
Alejandro Agag se reinventa: El yerno de Aznar coge más poder en el Reino Unido
El marido de Ana Aznar, padre de 5 hijos, maneja la competición de monoplazas eléctricos donde fichó a Juan Urdangarin
Alejandro Agag Longo (Madrid, 1970), yerno del expresidente del PP José María Aznar y marido de Ana Aznar Botella, es hoy una de las figuras más influyentes del mundo del motor y de los negocios internacionales.
Su trayectoria es un ejemplo de cómo una combinación de ambición política, habilidad para las relaciones públicas y visión empresarial, puede convertir a un joven militante de base del Partido Popular en un actor clave dentro del mundo polítio y económico. Por ejemplo, en sectores tan potentes como el automovilismo, las finanzas y los medios de comunicación. Qué hoy desarrolla desde el Reino Unido y desde Italia, tras su 'huida' por su presunta vinculación en la trama Gürtel.
Tras su paso por la política como ayudante de su suegro, Alejandro Agag se centró en desarrollar fuera de España una carrera como businessman. Logró situarse en el centro de los principales proyectos ligados al deporte del motor y, más recientemente, a la sostenibilidad. Ya en 2012, dio un paso decisivo y creó Formula E Holdings, en línea con su apuesta por un automovilismo sostenible. El empresario ha logrado hoy en día situar el campeonato de vehículos eléctricos en valores superiores a los 1.000 millones de euros. Lo que le ha permitido codearse con personalidades como Orlando Bloom o Alberto de Mónaco.
Hoy Agag ocupa puestos de máximo nivel dentro del sector del motor. Así es CEO de Extreme E, Chairman de E1 Series y Chairman de Fórmula E. También en 2025, fue designado asesor estratégico de Motorsport Network.
Juan Urdangarín, el fichaje de Alejandro Agag
En lo personal, lleva 23 años con Ana Aznar Botella (hija del expresidente Aznar y Ana Botella) y ambos tienen cinco hijos. Los Agag Aznar viven hoy lejos del ruido mediático entre la capital italiana y la inglesa. En Roma, Ana Aznar imparte clases en una Universidad americana y ha fundado una plataforma de psicología. Por su parte, Alejandro Agag vive a caballo entre Roma y Londres.
En la ciudad británica, el empresario continúa al frente de sus proyectos profesionales. En Londres figura la sede de Extreme E, la compañía de carreras off road que Agag fundó en 2018. Tal y como contó elcierredigital.com, dentro de este entramado empresarial el yerno de Aznar fichó a Juan Urdangarin para Extreme E.

El primogénito de la infanta Cristina de Borbón e Iñaki Urdangarín ha estrechado en los últimos años su relación con Alejandro Agag. Este vínculo se ha forjado tanto a nivel personal como institucional, ya que ambas familias se conocen desde hace tiempo y mantienen una buena sintonía.
Fruto de esa confianza, Agag ha incorporado a Juan Urdangarín a la estructura de Extreme E, donde desempeña labores de gestión y desarrollo del campeonato de monoplazas eléctricos.
La amistad de Agag con Flavio Briatore
Su vínculo con el automovilismo comenzó años atrás, cuando fraguó su amistad con Flavio Briatore. De hecho, fue Agag quien introdujo la Fórmula Uno en España.
Sería a mediados de 2003, cuando comenzó a negociar con las televisiones españolas los derechos de emisión del campeonato. Cerrando finalmente un acuerdo con la cadena privada Telecinco, vinculada al grupo mediático de Silvio Berlusconi.
Desde entonces, Agag ha sabido tejer una red de contactos internacionales que le ha permitido convertirse en una figura de referencia. Hoy, Alejandro Agag cuenta con todo un imperio empresarial, pero también reputacional. ¿Cómo ha llegado hasta este punto de influencia?
Su primer encuentro con Aznar
Alejandro Tarik Agag Longo nació en Madrid el 18 de septiembre de 1970, en el seno de una familia multicultural formada por su padre, el banquero argelino-belga José Tarik Agag, vinculado en su juventud al FLN de Argelia, y su madre, Soledad Longo, cordobesa de origen humilde que llegó a ser concejala en Majadahonda. Es el segundo de cuatro hermanos y creció en un entorno plurilingüe.
Realizó sus estudios escolares en el Colegio Retamar de Madrid, centro ligado al Opus Dei y frecuentado por la alta sociedad, y más tarde se licenció en Ciencias Económicas y Empresariales en el CUNEF, institución de prestigio vinculada a la gran banca española, donde se forman tradicionalmente hijos de familias nobles y reales.
Durante sus años en el CUNEF, a finales de los ochenta y principios de los noventa, Alejandro Agag empezó a cultivar una importante red de contactos. Fundó la Asociación de Estudiantes del centro con el objetivo de vincular a los alumnos con personalidades influyentes del mundo financiero y político español.
A través de esas actividades estableció sus primeras relaciones con figuras como los banqueros Mario Conde, Mariano Rubio y Claudio Boada, empresarios como Abel Matutes y políticos de primera línea como Marcelino Oreja o José María Aznar. Esta temprana capacidad para relacionarse estratégicamente terminó convirtiéndose en una de sus principales señas de identidad.

