El pasado 21 de marzo comenzaba el juicio sobre el ‘caso Erial’ que juzga, entre otros, al expresidente de la Generalitat Valenciana y exministro de Trabajo Eduardo Zaplana por el presunto cobro de comisiones en la adjudicación de plantas ITV y del Plan Eólico Valenciano.

El caso comenzó después de que se registrara en marzo de 2017 el despacho de abogados de Marcos Benavent, conocido por autodenominarse “yonqui del dinero”. Benavent explicó que esa documentación la obtuvo en 2012 de un ciudadano sirio llamado Imad Ahmad Al Naddaj Yalouk, que la habría encontrado en su domicilio, casa que habría sido antes de Eduardo Zaplana. Se trataba de tres documentos donde se destacaba, según la Guardia Civil, una connivencia en la adjudicación de concesiones públicas del Plan Eólico puesto en marcha en 2003 y de las ITV a favor de la empresa Sedesa a partir de 1997.

Los citados documentos han sido una de las piezas clave para la investigación de Zaplana en el ‘caso Erial’ y ahora, según un informe del Servicio de Criminalística de la Guardia Civil —solicitado por la defensa de Zaplana—, se ha descartado que fueran tocados por Zaplana.

En el informe, al que ha tenido acceso elcierredigital.com, se afirma que se han “obtenido dieciocho huellas dactilares y una huella palmar”. Un total de 19 muestras que, cotejadas con las huellas portadas por el exministro, dan todas un mismo resultado: “exclusión”. Es decir, las huellas de Eduardo Zaplana no se encuentran en los papeles incautados al 'sirio’.

Parte del documento que descarta que las huellas encontradas sean de Eduardo Zaplana.

El documento también muestra los resultados de cotejar las huellas con “los candidatos aportados por el Sistema Automático de Identificación Dactilar (SAID)”. El resultado de este cotejo es “no identificación”, por lo que se desconoce a quién pertenecen las 19 huellas encontradas en una de las piezas clave del ‘caso Erial’. Zaplana había negado en todo momento ser dueño de esos papeles.

Las declaraciones de Zaplana y Barceló en el juicio del ‘caso Erial’

El pasado mes de abril declaraban ante el Juzgado dos de los presuntamente implicados en el ‘caso Erial’: Eduardo Zaplana y Joaquín Barceló. Zaplana lo hizo el 9 de abril, tras casi seis años desde su detención —24 de mayo de 2018— en los que se negó a hacerlo. Por su parte, Barceló declaró un día más tarde, el 10 de abril.

La intervención de Zaplana, según informó el diario Las Provincias, duró cerca de tres horas y media en las que, prácticamente en su totalidad, respondió a las preguntas del fiscal, algo que consideraban lógico desde el citado medio, ya que es la Fiscalía Anticorrupción la que pide 19 años de prisión para Zaplana por presuntos delitos de organización criminal, blanqueo de capitales, falsedad en documento oficial y mercantil, prevaricación administrativa y cohecho. Junto a él, hay otros 14 presuntos implicados en la trama.

Al inicio de su declaración Zaplana repasaba su trayectoria política desde los años 90, con cargos públicos de gran responsabilidad, y de cómo abandonó su faceta pública en 2008 y pasó a ser trabajador de la Telefónica del recientemente fallecido César Alierta. Afirmó conocer y ser amigo de algunos de los presuntos implicados en el entramado, pero negó tener constancia de los hechos de los que se le acusa.

Eduardo Zaplana.

“Nunca jamás he tenido dinero en el extranjero”, declaraba Zaplana sobre su presunta fortuna oculta fuera de España. “Jamás me dediqué a saber qué empresas eran las adjudicatarias de los concursos públicos”, respondía sobre las presuntas mordidas de las adjudicaciones, afirmando además que no conoce ni tiene “relación” con las sociedades investigadas. Tampoco habría hecho, según su declaración, “negocios con Francisco Grau, Joaquín Barceló o Fernando Belhot”, supuestos intermediarios de la trama, como creen las autoridades.

Según el mencionado medio, Zaplana también habría intentado demostrar que había contradicciones en la acusación, que afirma que varias propiedades eran suyas (lo que ha negado) a la vez que pidió, presuntamente, una facturación falsa para “simular la entrada de 50.000 de su patrimonio”. “¿Para qué iba a necesitar yo 50.000 euros?”, preguntaba Zaplana.

Sin embargo, la declaración de Joaquín Barceló contradecía algunas de las palabras del exministro. Según Barceló, Zaplana le pidió "favores" que le "parecían normales", por lo que los hizo. Unos favores que realizaba porque eran "amigos del alma" y tenían una relación de confianza.

Algunas de las contradicciones de ambos testimonios son que Barceló afirmó haber ido "a Luxemburgo por orden de Zaplana" o que se hizo cargo de algunas cantidades de dinero en su lugar.

"Zaplana me explicó que Juan Francisco García [quien fue jefe del Gabinete de la Presidencia de la Generalitat Valenciana del popular] se había portado bien con él. Se había encontrado con un dinero que no esperaba: dos millones y medio de euros. Me dijo si me podía hacer cargo de esa cantidad porque estaba en política y tenía miedo, más al tema mediático que al jurídico", declaró Barceló.

Las nuevas pruebas que afirman que las huellas de una de las piezas clave del ‘caso Erial’ no pertenecen a Zaplana podrían acercar un poco más la resolución de un caso que lleva en el aire más de seis años.