23 de mayo de 2024
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FIN DE SEMANA

El que fue alcalde de Marbella y dueño total del Atlético de Madrid fue condenado por la tragedia de Los Ángeles de San Rafael e indultado por Franco

La verdad tras el ascenso y caída de Jesús Gil y Gil cuando se cumplen 20 años de su muerte

El Cierre Digital en Ascenso y caída de Jesús Gil y Gil a 20 años de su muerte
Ascenso y caída de Jesús Gil y Gil a 20 años de su muerte
Hace 20 años, el 14 de mayo de 2004, fallecía el empresario soriano Jesús Gil y Gil, el "pionero" de la corrupción municipal en España. Creador de la ciudad de Los Ángeles de San Rafael y condenado por las 58 muertes que ocasionó su negligencia en la construcción de un edificio del complejo segoviano, Gil y Gil llegó a ser presidente y dueño total del Atlético de Madrid y luego alcalde de Marbella. Veinte años después su nombre, el de Gil,sigue resonando por los negocios que continúan sus hijos.

Jesús Gil y Gil fue muchas cosas. Empresario de la construcción, alcalde de Marbella, presidente y dueño total del Atlético de Madrid y "pionero" de la corrupción en España. Estos son solo algunos de los títulos que ostente en su palmarés el contructor soriano que falleció el 14 de mayo de 2004, hace ya 20 años.

Su figura, la de Jesús Gil y Gil, ha sido documentada en diferentes formatos y con distintas perspectivas. El que esto escribe, hoy director de elcierredigital.com, Juan Luis Galiacho, publiqué en 1993 quién era ya este singular personaje, nunca mejor dicho. El título de mi ya mítico libro lo dice todo: ‘Jesús Gil, el gran comediante’, contando ya entonces los detalles más exclusivos sobre la vida del empresario soriano. Atacar por entonces al todopoderoso alcalde Marbella y dueño del Atlético de Madrid era un riesgo personal. Pero lo asumí, porque siempre he creído en el periodismo de investigación, mi pasión. Luego participé en el documental mucho más reciente de la plataforma HBO, que emitió el documental ‘El Pionero’, al que se le llegó a acusar de blanquear la figura de Gil y Gil.

Ahora, cuando se cumplen 20 años de la muerte del dueño del Atlético de Madrid (su familia sigue al frente), en elcierredigital.com repasamos la vida y milagros de este controvertido empresario, así como su ascenso y caída hasta su fallecimiento.

Poco afán por estudiar, muchas ansias de dinero

El día 12 de marzo de 1933 nacía en Burgo de Osma (Soria), Gregorio Jesús Gil y Gil, el primer hijo del matrimonio conformado por Guadalupe Gil Hernando y el empresario viudo Gerardo Gil Elvira. Su madre, conocida como ‘La Guadalupe’, buscaba con el matrimonio una estabilidad económica. Así tuvo con él varios años de bonanza y tres hijos. Gregorio Jesús fue el primogénito. Pero una fuerte crisis en el patrimonio del progenitor conducía a la ruina familiar y a una profunda depresión. Jesús Gil tenía solo cuatro años cuando vivió esta primera quiebra financiera. Un año más tarde, en 1938, veía cómo su padre fallecía.

Jesús Gil y sus hermanos estuvieron internos durante siete años en los claretianos de la localidad soriana de Aranda de Duero, mientras eran adolescentes. Jesús Gil se caracterizaba en esa etapa por ser un estudiante poco aplicado, pero ya despuntaba en el liderazgo, al ser uno de los cabecillas de los grupos del colegio. Su poder de persuasión y ejercicio de la autoridad era tan grande que llegó a anular la voluntad de sus hermanos, sumisos por completo a los dictados de su "hermano mayor".

A pesar de su poco afán por estudiar, Jesús Gil y Gil logró sacarse como pudo el bachillerato y, tras la petición de su madre —que llegó a pagarle hasta un extra para que continuara sus estudios— se matriculó en Madrid, en la carrera universitaria de Veterinaria, que abandonó poco después, y posteriormente en Ciencias Económicas, que también abandonó sin aprobar nada. Su fallido paso por la universidad, sin embargo, le sirvió para decidir centrarse en el mundo de los negocios.

Jesús Gil y su madre "La Guadalupe".

Sus primeros trabajos comenzaron a las órdenes de su primo en un desguace a las afueras de Madrid. Con la venta de chatarra, consiguió sus primeros ahorros con los que alquiló un garaje sito en la céntrica calle madrileña de Povedilla, que su madre también le ayudó a pagar para su explotación. En este garaje comenzó a vender naranjas a un empresario valenciano. El negocio fue tan bien que alquiló más garajes y se adentró ya en los mercados inmobiliarios especulativos. Con 20 años fue cuando empezó a construir ya su imperio.

Millonario por accidente

Corría un día del año 1954, cuando Gil atravesaba el centro de Madrid a bordo de una motocicleta, comprada con sus primeros ahorros. En un cruce de calles del Paseo de la Castellana, muy cerca de la plaza de Colón, un Land Rover se atravesaba en su camino causándole un grave accidente, que desfiguró para siempre su cara. Su símbolo. 

El conductor del todoterreno resultó ser el conde de Gamazo, Juan Antonio Gamazo y Abarca, un personaje importante de la nobleza española cuyo nombre salió a la luz pública años más tarde al ser relacionado con el conocido ‘caso Palazón’, sobre evasión de divisas. El accidente sufrido por Gil y Gil se intentó silenciar por el aristócrata, ya que, según su madre 'La Guadalupe', el conde de Gamazo viajaba acompañado en ese momento por la esposa de un conocido diplomático. Y había que silenciar el percance como fuera.

A resultas del accidente, Jesús, con solo 21 años, sangraba a borbotones y llevaba el rostro muy desfigurado. Dada la gravedad del choque, Gil y Gil fue internado en un sanatorio de la calle Fernando el Santo, de Madrid, un centro hospitalario regentado por las monjas de la Congregación del Carmelo.

Juan Antonio Gamazo y Abarca, conde de Gamazo.

Días después, el conde de Gamazo acudió a visitar a Gil al sanatorio, y le pagó 25.000 pesetas para evitar la publicidad del asunto. Cuando los oficiales del juzgado se presentaron ante Gil para diligenciar el atestado del asunto, éste firmó unos documentos en los que descargaba de cualquier culpa al aristócrata.

Gil supo invertir bien este dinero 'recaudado'. Y así en la segunda mitad de los cincuenta y principios de los sesenta con este patrimonio logró hacer que esos años fueran su época dorada. Se introdujo aún más en el sector inmobiliario, con la compraventa de terrenos.

La tragedia de Los Ángeles de San Rafael

En esa época, en 1961, Jesús Gil se casaba con María de los Ángeles Marín Cobo, una dependienta toledana que trabajaba vendiendo turrón en la célebre Casa Mira, junto al Congreso de los Diputados. Así empezó a formar una familia, aunque su madre 'La Guadalupe' no viera con buenos ojos a su nuera.

También comenzó a planear su proyecto más megalómano: crear su propia ciudad residencial a las afueras de Madrid. Así, en 1965 adquirió una finca, denominada "El Carrascal", un terreno rústico de 310 hectáreas, enclavada en los términos de El Espinar y Vegas de Matute, en la provincia de Segovia. Esta extensa finca era propiedad de la hermana del Duque del Infantado. Por ella, Gil pagó a la aristócrata la cantidad de 30 millones de pesetas.

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Libro 'Jesús Gil y Gil, el gran comediante' publicado por Juan Luis Galiacho en 1993

Dueño ya de esta finca rústica, Gil comenzó a hacerse con el dominio de predios colindantes, que le permitieron alcanzar la extensión de 693 hectáreas. De esta manera nacía su sueño, el complejo urbanístico residencial Los Ángeles de San Rafael, una ciudad ideada para 21.000 personas en plena sierra de Guadarrama. Pero la ambición y osadía desmedidas del faraón Gil y Gil tuvo un precio muy alto que pagar: el 15 de junio de 1969 morirían allí por su negligencia 58 personas, con cientos de heridos más.