Al mismo tiempo se incorporó a las Nuevas Generaciones del Partido Popular durante el curso 1989-1990 y comenzó a ascender rápidamente dentro de la estructura del partido. En 1993 ya había sido elegido miembro del Comité Ejecutivo Nacional y coordinador de Relaciones Internacionales de la organización juvenil. Tan solo un año después fue incluido en la lista electoral del PP al Parlamento Europeo (puesto 45), lo que le permitió dar el salto a la política profesional, y ese mismo año obtuvo el cargo de vicesecretario general del Partido Popular Europeo en Bruselas.
El punto de inflexión llegó en 1996, cuando coordinó la campaña electoral que llevó a José María Aznar a la presidencia del Gobierno. Tras la victoria fue nombrado uno de los tres ayudantes del presidente en La Moncloa, ejerciendo de enlace entre Aznar y el aparato del partido.
Este puesto, que ocupó durante cuatro años, le dio acceso directo a los principales centros de poder y fue el origen de una estrecha amistad personal con Aznar. Su influencia dentro del PP quedó confirmada en el XIII Congreso Nacional de 1999, en el que fue nombrado miembro del Comité Ejecutivo, y culminó pocos días después, cuando se convirtió con tan solo 28 años en secretario general del Partido Popular Europeo.
Su matrimonio con Ana Aznar
En el verano de 2001, Alejandro Agag fue invitado por José María Aznar Jr. a pasar las vacaciones con la familia Aznar en la isla de Menorca, escogida ese año como destino discreto para alejarse del foco mediático. A la cita también acudieron Tony Blair y su familia, lo que propició un ambiente muy exclusivo y familiar.
En esas jornadas veraniegas, Alejandro y Ana Aznar se conocieron más a fondo y surgió una relación sentimental que se consolidó de forma sorprendentemente rápida. Apenas unos meses después, durante las vacaciones de Navidad en Baqueira Beret —tradicional punto de descanso invernal del clan Aznar— la pareja anunció su compromiso.
Esta decisión afectó directamente la trayectoria profesional de Agag, que disfrutaba de una fulgurante carrera política y ocupaba varios cargos en Bruselas. Para evitar rumores o conflictos de intereses, y tras una conversación con su futuro suegro, optó por renunciar a la política activa. El 22 de febrero de 2002 comunicó públicamente su retirada, alegando “razones personales” para centrarse en el ámbito empresarial y financiero.

La petición formal de mano tuvo lugar en junio de 2002 en el Palacio de La Moncloa, con todo el protocolo que acompañaba al hecho de que Ana fuera la hija del presidente del Gobierno. Agag obsequió a su prometida con una sortija de la joyería Chopard valorada en 12.000 euros. Antes de esta relación, Agag había tenido otros noviazgos conocidos —uno de ellos con la hija de un directivo de BMW y otro con una modelo colombiana— pero fue Ana Aznar quien le conquistó definitivamente.
La boda se celebró el 5 de septiembre de 2002 en el Monasterio de El Escorial, con asistencia de representantes del mundo político, empresarial y social, y se convirtió en el gran acontecimiento social del año, prácticamente con categoría de boda de Estado. Ana tenía entonces 20 años y Alejandro estaba a punto de cumplir 31.
Ya casados, ella terminó sus estudios de Psicología en la Universidad Pontificia de Comillas, aunque no llegó a ejercer nunca, dedicándose plenamente a su vida familiar y al cuidado de sus cinco hijos —Alejandro, Rodrigo, Pelayo, Alonso y Alma— en un entorno acomodado y asistida por personal de servicio, mientras Agag seguía una intensa carrera empresarial.
Su penetración en el ‘clan Cerdeña’
En el verano de 2002, aprovechando su extensa red de contactos internacionales, Alejandro Agag se asoció con Flavio Briatore. Por entonces, responsable del equipo Renault de Fórmula Uno y representante de Fernando Alonso. Así entró en el negocio del automovilismo.
Desde entonces comenzó a frecuentar los ambientes más exclusivos en Cerdeña, como el club “The Billionaire” en Costa Esmeralda y las zonas de Porto Cervo y Cala di Volpe, donde coincidía con personalidades como Valentino, Roberto Cavalli, Alberto Cortina, Valeria Mazza y su marido Alejandro Gravier.

Posteriormente se convirtió en propietario de la escudería de GP2 Barwa International, financiada por el fondo soberano de Qatar (QIA) y presentada con gran boato en Doha.
Fuera del automovilismo, Agag también diversificó su actividad empresarial como consejero delegado y copropietario del club de fútbol inglés Queens Park Rangers (QPR). Lo hizo junto a socios como Bernie Ecclestone, Flavio Briatore, Bruno Michel y Lakshmi Mittal, todos ellos figuras destacadas dentro del universo de los grandes millonarios internacionales.
Hoy, pasados casi 23 años de su mediática boda con Ana Aznar Botella, Alejandro Agag ha logrado a sus 54 años reinventarse y adquirir más poder aún que cuando era yerno del entonces presidente del Gobierno de España.
Está considerado como un referente dentro del automovilismo sostenible y maneja un entramado empresarial que supera los 1.000 millones de euros según Forbes.
Más noticias: