Lobato utilizara esa información en un debate parlamentario en la Asamblea de Madrid como arma política contra la presidenta autonómica.

Sin embargo, la decisión de elevar este asunto a escritura pública generó malestar entre algunos miembros del PSOE. Miembros relevantes cuestionaron el proceder de Lobato y su forma de gestionar una situación tan delicada.

Un hombre con gafas y traje azul está sentado en un entorno formal, mirando hacia adelante con expresión seria.
Óscar López. | EP

Lobato decidió hacerse a un lado tras pactar con Santos Cerdán. El secretario de Organización se garantizó su renuncia como barón regional y su promesa de que no iba a optar a revalidar el cargo, tal y como hizo. A cambio, el PSOE le permite mantenerse en un segundo plano tanto en la Asamblea como en el Senado. 

En la Asamblea fue relevado como portavoz por Jesús Celada, que ha alineado el discurso del PSOE al antiayusismo promovido desde La Moncloa. Óscar López ha enterrado los guiños centristas de su antecesor, que buscaba públicos templados por experiencia.  Y es que Lobato inició su carrera política haciéndose con la alcaldía de un municipio tradicionalmente conservador como Soto del Real. 

En esta localidad ganó la derecha entre 1979 y 2015. Hace 10 años se hizo con la alcaldía Lobato, que en 2019 revalidó el cargo con más del 60% de apoyos. 

Hibernando

"Ahora está hibernando a la espera de tiempos mejores. Dice que es incompatible con la actual dirección socialista.  Pero no descarta presentarse a las primarias para encabezar el PSOE en las autonómicas de 2027", explican fuentes del PSOE madrileño. 

"Lobato jugó contra Pedro Sánchez a ser Emiliano García-Page, pero no tenía el poder del presidente de Castilla-La Mancha", añaden.  

El PSOE madrileño acumula 3 décadas de crisis

El PSOE madrileño atraviesa una crisis crónica que se remonta a más de tres décadas. Desde que Joaquín Leguina perdiera la presidencia de la Comunidad en 1995, los socialistas no han vuelto a gobernar la región.

Pero más allá de las derrotas electorales, lo que ha lastrado históricamente a la federación madrileña es la guerra interna permanente. Una lucha marcada por enfrentamientos entre facciones, liderazgos efímeros e intervenciones constantes desde la dirección federal en Ferraz.

Uno de los episodios más paradigmáticos fue el célebre tamayazo de 2003. Fue cuando dos diputados del PSOE (Eduardo Tamayo y María Teresa Sáez) impidieron la investidura de Rafael Simancas. Con ese movimiento abrieron la puerta a una repetición electoral que consolidó al PP en el poder. Desde entonces, el PSOE madrileño no ha conseguido recuperarse completamente de aquel golpe de credibilidad y cohesión.

Un hombre de perfil hablando en un micrófono con un fondo de madera y una flecha en la pared.
Juan Lobato. | EP

En los años siguientes, figuras como Trinidad Jiménez, Tomás Gómez, Antonio Miguel Carmona o Ángel Gabilondo intentaron reorientar el partido sin éxito duradero. A pesar de obtener resultados aceptables en algunos comicios, los socialistas fueron incapaces de alcanzar el poder. 

La etapa más reciente, con Lobato como secretario general, tampoco logró un resurgimiento.

Hoy, Óscar López celebra los sondeos. Auguran que el PSOE volverá a ser la segunda fuerza de la Comunidad, tras superar a Más Madrid. Pero lo hace con la boca pequeña.

Y es que la izquierda tendría dificultades para plantar cara al PP en una región que en las 3 últimas décadas se ha echado en brazos de la derecha. 

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