
Euforia en el Sabadell: Qué esconde el 'sí, pero no' de Moncloa a la OPA de BBVA
Las condiciones del Gobierno restan atractivo a una operación que conlleva el cierre de oficinas y cientos de despidos
Euforia contenida en el Banco Sabadell tras la decisión del Gobierno de imponer una serie de restricciones a la OPA de BBVA. Estas congelan la integración por tres años y, de facto, ponen la operación cuesta arriba.
Este miércoles, el Consejo de Ministros autorizó la OPA condicionando su aprobación al mantenimiento de la personalidad jurídica, patrimonio y gestión independiente del Banco Sabadell durante al menos tres años.
El motivo argumentado fue la protección del interés general: empleo, cohesión territorial e impulso a las pymes. La ambigua reacción de BBVA no tardó: su equipo reconoce que estas exigencias amenazan las sinergias estimadas en 850 millones. Y contemplan retirarse, lo cual dejaría en mal lugar al presidente, Carlos Torres. Por ahora, el pulso político se ha traducido en una pausa. Y en el Sabadell ha estallado en satisfacción.
El Gobierno se ha centrado en garantizar que la estructura de red permanezca intacta. Especialmente en entornos vulnerables: pequeñas oficinas no cerrarán y no habrá recortes vinculados a la fusión durante ese periodo inicial
El presidente de la entidad vallesana, Josep Oliú, lanzó un guiño al Gobierno al retornar la sede fiscal del banco a Cataluña.
Presión política y consenso territorial
La decisión llega tras semanas de intensa presión desde Catalunya, donde patronales (Foment del Treball, Pimec, Cecot), sindicatos (CCOO, UGT) y partidos políticos (PSC, ERC, Junts per Catalunya) enviaron cartas y mensajes a Moncloa instando a frenar la OPA. El Cercle d'Economia de Barcelona también se pronunció.

En el Sabadell se valora el consenso territorial logrado: la causa ha trascendido frentes políticos, uniendo a representantes de la Generalitat, el poder local y la sociedad civil.
¿Victoria temporal o definitiva?
Los catalanes saben que esto no garantiza la permanencia indefinida del banco. La OPA aún está en el alero y el BBVA deberá decidir qué piezas mueve. Sin embargo, el hecho de que se impongan condiciones tan claras, y que Sánchez haya asumido presión ciudadana y territorial, se interpreta como un margen de flexibilidad que favorece al Sabadell.
Ahora, en el Sabadell esperan que Oliú aproveche este impulso para reforzar su compromiso con la ciudad: más crédito a empresarios, estabilización de empleo y apertura de nuevos servicios. En paralelo, quiere que el Gobierno vaya más allá: más apoyo a las entidades locales, programas que fortalezcan la fibra económica catalana y seguimiento estricto del cumplimiento de las condiciones.
Razones para oponerse
Las razones para oponerse son múltiples y de peso. Primero, una fusión de estas características implicaría una concentración excesiva del mercado bancario, reduciendo la competencia y afectando negativamente a consumidores y pequeñas empresas. Especialmente en territorios como Cataluña y la Comunidad Valenciana, donde el Sabadell tiene una fuerte implantación.
Además, existe un riesgo real de destrucción de empleo: BBVA calcula sinergias de más de 850 millones de euros. Lo que se traduce, en la práctica, en miles de despidos y cierre de oficinas. Y lo hace en un momento en que la banca apenas comienza a recuperar su imagen social. También se teme una pérdida de arraigo territorial; el Sabadell es una entidad clave para el tejido productivo catalán y muchas pymes dependen de su cercanía y flexibilidad.
Desde el punto de vista regulatorio, la operación plantea dudas sobre su impacto en la estabilidad financiera y la pluralidad del sistema. En definitiva, la OPA representa una amenaza a la diversidad bancaria y al empleo. Y también al desarrollo regional y al equilibrio de poder económico en el país.
El futuro de Torres
Carlos Torres, presidente del BBVA, se encuentra en plena batalla institucional tras el 'sí, pero no' del Gobierno a la oferta pública de adquisición (OPA) sobre Banco Sabadell. Aunque el Ejecutivo ha autorizado la operación, ha impuesto condiciones estrictas.

Torres cuestionó la decisión del ministro de Economía, Carlos Cuerpo, de elevar el expediente al Consejo de Ministros. A su juicio, no existían razones de interés general para tal paso. Recordando que la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) ya había dado su visto bueno. Y que desde Europa también apostaron por la operación.
El presidente del BBVA podría aparcar la OPA hasta que haya un cambio de Gobierno. O defender una postura firme: mantener la oferta sin cambios. E incluso acudir a la vía judicial.
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