El suceso tuvo lugar durante un almuerzo que la cadena de alimentación Spar quiso celebrar en su complejo residencial de Los Ángeles de San Rafael. La cadena llegó a un acuerdo con el empresario soriano por el que le abonaría 400 pesetas por cada comensal más gastos adicionales. Dado el elevado número de participantes en la convención, se hacía necesaria la utilización del comedor antiguo y del nuevo, que aún estaba en fase de construcción. Pero Jesús Gil no lo dudó. Quería el dinero. Lo otro importaba poco. Y así puso a trabajar a destajo a sus obreros, para que los plazos de finalización de la obra, previstos para finales de julio, se adelantaran al 15 de junio.

Imagen de la tragedia de Los Ángeles de San Rafael.

Ese día, el fraguado del cemento no se había producido y la argamasa estaba todavía blanda por falta de tiempo de consolidación. A pesar de ello, Gil se empeñó en celebrar allí el banquete. La improvisación llegó a tal punto que los obreros cubrieron ventanas, paredes y tabiques con lonas, para que no se viera que había zonas sin rematar. Precisamente, con la reunión de Spar se inauguraba ese comedor, sin que ningún funcionario autorizado lo inspeccionara con antelación, ni sus instalaciones ni las condiciones de seguridad exigidas.

La consecuencia fue que, durante el banquete, el piso se vino abajo y las vigas de la cubierta se desprendieron, cayendo sobre un gran número de personas. El coste cincuenta y ocho muertos y cientos de heridos.

Jesús Gil, el ‘rey’ de la cárcel

El suceso provocó que tanto Jesús Gil como cuatro de sus colaboradores tuvieran que prestar declaración en el Juzgado de Instrucción de Segovia. Gil asumió hacerse cargo de las indemnizaciones que hubiera que pagar a las víctimas, pero nunca reconoció su culpabilidad.

Aun así, el juez decretó su envío a prisión, en concreto, a la pequeña y vetusta cárcel de Segovia. Además, se produjo el embargo y tasación de varios de los bienes del promotor soriano, así como la retención de 20 millones de pesetas que Gil tenía ingresados en distintos bancos de Madrid. También se procedió al embargo inicial de todo el complejo de Los Ángeles de San Rafael, valorado en casi 400 millones de pesetas de la época.

En la cárcel, el avispado soriano supo rodearse de todo aquello que le hiciese olvidar su situación: convirtió su celda, con máquina de escribir y alfombra incluida, como también mariscos y cochinillos de Segovia, en un despacho que le servía de sucursal de unos negocios que no pretendía abandonar. Así, desde la cárcel siguió contratando trabajadores y dirigiendo la marcha del complejo Los Ángeles de San Rafael.

El 15 de enero de 1970, con sólo siete meses entre rejas, Jesús Gil lograba ya salir por primera vez de la cárcel segoviana. Pasó de prisión incondicional a atenuada. Con este beneficio penitenciario, pasaría a estar simplemente arrestado en su propio domicilio bajo la atenta vigilancia de dos agentes de la Brigada de Investigación Criminal. Tendría además la autorización judicial para atender entre semana sus negocios.

Sin embargo, un año más tarde, el fiscal jefe de Segovia solicitó que se le impusiera a Jesús Gil una pena de diez años de prisión por un delito de imprudencia temeraria por la tragedia de Los Ángeles de San Rafael. En abril de 1971 volvía a prisión y, tras ser condenado finalmente a cinco años, ingresó el 5 de enero de 1972 en la prisión madrileña de Carabanchel.

Pero Jesús Gil sabía que no iba a pasar tanto tiempo en la cárcel. Desde el principio tanto él, como su célebre madre Guadalupe Gil, empezaron a buscar la forma de conseguir la gracia de un indulto. Y lo consiguieron gracias a la mediación del Opus Dei, con gran poder en el gobierno franquista. Así, el 24 de febrero de 1972, gracias al decreto 479/1972 firmado por Francisco Franco Bahamonde se indultaba a “Gregorio Jesús Gil y Gil de una cuarta parte de la pena privativa de libertad”.

