
La estrategia del PP para 'reconquistar' en 2027 el bastión socialista de Asturias
El ovetense Álvaro Queipo es la baza como candidato de los 'populares', que llevan 26 años sin gobernar el Principado
El Partido Popular de Asturias ya ha movido ficha. El partido ha dejado claro que Álvaro Queipo (Oviedo, 1988) será su candidato en las elecciones autonómicas de 2027. El objetivo es claro: acabar con un cuarto de siglo de gobiernos socialistas casi ininterrumpidos en el Principado.
Queipo, ingeniero de formación y exremero, lleva dos años al frente del PP asturiano. Este verano, en una entrevista en La Nueva España, afirmó que se ve "mentalmente preparado" para presidir Asturias. Con un perfil técnico, joven y alejado de las viejas guerras internas del partido, aspira a ser el rostro de un cambio que, según los 'populares', es "necesario".
Sin embargo, las encuestas no muestran una ventaja clara. Según el CIS, el PSOE sigue siendo el partido preferido por los asturianos. El 34,7% votaría hoy a los socialistas. El PP obtendría un 22,7%. Vox (6,7%), IU (4,9%), Sumar (3,4%), Podemos (1,9 %) y Foro (0,8 %) completarían el reparto.
Otros sondeos, como el de Sigma Dos, reducen la distancia. En mayo, la encuesta de El Mundo daba al PSOE un 36,6% de los votos, con el PP cerca, con el 33,8%. Vox alcanzaría el 9,8%, IU el 8,3%, Podemos el 4,6% y Foro el 3,6%. En este escenario, el bloque de la derecha ganaría fuerza, pero aún sin una mayoría clara.
El Principado de Asturias, un gobierno con 'fisuras'
Mientras tanto, el Gobierno del socialista Adrián Barbón atraviesa su momento más delicado. En apenas dos años de legislatura en el Principado de Asturias, han dimitido cuatro consejeras. La última, Lydia Espina, dejó Educación tras la primera huelga educativa en 15 años y una protesta con más de 30.000 personas en Oviedo. Espina, profesora de carrera, aseguró marcharse por "coherencia" y "responsabilidad". Barbón agradeció su trabajo y reconoció que "no están siendo días fáciles para nadie".
Antes que ella salieron Melania Álvarez (Derechos Sociales), Belarmina Díaz (Industria) y Nieves Roqueñí (Transición Ecológica). Cada salida ha tenido su propia historia, pero todas dejan una sensación común: "desgaste e inestabilidad".

La renuncia de Díaz, tras el accidente en la mina de Cerredo, fue especialmente dura.
Barbón toma distancia de Madrid
Frente a ese escenario, Barbón ha reaccionado con una estrategia clara: marcar perfil propio. Tras años de sintonía con Moncloa, ahora quiere mostrar más autonomía. El presidente ha roto puentes con Ferraz y la ha afianzado con figuras clave como Adriana Lastra.
También ha defendido políticas que chocan con el Gobierno central. Por ejemplo, su apuesta por el carbón o su gestión de la reforma educativa. Este giro no es casual. Barbón quiere reforzar su liderazgo regional y reconstruir el relato de un presidente que escucha, rectifica y actúa.
Las dimisiones, según su entorno, no solo reflejan crisis. También forman parte de una renovación interna. Barbón busca consolidarse como un líder capaz de asumir costes políticos si es necesario.
¿Hay ganas de cambio?
Según el CIS, el 47,8% de los asturianos quiere un cambio de presidente. Un 41,8% prefiere que Barbón siga. A la pregunta de quién debería ser el próximo presidente, el 31,6% elige a Barbón. Solo el 8,3% nombra a Álvaro Queipo. Otro 5,7% dice que le gustaría un candidato del PP, sin dar nombre.
Es decir, hay un deseo de renovación, pero no una alternativa clara. El PSOE conserva un suelo electoral fuerte. Y aunque el contexto es difícil, no se detecta una fuga masiva de votos.
La apuesta del PP
Queipo tendrá que superar dos obstáculos. El primero, ampliar su implantación en el territorio. El segundo, construir una alternativa sólida. Según algunas voces críticas, "le hace falta proyecto y equipo".

Hasta ahora, su papel ha sido más de reorganizador del partido que de candidato visible. Ha intentado cerrar heridas internas y consolidar liderazgos locales. Pero "su proyección pública sigue siendo limitada", señalan los analistas. Queipo necesita darse a conocer más allá de Oviedo y Gijón.
Desde Génova, Feijóo le respalda. Y en el PP creen que el desgaste del PSOE es una oportunidad. Pero también saben que Asturias no es terreno fácil para la derecha. El votante asturiano valora la gestión, la cercanía y la estabilidad, algo que quiere ofrecer Queipo para las próximas elecciones.
PSOE: resistir es ganar
Barbón quiere llegar a 2027 con un nuevo equipo y otro ritmo. La salida de las consejeras ha sido dura, pero también ha abierto espacio para una reestructuración. El presidente sabe que su éxito depende de la iniciativa política y reconectar con los sectores que le dieron la victoria en 2023.
Su estrategia pasa por mostrarse como un líder que no depende de Madrid. Que gobierna pensando en Asturias, incluso si eso le aleja de Ferraz. Su discurso se centra ahora en la gestión, el arraigo y la escucha.
En un clima de tensión social, Barbón no ha buscado enfrentamiento directo. Ha evitado polémicas, como el ataque personal que le dedicó el locutor Paco González desde COPE.
Las elecciones de 2027: una batalla abierta
A menos de dos años para las elecciones, todo está en el aire. El PSOE sigue liderando, aunque más cuestionado. El PP se acerca, pero aún no rompe la barrera del 30% en todas las encuestas. Vox e IU-Podemos juegan su papel. Y el clima político puede cambiar.
Barbón intentará revalidar su mandato desde una posición más asturianista y menos alineada con Moncloa. Queipo tratará de presentarse como el cambio tranquilo, joven y eficaz. Ambos saben que la campaña será larga y exigente. Y que el Principado no se gana solo con titulares. Se gana pueblo a pueblo.
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