La historia del celador de Olot: Así es el mayor asesino en serie del siglo en España
Entre 2009 y 2010 Joan Vila asesinó de manera premeditada a once ancianos en la residencia gerundense de La Caritat
Hace 14 años que se detuvo a uno de los mayores asesinos en serie de la reciente crónica negra española. El celador de Olot está catalogado como el asesino en serie más prolífico del siglo XXI.
Joan Vila asesinó a once ancianos en La Caritat, residencia donde trabajaba, entre agosto del 2009 y octubre del 2010. Pese a las muertes, durante un año y dos meses pasó desapercibido y nadie sospechó de sus actos premeditados.
La residencia de ancianos se encontraba en la comarca gerundense de la Garrotxa.
Los hechos acontecidos han sido objeto de estudio y revisión en varias ocasiones. En 2022 Matias Crowder recopiló en un libro los más de 10.000 folios de la causa. Dos años antes, el programa Crims recopiló lo sucedido en su primera temporada.
El juicio contra Joan Vila se celebró en la Audiencia de Girona ante un jurado popular en junio de 2013. Fue considerado culpable de once asesinatos con alevosía y fue sentenciado a una pena de 127 años y medio de prisión.
La defensa de Joan se centró en alegar que sufría una alteración psíquica que mermó significativamente su capacidad para comprender la ilegalidad de sus actos. No obstante, el magistrado Ildefons Carol negó esta posibilidad, “no sufre ni ha sufrido nunca una enfermedad mental”, señaló.
También fue condenado a unas indemnizaciones de 369.000 euros. El geriátrico fue considerado el responsable civil subsidiario. Solidariamente, la indemnización debía ir a la compañía de seguros Zúrich.
En octubre de 2014 el Tribunal Supremo confirmó la pena de 127 años y medio de cárcel para el celador de Olot. El abogado de Joan Vila Dilmé recurrió las sentencias de la Audiencia de Girona y el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña. Para ello, señaló que no había pruebas suficientes para acreditar la culpabilidad de Joan Vila en la muerte de ocho de los once ancianos.
En el juicio, Vila llegó a decir: "Me molesta eso de intención de matar, yo quería mucho a estas personas".
Actualmente, se encuentra cumpliendo condena en la prisión de Puig de les Basses (Figueres) y no saldrá hasta que cumpla los 86 años de edad. En prisión es un preso de confianza y mantiene buena relación con funcionarios e internos.
La vida del celador de Olot
Joan Vila nació y se crio en Girona en el seno de una familia humilde. Pasados los años comenzó a trabajar de peluquero y desempeñó otras labores mientras estudiaba auxiliar de enfermería. Fue una persona muy reprimida, ya que sufrió bullying en la escuela y en su adolescencia se dio cuenta de que era homosexual.
En 2005 comenzó a trabajar en la residencia de La Caritat, que cuatro años después se convertiría en su feudo criminal. En 2009 comenzaron los primeros asesinatos, pero se tomaron como muertes por causa natural al ser ancianos de avanzada edad.
El celador mató a ocho de las víctimas suministrándoles un cóctel de barbitúricos o inyecciones de insulina. A las otras tres, les hizo ingerir productos caústicos y en ellos hubo agravante por ensañamiento.
La clave para su detención fue su última víctima, Paquita Gironès, de 85 años. Tiempo antes, intentó denunciar a Joan por malos tratos, dijo que era un malparido porque le había pegado, pero nadie la creyó.
Poco después, le suministró ácido, lo que provocó que muriese debido al abrasamiento de las vías respiratorias, esófago y boca. Cuando Paquita murió, Joan dijo: “Que mala suerte, siempre se me mueren a mí”. Sin embargo, las quemaduras que presentaba la víctima permitieron determinar que no fue una muerte natural.
El celador de Olot, fue detenido el 18 de octubre de 2010 y llegaron las confesiones, aunque solo aceptó tres de los asesinatos. Para su condena fue clave la declaración de los médicos y la presencia de Joan en el geriátrico en el momento de los hechos. Las imágenes recogidas por las cámaras de seguridad y las autopsias también jugaron un papel fundamental.
En sus confesiones, Vila afirmó que no era consciente de que estaba cometiendo un asesinato. "Yo les quería, les ayudaba a morir. Les daba un buen cielo", declaró el asesino.
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