Su ascenso a presidente del Atlético de Madrid

Tras la tragedia y su paso por la cárcel, el constructor soriano quería relanzar a toda costa la imagen de su complejo residencial Los Ángeles de San Rafael. Y aprovechando su creciente amistad con el conocido presidente atlético Vicente Calderón, organizó en su complejo de Los Ángeles de San Rafael una comida de hermandad entre las juntas directivas del Atlético del Madrid y del Real Madrid, con la presencia de sus máximos mandatarios.

A partir de ahí, Jesús Gil promocionó su macrociudad segoviana ofreciendo terrenos a los artistas y a quién pudieran promocionarla, como también celebrando eventos musicales y deportivos de gran calado. Su amistad con Vicente Calderón hizo que Gil empezara a vislumbrar la posibilidad de que el Atlético de Madrid fuera el perfecto trampolín a sus ambiciones de poder.

Y no lo dudo. Así, en la temporada de 1979/1980 ingresó como socio del club colchonero. Más tarde, con Calderón enfermo, llegó a ofrecer al entonces presidente atlético Alfonso Cabeza solucionar los problemas económicos del club a cambio de dejarle libertad total durante seis meses. Pero no tuvo éxito.

Sin embargo, con la vuelta de Vicente Calderón a la presidencia tras el fracaso deportivo del mediático doctor Cabeza, Jesús Gil sí logró entrar como vocal en la junta directiva del club colchonero. El soriano deseaba encargarse de la construcción de la futura ciudad deportiva del Atlético de Madrid, en la que se levantarían viviendas de alto poder adquisitivo. Gil quería sacar provecho de un sector que conocía a la perfección y que había sido su principal motivo para entrar en el club colchonero. Como ahora también pretende su hijo Miguel Ángel Gil Marín con llamada 'Ciudad del deporte' al lado del Estadio Metropolitano.

Estas habituales maniobras de Gil fueron aprovechadas por Vicente Calderón para que renegociara una deuda de 231 millones de pesetas que la entidad colchonera tenía con el Banco de Levante, que había hipotecado el recordado Estadio del Manzanares. De esta forma, Gil iba adquiriendo poco a poco un protagonismo especial dentro del organigrama de poder rojiblanco. Una relevancia que, sin embargo, cayó muy mal entre los restantes miembros de la junta directiva de Calderón.

Vicente Calderón.

Por eso, Gil tan solo duró cinco meses como directivo rojiblanco. Su amistad con Calderón quedó truncada. Aunque el veterano presidente colchonero, antes de fallecer el 24 de marzo de 1987, quiso dejar atada su sucesión en el entonces club del Manzanares.

Y al no encontrar a la persona ideal en su entorno para avalar económicamente el levantamiento de una sociedad que había tocado fondo, volvió a pensar, aún a pesar de sus rencillas, en Gil y Gil. Tras una intensa campaña electoral, apoyada por el conocido periodista José María García, amigo suyo, Jesús Gil fue elegido presidente del Club Atlético de Madrid entre aclamaciones el 26 de junio de 1987.

Desde entonces, logró convertirse en dueño absoluto del Atlético de Madrid. A través de su íntimo amigo el socialista Rafael Cortés Elvira, por entonces Director General de Deportes, logró que el 30 de junio de 1992 se constituyera, a pesar de sus importantes problemas financieros, la Sociedad Anónima Deportiva Atlético de Madrid.

Gracias al dinero del banquero Mario Conde, Gil aprovechó las circunstancias y consiguió hacerse con más del 85% del capital social del Atlético de Madrid S.A., al que sólo dejó acercarse, y en muy pequeñas cantidades accionariales, a sus amigos y conocidos, como el controvertrtido productor Enrique Cerezo.

La alcaldía de Marbella

Una vez alcanzado el palco del Manzanares, otro de los grandes hitos de Jesús Gil fue su llegar a ser el todopoderoso alcalde de Marbella. Esta etapa comenzó a fraguarse cuando, después de los diversos problemas que tuvo desde el año 1986 con el anterior Ayuntamiento de Marbella, decidió el 25 de noviembre de 1990 poner en las camisetas del Atlético de Madrid el nombre de Marbella.

No cobraba ni una peseta, pero la resonancia nacional e internacional estaba asegurada. Nuevamente rentabilizaba al máximo el potencial de sus armas, aunque eso conllevara dejar maltrechas las arcas colchoneras que ese año no recibirían ingresos por publicidad. Un año más tarde, Gil iniciaba ya su campaña electoral por la alcaldía de Marbella, en una operación proyectada desde algunos gabinetes de relaciones públicas de Madrid.

El éxito de sus multitudinarios mítines electorales a la americana, unido a una estudiada distribución de vídeos sobre sus proyectos mesiánicos, hicieron de Gil un ídolo de masas deseosos de caudillaje. La campaña resultó espectacular y de un alto coste económico. Pero volvió a sacar a relucir sus modos habituales de regalos y prebendas. El puro populismo que le marcó.

Así, el 26 de mayo de 1991, fecha de las elecciones municipales, Gil y Gil arrasaba en Marbella. Con los espectaculares resultados alcanzados, diecinueve concejales de veinticinco, se convirtió en el alcalde más votado en toda la corta historia democrática de nuestro país, con 20.530 votos, casi el 65% de los votantes. Gil borraba del mapa de una tacada al Partido Popular y a Izquierda Unida, reduciendo a la mitad los concejales del PSOE.

Fue a partir de esa fecha, cuando el nepotismo y la toma de decisiones personalistas fueron el pan de cada día en Marbella. Contrató a familiares de concejales, creó puestos para gente de máxima confianza, derribó casas sin seguir los trámites reglamentarios, despidió funcionarios que no le eran afines, costeaba con dinero municipal sus suntuosos ágapes, como los de sus concejales, entre ellos Julián Muñoz.

Fueron muchos años de dictadura gilista. Hasta que el 7 de enero de 1999, el juez Santiago Torres, al que Jesús Gil había intentado recusar sin éxito, le llamaba a declarar. Durante más de nueve horas el alcalde de Marbella intentó defenderse de las acusaciones de malversación de caudales públicos y falsedad documental. Sin embargo, treinta años después de la catástrofe de San Rafael, Gil volvía a entrar entre rejas.

Declive y muerte de Jesús Gil

Este nuevo paso por prisión en su vida marcó ya su devenir. En 1999 empezó el declive de Jesús Gil y Gil. Aunque en las elecciones de mayo de ese mismo año revalidara su triunfo en la alcaldía de Marbella. Pero su oronda figura ya estaba tocada. Y el curioso pacto de intereses que le otorgó la presidencia de la Ciudad de Melilla a su partido, el Gil, fue su perdición. Lo logró a través de una coalición política con transfuguismo incluido, que sería uno de sus grandes escándalos políticos.

Jesús Gil saliendo de prisión.

Y a finales de ese mismo año, el Juez García-Castellón arrebató el Club Atlético de Madrid SAD a Jesús Gil, aunque se lo devolvería a principios del año siguiente. Sin embargo, lo peor estaba por llegar.

En octubre de 2001 la Audiencia Provincial de Málaga lo condenaba por el Caso Camisetas y lo inhabilitaba para cualquier cargo político por 28 años. En abril de 2002, el Tribunal Supremo confirmaba la sentencia y Jesús Gil, después de pasar de nuevo otros tres días en la cárcel malagueña de Alhaurín de la Torre, dimitió como alcalde de Marbella. Le sucedió en el poder su teniente de alcalde Julián Muñoz. Su presunto hombre de paja y mediador municipal. Pero no, comenzaba una nueva etapa en Marbella, en la que Gil ya se hundió. 

El 14 de mayo de 2004, después de cinco días ingresado en la clínica, Jesús Gil fallecía en Madrid por las secuelas de un infarto cerebral. La muerte, quizá, lo libró de enfrentarse a sus causas pendientes con la Justicia, que sólo le pudo condenar por el Caso Camisetas y no por el desfalco de las arcas de Marbella, como luego se comprobó con el caso Malaya.

Ante su capilla ardiente, que se instaló en el Estadio Vicente Calderón, desfilaron sin rubor alguno grandes figuras del deporte y destacados miembros de la política española. Todos unidos para despedir a Jesús Gil y Gil, el 'pionero' de la corrupción municipal en España, que falleció hace 20 años.

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